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Eco legislativo del asesinato de Gabriel Cruz
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Antonio Casado

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Eco legislativo del asesinato de Gabriel Cruz

Nuestro sistema no es tan inmaduro como para que en las largas y a veces tediosas tramitaciones parlamentarias los legisladores se dejen llevar por sentimientos de venganza

Foto: Un centenar de personas grita pidiendo justicia al paso del furgón policial que traslada a Ana Julia Quezada. (EFE)
Un centenar de personas grita pidiendo justicia al paso del furgón policial que traslada a Ana Julia Quezada. (EFE)

Esto se anima. Anteayer las mujeres, ayer los pensionistas y hoy la prisión permanente revisable. En dosis insuficientes para el arrinconamiento de la pesadilla catalana, pero algo es algo.

Se reactivan los conectores políticos y mediáticos con la realidad. La de una sociedad que apuesta sin aspavientos por mejorar la condición femenina en las relaciones de poder, renueva el compromiso intergeneracional de quienes trabajan con los que trabajaron y asume sin esfuerzos la impresionante lección moral de la madre de Gabriel Cruz.

[Actualización: Ana Julia Quezada cavó el hoyo para esconder el cuerpo antes de matar a Gabriel]

Patricia Ramírez, la madre dolorosa del niño asesinado en la finca de Rodalquilar (Almería), una mujer del montón, como millones de mujeres, como millones de madres, nos pidió con palabras sencillas que taponásemos el rencor, que dejásemos de apuntar nuestra rabia hacia “la bruja” del cuento para hacerle sitio solo al recuerdo de Gabriel. Y a la oleada de compasiva solidaridad que arropó a sus padres en los días más amargos de su vida.

placeholder Patricia Ramírez y Ángel Cruz, los padres de Gabriel. (EFE)
Patricia Ramírez y Ángel Cruz, los padres de Gabriel. (EFE)

Con ese sabor de boca, hoy, nuestros representantes políticos se ponen a la tarea de definir el reproche penal adecuado a conductas como la perpetrada hace 15 días por Ana Julia Quezada, la mujer dominicana que, según confesión propia, golpeó con la parte roma de un hacha a Gabriel Cruz, lo dejó inconsciente, luego lo asfixió con sus manos, lo desnudó y lo enterró. No debió remorderle demasiado la conciencia lo que acababa de hacer porque, hasta ser detenida 12 días más tarde, sumó sus lágrimas a las de los padres del niño y a la angustia de media España.

Si me extiendo en los detalles es para aportar mi granito de arena a la necesidad de legislar en caliente. Decirlo no es políticamente correcto. Hacerlo es el mejor modo de proyectar en el Código Penal el sentir mayoritario de la sociedad. ¿En caliente? De eso se trata. De hacerlo cuando vemos de cerca el verdadero rostro de la maldad humana. Cuando conceptos como la legítima defensa de la sociedad frente a seres asociales se conjugan —deben conjugarse— con los principios de reinserción.

Golpeó con la parte roma de un hacha a Gabriel, lo dejó inconsciente, luego lo asfixió con sus manos, lo desnudó y lo enterró

Nuestro sistema no es tan inmaduro como para que en las largas y a veces tediosas tramitaciones parlamentarias los legisladores y los criminólogos se dejen llevar por ocasionales sentimientos de venganza. No comparto la cautela expresada en ciertos sectores políticos y mediáticos contra “la dañina tentación de legislar en caliente”. Y más bien creo que se instrumentaliza con fines cortoplacistas que, esos sí, han sido formulados en caliente por los estados mayores de tal o cual partido político.

De quienes han decidido en caliente que les conviene derogar la llamada 'prisión permanente revisable', que entró en el Código Penal hace dos años a golpe de mayoría absoluta del PP, es de quienes deberían prevenirse los millones de ciudadanos que vivieron en caliente los casos de Diana Quer, Mari Luz Cortés, Sandra Palo, Marta del Castillo, los hermanos Ruth y José Bretón, y otros.

Hay dos millones y medio de firmas, conseguidas por los familiares de esas víctimas, a favor de la prisión permanente revisable. No son de peor condición que la propuesta derogatoria del PNV que hoy se debate en el Congreso. Apoyada por el PSOE y Podemos, cabalga sobre el rechazo al uso del reproche penal como una forma de venganza. Pero lo cierto es que el concepto de 'revisable' se inspira precisamente en el principio de reinserción. Tan constitucional como la abolición de la cadena perpetua y la pena de muerte. ¿No es hacer trampas cargar el argumento sobre lo de 'permanente' e ignorar lo de 'revisable'?

Esto se anima. Anteayer las mujeres, ayer los pensionistas y hoy la prisión permanente revisable. En dosis insuficientes para el arrinconamiento de la pesadilla catalana, pero algo es algo.

Caso Gabriel Cruz Código Penal Asesinatos