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Susana: el valor de lo desconocido
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Antonio Casado

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Susana: el valor de lo desconocido

Las ganas de apresurar el mutis de Rubalcaba dan la medida de la exaltación político-mediática de Susana Díaz. También puede decirse al revés: el grado de

Las ganas de apresurar el mutis de Rubalcaba dan la medida de la exaltación político-mediática de Susana Díaz. También puede decirse al revés: el grado de enaltecimiento político-mediático de la nueva líder andaluza se corresponde con la prisa de algunos por perder de vista al actual secretario general del partido. Al respecto han sido curiosas, pero no inesperadas, las coincidencias entre personas e intereses propios y ajenos al PSOE a la hora de valorar lo ocurrido en el congreso celebrado el fin de semana en Granada por los socialistas andaluces. Algunas crónicas incluso llegan a presentar a Griñán y Zapatero como cualificados pregoneros de la renovación generacional.

Con tal de amplificar el “Rubalcaba, vete ya” de la grada, por si no lo sabía, se quita importancia a una votación a la 'búlgara', se celebra la advertencia de Zapatero a quienes “se van a perder el futuro” por querer “vivir en el pasado”,  se olvida la derrota socialista en las últimas elecciones autonómicas (en votos y en escaños ganó el PP, como es sabido) y se transmite que la espantada de José Antonio Griñán fue por su encendida fe en la renovación generacional, no por el escándalo de los ERE. Su discurso del sábado nos hizo saber que se reconoció como “un tapón generacional para la renovación de la política” apenas tres meses después de revalidar su cargo de presidente de la Junta en mayo del año pasado. Manda huevos.

Hay quien teme que si se retrasan demasiado las primarias el aspirante socialista a la Moncloa dispondrá de poco tiempo para darse a conocer antes de las elecciones generales

Más difícil de colar es la supuesta brecha entre Susana Díaz y Rubalcaba, que gobiernan en coalición desde la Conferencia Política de primeros de noviembre. Y así seguirán hasta las elecciones primarias (a celebrar después de las europeas del año próximo). Quince provechosos días a la caza del votante perdido y el militante desalentado. A saber: una sólida base programática al futuro aspirante a la Moncloa, el fin de la ambigüedad del PSC (amén de mantenerse en el proyecto socialista común) y la presentación en sociedad de un partido “fuerte y unido” en Andalucía con el “poderío” (Rubalcaba dixit) de una mujer de 39 años al mando.

Ninguna idea venteada por la nueva líder del socialismo andaluz difiere del habitual discurso de Rubalcaba, incluida su última entrega, ayer, en el acto de clausura del congreso. Por ejemplo: “Otra manera de hacer las cosas sin demoler el Estado social”, “un proyecto reconocible y creíble”, “tomar decisiones pensando en la gente”, “reconocimiento de lo que no hemos hecho bien”, “recuperar el favor de la gente”, etc. Ideas y apelaciones perfectamente intercambiables con las de Susana Díaz. La única diferencia es la que determina y determinará el futuro inmediato del PSOE. Me refiero a la importancia de lo desconocido como garantía de credibilidad. A la vista de las circunstancias de un partido en horas bajas, lo conocido siempre saldrá perdiendo en la comparación.

Hay quien teme que, si se retrasan demasiado las primarias, el aspirante socialista a la Moncloa dispondrá de poco tiempo para darse a conocer antes de las elecciones generales. Tal y como están las cosas, casi mejor para el perfil ideal: algo de presente, mucho futuro y nada de pasado.

 

Las ganas de apresurar el mutis de Rubalcaba dan la medida de la exaltación político-mediática de Susana Díaz. También puede decirse al revés: el grado de enaltecimiento político-mediático de la nueva líder andaluza se corresponde con la prisa de algunos por perder de vista al actual secretario general del partido. Al respecto han sido curiosas, pero no inesperadas, las coincidencias entre personas e intereses propios y ajenos al PSOE a la hora de valorar lo ocurrido en el congreso celebrado el fin de semana en Granada por los socialistas andaluces. Algunas crónicas incluso llegan a presentar a Griñán y Zapatero como cualificados pregoneros de la renovación generacional.

Susana Díaz Moncloa