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Rubalcaba entre dos sondeos y el drama político de Zapatero
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Antonio Casado

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Rubalcaba entre dos sondeos y el drama político de Zapatero

De nuevo el fuego amigo. Desde el diario El País, poco adicto al zapaterismo, se machaca el clavo: Rubalcaba for president. La metodología consiste en atrapar

De nuevo el fuego amigo. Desde el diario El País, poco adicto al zapaterismo, se machaca el clavo: Rubalcaba for president. La metodología consiste en atrapar al todavía presidente del Gobierno en sus propias palabras. Las ha dicho más de una vez a modo de compromiso ante personas de su primer círculo de confianza. Expresan su intención a dar un paso atrás si llega al convencimiento de que su figura ya no favorece sino que, por el contrario, perjudica la causa electoral del PSOE.

 

Se trata de ayudarle a llegar cuanto antes a ese convencimiento. Para eso están los sondeos de encargo. El de ayer era inequívoco. Con Zapatero, el PSOE perdería ahora mismo por 15 puntos de diferencia. Con Rubalcaba, solo por 4, superables de aquí a un año con la impagable colaboración de la derecha furiosa, el quietismo de Mariano Rajoy y una cierta esperanza de recuperación económica.

 

También los medios de comunicación reinventan la popular fábula de Samaniego, el Cuento de la Lechera, para adaptarla a lo querido o a lo temido, personalizado en este caso en la figura del vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior. No hay más que cotejar la encuesta de El País con la de El Mundo. Si su hipotética candidatura reduciría la desventaja a solo 4 puntos en el caso del diario más vinculado al PSOE, en el más próximo al PP no habría grandes diferencias entre Zapatero y Rubalcaba. Ambos sufrirían un revolcón similar. Zapatero por 16 puntos, Rubalcaba por 12. Mayoría absoluta del PP en ambos casos.

 

De nuevo el fuego amigo. Desde el diario El País, poco adicto al zapaterismo, se machaca el clavo: Rubalcaba for president

Los dos diarios dan por amortizado a Zapatero, pero así como uno propone la figura de Rubalcaba como única posibilidad de tercera victoria consecutiva de los socialistas en elecciones generales, el otro le augura la misma suerte negra que a su jefe. Aquél expresa un deseo. Éste, un temor. Solamente un proceso de intenciones a los dos diarios madrileños que mejor expresan el bipartidismo político nacional nos excusa de preguntarnos cómo es posible tanta disparidad sobre la hipotética candidatura de Rubalcaba en relación con la de Zapatero.

 

Mas coincidencia se advierte en registrar el nulo o en todo caso negativo impacto del reciente Acuerdo Social y Económico firmado por el Gobierno con patronal y sindicatos, en las expectativas electorales del PSOE. Aquí topamos de nuevo con el verdadero drama político de Zapatero, obligado a elegir entre los mercados y sus votantes. A sus votantes no les gusta el A.S.E por ser de derechas. Ya los votantes del PP no les gusta por ser de Zapatero. Resultado: el PSOE no remonta, e incluso sigue cayendo en las encuestas, mientras empeora la imagen del presidente, también entre sus electores.

 

En este punto procede aplicar la teoría de los vasos comunicantes. Cuando Zapatero baja, Rubalcaba sube. Y al revés. Ahora le toca subir a Rubalcaba, preparado para frenar el nuevo intento de blanqueo que los amigos de Eta preparan para las próximas horas. Y lo hará con la saludable complicidad del PP. Del PP de Mariano Rajoy, claro, que hace bien en desmarcarse de quienes este sábado llevaron a la calle la tóxica doctrina Mayor Oreja: “Zapatero necesita a ETA y ETA necesita a Zapatero”.  Qué barbaridad. La mitad de lo mismo se puede decir del propio Mayor Oreja, que necesita a ETA para hacerse visible y no acelerar su conversión en un personaje sobrante de la política nacional.

De nuevo el fuego amigo. Desde el diario El País, poco adicto al zapaterismo, se machaca el clavo: Rubalcaba for president. La metodología consiste en atrapar al todavía presidente del Gobierno en sus propias palabras. Las ha dicho más de una vez a modo de compromiso ante personas de su primer círculo de confianza. Expresan su intención a dar un paso atrás si llega al convencimiento de que su figura ya no favorece sino que, por el contrario, perjudica la causa electoral del PSOE.

Alfredo Pérez Rubalcaba Mariano Rajoy El País