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Sobre el ático de los González
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Antonio Casado

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Sobre el ático de los González

De la pena del telediario, y algunas portadas de la prensa escrita bastante más dolorosas, ya no se libra el presidente madrileño, Ignacio González. No es

De la pena del telediario, y algunas portadas de la prensa escrita bastante más dolorosas, ya no se libra el presidente madrileño, Ignacio González. No es el primero ni será el último en pasar por ello, al margen del desenlace. Al hoy ministro Soria le hicieron la cama en su tierra canaria y luego no hubo nada, como al exministro José Blanco en su tierra gallega. Para otros, como el expresidente balear, Jaume Matas, el extesorero Bárcenas o el exsindicalista Lanzas, la pena de telediario fue tan sólo un pequeño anticipo del vía crucis posterior.

El tiempo dirá si la criatura política de Esperanza Aguirre encaja en el primer grupo o en el segundo. De momento tenemos unos testimonios policiales de la UDEF y un auto judicial de apenas dos folios, en el que se imputa a la esposa de González, Lourdes Cavero, por presuntos delitos fiscales y de blanqueo de dinero, en relación con la compra de un ático de 500 metros en una lujosa urbanización de Estepona. Del marido sólo apunta que carece de competencias para imputarle (por ser aforado) pero dice bastante cuando se inhibe a favor de la Audiencia Nacional al encontrarle imputable. También tenemos un recurso de la Fiscalía Anticorrupción, que, en este caso, como en el de la infanta Cristina, más parece oficiar de parte defensora, que se prepara contra el citado auto por mala fundamentación.

Aunque la juez de Estepona, Mariana Peregrina, justifica la inhibición para que el presidente madrileño y su esposa puedan defenderse de un eventual “juicio mediático”, González declaraba ayer que justamente lo que ha hecho la juez es mantener vivas las sospechas injustamente vertidas sobre él, a pesar de haber puesto en sede judicial, hace más de un año, la documentación que avalaría la legalidad de la compra de la referida residencia veraniega por 1.150.000 euros. Y la gente se pregunta de dónde sale tanto dinero para la segunda residencia de un político cuyo sueldo no pasa de 5.000 euros mensuales

“No se ha acreditado nada, no son más que presunciones”, asegura González. Exactamente lo mismo que dicen o dijeron en su día Urdangarin, Bárcenas, Hernández Moltó, Matas, Pallerols, Fabra, Lanzas, Millet, etc. ¿Quedará en este grupo?

Por declaraciones de la empleada de la inmobiliaria que hizo la venta en 2008, al menos 400.000 euros se pagaron en negro y el resto lo pagó por banco una sociedad ubicada en un paraíso fiscal que, a su vez, le alquiló el piso a la pareja por una cantidad mensual inusualmente baja que se pagaba a un testaferro. Cuando se destapó la rareza los González, se dieron prisa a escriturar, cuatro años después de haber estado viviendo de alquiler en su propia casa.

¿Y por qué tantos rodeos hasta pagar una casa a tocateja?  La juez habla de capitales “provenientes de supuestas comisiones” que se habrían blanqueado con “anuencia de una entidad extranjera ad hoc, con una estructura organizada”. Y González arremetía ayer contra la jueza, dos sindicatos policiales y un sector de la prensa como los causantes de haberle puesto sin motivo alguno en esta situación. “No se ha acreditado nada, no son más que presunciones”, aseguraba. Exactamente lo mismo que dicen o dijeron en su día UrdangarinBárcenas, Hernández Moltó, Matas, Pallerols, Fabra, Lanzas, Millet, etc. ¿Quedará González en este grupo o, por el contrario, acabará siendo una víctima del juicio mediático, como Bono, Soria o Blanco?

A la espera de saber por dónde sale el sol en este caso, se entiende que la corrupción de los políticos preocupe a los españoles mucho más que la seguridad ciudadana, el separatismo, la droga o los recortes en sanidad y educación. Cuando la respuesta oficial a la crisis económica genera escandalosas desigualdades en el reparto de la carga, es lógico que las malas prácticas en la vida pública se hagan insoportables. En ese sentido, ha bajado mucho el umbral de la indignación ciudadana. Es un efecto colateral de los sacrificios que el poder reclama de los ciudadanos frente a la crisis, mientras los miembros de la casta político-financiera hacen trampas para quedar exentos.

De la pena del telediario, y algunas portadas de la prensa escrita bastante más dolorosas, ya no se libra el presidente madrileño, Ignacio González. No es el primero ni será el último en pasar por ello, al margen del desenlace. Al hoy ministro Soria le hicieron la cama en su tierra canaria y luego no hubo nada, como al exministro José Blanco en su tierra gallega. Para otros, como el expresidente balear, Jaume Matas, el extesorero Bárcenas o el exsindicalista Lanzas, la pena de telediario fue tan sólo un pequeño anticipo del vía crucis posterior.

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