Es noticia
Otro baño de sangre, en nombre de Dios
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Otro baño de sangre, en nombre de Dios

La salvajada del sábado en Londres nos ha vuelto a helar el gesto. El desprecio a la vida propia y ajena es la gran ventaja de esta operativa terrorista

Foto: Flores depositadas en el lugar del atentado donde han muerto siete personas. (EFE)
Flores depositadas en el lugar del atentado donde han muerto siete personas. (EFE)

Los tres terroristas que perpetraron la consabida salvajada en el Puente de Londres, vinculados al yihadismo según todos los indicios, fueron cosidos a balazos por la policía en el mercado de Borough. Con eso contaban. Una vez más, el suicidio como método. Atentados que incluyen el sacrificio de quienes los perpetran. Es el “¡Viva la muerte!” que practican los 'soldados' del Daesh. El desprecio a la vida propia y ajena es su gran ventaja operativa, pues deja en posición vulnerable a quienes sentimos el placer de vivir.

[La última hora del atentado de Londres, en directo]

Más o menos vulnerables, más o menos expuestos, los británicos se resisten a suspender las elecciones del jueves, en línea con el grito del alcalde de Londres, Sadiq Khan, que profesa la religión musulmana: “Quieren impedir que disfrutemos de nuestras libertades. No podemos permitirlo. La democracia es una de las cosas que ellos odian”.

Además, en Mánchester se mantuvo el domingo, con enorme éxito de público y de recaudación, el concierto benéfico de Ariana Grande y otros artistas en memoria de las 22 personas muertas, la mayoría jóvenes y niños, hace 12 días en el atentado del Maánchester Arena, también suicida. Y, al tiempo, se abre una investigación sobre los ocho agentes de la policía metropolitana que el sábado abatieron a los tres terroristas con 50 disparos, por si hubo un uso indebido de las armas de fuego.

Son respuestas propias del mundo civilizado a quienes hacen de la muerte, propia y ajena, su única prueba de vivir en el reino de la luz, mientras los infieles vagamos en la oscuridad adorando a los dioses falsos de la democracia, la ley, la tolerancia, los derechos humanos…, pero también la libertad, la fraternidad, la risa, y el apego a la vida.

La salvajada del sábado en Londres, muy similar a la perpetrada hace algo más de dos meses en el Puente de Westminster y el Parlamento británico, nos ha vuelto a helar el gesto. De nuevo estampas de dolor y sangre en una absurda carrera de atropellos con una furgoneta y paseantes apuñalados luego al paso de los tres terroristas. “Con frialdad y ensañamiento”, dicen los testigos oculares. Siete crueles asesinatos (tal vez más, dada la gravedad de al menos 20 personas hospitalizadas) al grito de “Esto es por Alá”. Justificados luego en las redes sociales. En su cuenta de mensajería Telegram, alguien escribió en nombre del Daesh: “Los lobos se movilizan individualmente y atacan a los cruzados civiles en respuesta a las llamadas del Estado Islámico de atacar a los ciudadanos de la Coalición de la Cruz”.

Una penosa derivada es la insensata división que provocan estos lobos solitarios en la clase política de los países democráticos que sufren la agresión yihadista. Los laboristas de Corbyn acusan a la 'premier', Theresa May, de haber vulnerado la tregua electoral (campaña suspendida hasta hoy, lunes) al querer rentabilizar el atentado mediante cuatro medidas que no son de aplicación inmediata. “Hay demasiada tolerancia con el extremismo. Basta ya, es suficiente, las cosas tienen que cambiar”, dice May, que ha endurecido su discurso contra “la malvada ideología que sustenta los últimos atentados”.

No a todos los líderes occidentales les suenan bien las reacciones básicas. Prefieren centrarse en la prevención

Por su parte, el extravagante presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aprovechó que el yihadismo sembraba la muerte en Londres para recuperar el espíritu y la letra de su veto de entrada a ciudadanos de seis países islámicos, de momento paralizado por los jueces.

No a todos los líderes occidentales les suenan bien las reacciones básicas. Prefieren centrarse en la prevención. Eso exige disponer de buenas bases de datos sobre potenciales terroristas y unos servicios de inteligencia capaces de pisar el huevo de la serpiente en su propio nido, a sabiendas de que la serpiente habita entre nosotros y pone sus huevos en sitios tan poco exóticos como Londres, Mánchester, Bruselas, Niza o París.

Los tres terroristas que perpetraron la consabida salvajada en el Puente de Londres, vinculados al yihadismo según todos los indicios, fueron cosidos a balazos por la policía en el mercado de Borough. Con eso contaban. Una vez más, el suicidio como método. Atentados que incluyen el sacrificio de quienes los perpetran. Es el “¡Viva la muerte!” que practican los 'soldados' del Daesh. El desprecio a la vida propia y ajena es su gran ventaja operativa, pues deja en posición vulnerable a quienes sentimos el placer de vivir.

Atentado en Londres