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Franco: dignidad para el indigno
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Antonio Casado

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Franco: dignidad para el indigno

El Gobierno, con el apoyo político de los representantes del pueblo y el respaldo del Tribunal Supremo, se dispone a terminar con una cansina cuenta atrás iniciada hace quince meses

Foto: Visitas a la tumba de Franco en el Valle de los Caídos. (EFE)
Visitas a la tumba de Franco en el Valle de los Caídos. (EFE)

Se trata de remover una losa de 1.500 kilos, extraer los restos y "reponer el solado original", según la sentencia. Tampoco es tan complicado. El fatigoso asunto de los huesos de Franco toca a su fin. El 25 de octubre ya no estarán en el Valle de los Caídos. Se acerca el desenlace de la comedia. A las puertas de Ferraz, sede central del PSOE, sonó ayer un lema que parecía robado a Jardiel Poncela: "Los muertos no se tocan".

Se corea contra la exhumación anunciada con carácter inminente. A la vista del artículo 123 de la Constitución, carece de sentido especular con la desobediencia del prior insumiso. O con una medida cautelarísima del Tribunal Constitucional, como pretende la familia de Franco. Nadie imagina un supuesto de violación de derechos por parte del Tribunal Supremo, máximo órgano jurisdiccional. Ni que la Junta Electoral Central pudiera paralizar la exhumación, como pretende Vox, por supuesta violación de la neutralidad electoral ¿Acaso ha impuesto el PSOE su agenda electoral a los tiempos judiciales? Qué disparate.

placeholder Imagen de archivo de la sepultura de Francisco Franco en el Interior de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de Los Caídos. (EFE)
Imagen de archivo de la sepultura de Francisco Franco en el Interior de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de Los Caídos. (EFE)

El hecho objetivo es que el Gobierno de la nación, con el apoyo político de los representantes del pueblo (ninguna fuerza parlamentaria se opuso a la iniciativa del Ejecutivo) y el expreso respaldo judicial de Tribunal Supremo, se dispone a terminar de una vez por todas con una cansina cuenta atrás iniciada hace quince meses.

¿Demasiado tiempo para aplicar una decisión recostada en una decisión de la soberanía nacional? El que hizo falta para superar todos los controles de un sistema incompatible con el ordeno y mando de una dictadura como la impuesta por Franco tras el golpe de Estado de 1936.

"Supone cerrar con dignidad lo que no era digno". Lo dice la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, en referencia al hecho aberrante de que el dictador comparta camposanto con las víctimas de una guerra civil que él contribuyó decisivamente a desencadenar.

Ningún español de buena fe puede asociar la exhumación de Franco con la voluntad de abrir viejas heridas

Servidor va más allá. Entiendo que el desenlace supone tratar con la máxima dignidad, según los pormenores explicados por la vicepresidenta, tanto en la exhumación como en el traslado a Mingorrubio, a un personaje indigno. Dicho sea a la luz de la propia doctrina europea, que el 4 de julio de 2006, con setenta años de retraso, condenó la dictadura franquista en una declaración institucional donde se reconocía que, con el golpe de Estado de 1936, "se frustró la gran esperanza" de la Segunda República y se inició "una guerra larga y cruel", que viene a ser "la primera gran batalla de la segunda guerra mundial, banco de pruebas de una futura guerra que devastaría a Europa".

Ningún español de buena fe puede asociar la exhumación de Franco con la voluntad de abrir viejas heridas. Solo una mente enferma puede confundir el respeto debido a los perdedores la Guerra Civil con un ajuste de cuentas. Incluso el lenguaje se ha suavizado. Nadie habla ya los vencedores como los "caínes sempiternos" de Luis Cernuda.

Y nadie debería rasgarse las vestiduras por retirar una estatua de Franco o impedir que siga reposando junto a sus víctimas en el Valle de los Caídos.

Se trata de remover una losa de 1.500 kilos, extraer los restos y "reponer el solado original", según la sentencia. Tampoco es tan complicado. El fatigoso asunto de los huesos de Franco toca a su fin. El 25 de octubre ya no estarán en el Valle de los Caídos. Se acerca el desenlace de la comedia. A las puertas de Ferraz, sede central del PSOE, sonó ayer un lema que parecía robado a Jardiel Poncela: "Los muertos no se tocan".

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