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Aznar agita de nuevo el antimarianismo
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Antonio Casado

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Aznar agita de nuevo el antimarianismo

El expresidente del Gobierno vuelve a ser injusto, desleal, inoportuno y pagado de sí mismo. Es muy fácil adivinar lo que ya ha ocurrido y muy desleal quejarse fuera de los órganos del partido

Foto: El expresidente del Gobierno, José María Aznar. (EFE)
El expresidente del Gobierno, José María Aznar. (EFE)

Ayer escuché en público a la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, y en privado al vicesecretario general del PP, Javier Maroto, hablando de la discutida candidatura de Mariano Rajoy a La Moncloa. Según Maroto, “no se cambia al timonel cuando el barco aún no ha llegado a puerto”. Según Cifuentes, “no solo es el único, también es el mejor”.

Son respuestas al ruido de muebles. Los mueve a distancia el expresidente Aznar, que ahora se dirige al sucesor por comunicados de la FAES. Un fenómeno de telequinesia política. Nada nuevo en la calle Génova. El morbo de la conjura ya planeó después de las elecciones andaluzas (marzo de 2015), donde el PP perdió medio millón de votos y 13 escaños. Suficiente para reactivar a quienes desde las últimas europeas (mayo de 2014) venían señalando a Rajoy como culpable del hundimiento electoral.

Aquel brote de antimarianismo murió en una esperadísima junta directiva (abril de 2015). Quienes criticaron en privado el déficit de liderazgo callaron en la junta. Se desinflaron los que pidieron de forma más o menos explícita la jubilación anticipada del actual presidente del Gobierno y del PP. Celebróse la reunión y no hubo nada. Solo unas palabras de un Rajoy vagamente autocrítico (“Hemos acertado en lo importante aunque hemos defraudado en algunas cosas”) y un llamamiento a no distraerse en luchas internas hasta las elecciones territoriales de mayo.

La tregua se rompió en vísperas de las mismas (mayo de 2015), con un Núñez Feijóo, presidente de Galicia, advirtiendo de que Rajoy se lo tendría que hacer mirar si se producía un nuevo fracaso en las urnas. El PP sufrió una notable pérdida de poder territorial pero tampoco pasó nada, salvo la amarga queja radiofónica del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que invitó a Rajoy a mirarse en el espejo. En las cuentas particulares de Aznar el golpe se correspondía con el tercer y cuarto aviso (municipales y autonómicas) al piloto de la nave.

No es nuevo que quien metió en el partido a la ERC de Carod y quien hablaba catalán en la intimidad, agite de cuando en cuando el antimarianismo doméstico

Y así, hasta anteayer, cuando el expresidente habló a través de un comunicado de FAES de un “quinto aviso”, “que ya no se puede desoír”, en referencia al mal resultado del PP (de 19 a 11 escaños) en las elecciones catalanas. Sin mencionarlo, Aznar invita a Rajoy a “pensar por qué el partido del Gobierno no ha sido capaz de representar a la mayoría de las fuerzas constitucionales en Cataluña” y califica de “seriamente comprometida” la posición de su sucesor porque el rival de la izquierda se ha fortalecido (PSOE) y los secesionistas van a seguir a lo suyo.

En mi opinión, el expresidente del Gobierno vuelve a ser injusto, desleal, inoportuno y pagado de sí mismo. Es muy fácil adivinar lo que ya ha ocurrido y muy desleal quejarse fuera de los órganos del partido. ¿Qué hizo él para evitarlo? Tampoco es nuevo que quien metió en el partido a la ERC de Carod Rovira y quien hablaba catalán en la intimidad por regalar los oídos nacionalistas agite de cuando en cuando el antimarianismo doméstico. Ya se habrá percatado de que para destronar a Rajoy no basta denunciar en el 'ABC' (junio de 2015) que el PP ha perdido su identidad y se dirige hacia otro fracaso en las elecciones generales si no cambia de rumbo. A nadie se le oculta que en realidad está proponiendo un cambio de piloto.

Mirando a los partidarios de su jubilación anticipada, Rajoy ya dio el “sí, quiero”, como el de un joven casadero, cuando mi amigo Javier García Vila, director de Europa Press, le preguntó antes del verano si quería volver a ser candidato a La Moncloa. Y el mismo mensaje, con otras palabras, trasladó en la reunión del comité ejecutivo del lunes por la tarde, donde pidió calma a los dirigentes del partido y rechazó que el resultado de las elecciones catalanas sea trasladable a las próximas generales.

Ayer escuché en público a la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, y en privado al vicesecretario general del PP, Javier Maroto, hablando de la discutida candidatura de Mariano Rajoy a La Moncloa. Según Maroto, “no se cambia al timonel cuando el barco aún no ha llegado a puerto”. Según Cifuentes, “no solo es el único, también es el mejor”.

José María Aznar Mariano Rajoy