Es noticia
Montilla y los nacionalistas compiten en aspavientos
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Montilla y los nacionalistas compiten en aspavientos

Aún sin conocer en su literalidad la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, ya sabemos que su pronunciamiento de mayor calado es la

Aún sin conocer en su literalidad la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, ya sabemos que su pronunciamiento de mayor calado es la reafirmación del principio de soberanía nacional única e indivisible, tal y como viene formulado en el artículo 2 de la Constitución, sin que el término “nacionalidad”, aplicado a la Comunidad Autónoma de Cataluña,  pueda entenderse en ningún caso como una realidad segregada o segregable de la nación española.

 

Es la fibra sensible del asunto. Eso explica que el socialista José Montilla, todavía presidente de la Generalitat, compita en aspavientos con los nacionalistas de toda la vida. Socialistas catalanes y nacionalistas de CiU -con evidente disgusto de Zapatero, cuyo registro difiere de sus compañeros del PSC-, se vigilarán mutuamente para no perder la posición a cuatro meses de las elecciones catalanas. Y en la manifestación del 10 de julio, por supuesto, unitaria, todos colgados de la misma percha: “Nosotros decidimos, somos una nación”. Ahí es donde se ha sentido la embestida y ahora se trata de reivindicar lo que se considera atacado por la sentencia.

Quienes siempre se sintieron incómodos por la referencia a “Cataluña como nación”, recogida en el Preámbulo, están en deuda con Manuel Aragón, el magistrado de extracción “progresista” que nunca consideró suficiente la doctrina sobre la irrelevancia jurídica de esa referencia no incluida en el articulado. Conviene saber que, en contra del parecer de la presidenta, Maria Emilia Casas, si al final se ha mantenido el Preámbulo tal y como estaba, por seis votos contra cuatro, es porque queda debidamente compensado con la reafirmación de la soberanía nacional a instancias de Aragón.

En el texto de la sentencia ya queda claro que la falta de eficacia jurídica del Preámbulo se refuerza con este pronunciamiento. Para que no haya lugar a dudas a la hora de interpretar sus alusiones a Cataluña como nación, según el Parlamento de Cataluña, y a la “realidad nacional” de Cataluña como “nacionalidad”, según la Constitución Española. No sólo para despejar cualquier duda a la hora de interpretarlo. También para prevenirse frente a eventuales reivindicaciones futuras del derecho de autodeterminación. Ese es el agujero que ha logrado tapar la pertinaz insistencia de Manuel Aragón, que en su día ya tumbó, por esa causa, el proyecto de sentencia de la “progresista”  Elisa Pérez Vera.

El acatamiento, condición necesaria

Además, la larga y penosa peripecia del Estatut, en su planteamiento, nudo y desenlace ante el Tribunal Constitucional, ha vuelto a reflejar la vieja tensión frente al hecho diferencial de Cataluña. Por un lado, quienes siempre entendieron la reforma del Estatut como un paso del nacionalismo hacia objetivos soberanistas. Y por otro, quienes nunca pasaron de interpretar la reforma como un salto en el autogobierno sin romper las costuras del Estado de las Autonomías.

A este respecto, a partir de ahora la sentencia debería ser un obligado referente doctrinal, más allá de que se comparta o no sus tesis. El acatamiento ha de ser, en ese sentido, condición necesaria. Hace bien Mariano Rajoy, con el que ayer tuve ocasión de comentar la jugada, al centrar sus comentarios en la noción del acatamiento. Acatamiento como expresión del respeto a la norma, que es lo que nos protege de la arbitrariedad. De ahí no consiguieron sacarle los periodistas que le abordaron en la sede de la Universidad Europea (Villaviciosa de Odón) con la esperanza de que fuese más explícito sobre una sentencia que, en resumen, viene a recordarnos que en España solo hay una nación.

Aún sin conocer en su literalidad la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, ya sabemos que su pronunciamiento de mayor calado es la reafirmación del principio de soberanía nacional única e indivisible, tal y como viene formulado en el artículo 2 de la Constitución, sin que el término “nacionalidad”, aplicado a la Comunidad Autónoma de Cataluña,  pueda entenderse en ningún caso como una realidad segregada o segregable de la nación española.

Cataluña José Montilla