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Y Gómez se quedó solo
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Antonio Casado

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Y Gómez se quedó solo

Tomás Gómez ha jugado la baza de las complicidades de otros dirigentes y la ha perdido estrepitosamente. Se ha quedado solo en sus arremetidas tanto contra Sánchez como contra Rubalcaba

Foto: El exsecretario general del PSM, Tomás Gómez (Efe)
El exsecretario general del PSM, Tomás Gómez (Efe)

No le ha salido mal el golpe de autoridad al líder socialista, Pedro Sánchez. Ni ha volado su cabeza ni el partido ha saltado por los aires en Madrid ni en ninguna parte.

Han pasado seis días desde el desahucio de Tomás Gómez y todo sigue en su sitio. Excepto él, cuyas duras expresiones de desacato, a falta del eco previsto, empiezan a perderse en la polvareda frente a asuntos de mayor cuantía y apremio. El más importante, la designación del candidato socialista a la presidencia de la Comunidad Autónoma, el exministro Ángel Gabilondo con toda probabilidad, una vez que la comisión federal de listas declare la no idoneidad de Gómez.

Una de las claves de la operación consiste en evitar a toda costa el vacío de poder. La pieza era y es Rafael Simancas, un histórico del socialismo madrileño que, curiosamente, fue desahuciado en su día en nombre del mismo supuesto aplicado a Gómez, el progresivo deterioro de las expectativas electorales del PSM. Con una diferencia: en aquel caso el desalojo cursó por la vía del acatamiento a la decisión federal (la de Zapatero, corría el año 2007, y el partido había vuelto a perder escaños en las elecciones de mayo). Ni más ni menos que quitar al hoy presidente de la comisión gestora del PSM y alfombrarle el camino al alcalde más votado de España (Parla, con el 75% de las papeletas), sin que a Gómez le pareciera aquello (lo de Simancas) el “atropello” que le parece cuando le ha tocado a él.

Tomás Gómez ha jugado la baza de las complicidades de otros dirigentes y la ha perdido estrepitosamente

A diferencia de lo ocurrido con Simancas cuando fue forzado por Zapatero a dar el paso atrás, en el caso de Gómez ha hecho falta formalizar la “suspensión de funciones” de la Ejecutiva madrileña con base en el artículo 69 de los Estatutos Federales del PSOE (deterioro de la imagen del partido y situación de inestabilidad orgánica) ante la negativa del secretario general a dar un paso atrás, a sabiendas de que el golpe de mano del líder federal del PSOE ya era imparable.

Ha jugado la baza de las complicidades de otros dirigentes y la ha perdido estrepitosamente. Se ha quedado solo en sus ásperas arremetidas tanto contra el actual secretario general, Pedro Sánchez, al que acusa de haber cometido un error y haber actuado “por debilidad”, como contra el anterior, Pérez Rubalcaba, al que este fin de semana descalificó por el hecho de arrimar el hombro si se lo pide su sucesor.

A Gómez solo le queda enredar con la estéril petición de que Ferraz convoque unas primarias para elegir al nuevo titular de la candidatura autonómica. Todo el mundo le tiene por inspirador del extemporáneo paso al frente de Amparo Valcarce, una exdelegada del Gobierno dispuesta a competir por la nominación a menos de 100 días de las elecciones. No tendrá ocasión porque a la Ejecutiva presidida por Sánchez ni se le pasa por la cabeza convocar esas primarias, a sabiendas de que en esto cuenta con el apoyo de todos los barones, incluido el de la andaluza Susana Díaz, cuyo entusiasmo por las elecciones primarias internas es manifiestamente mejorable.

En el aire del debate queda flotando la cuestión de los principios, es verdad.  Pero todos los dirigentes socialistas (con reserva expresa en el caso de Carmen Chacón) están de acuerdo en que, en una situación de emergencia como la que se ha creado, el poco tiempo que falta para las elecciones andaluzas de marzo y las territoriales de mayo no da para ponerse estupendos en nombre de la democracia interna, sino para ser drásticos y eficaces en el golpe de timón. 

No le ha salido mal el golpe de autoridad al líder socialista, Pedro Sánchez. Ni ha volado su cabeza ni el partido ha saltado por los aires en Madrid ni en ninguna parte.

Pedro Sánchez Tomás Gómez