Es noticia
Sánchez, de pedigüeño con los 'frugales'
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Sánchez, de pedigüeño con los 'frugales'

En términos de fortaleza política y credibilidad fiscal, no llegamos en las mejores condiciones de acceso al maná del plan de recuperación europeo

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Las entrañas de la oca sobre lo que nos espera no están en los resultados electorales de Galicia y el País Vasco, que son tierras políticamente colonizadas por Núñez Feijóo (enseñará el carné del PP solo si no hay otro remedio) y el PNV (ocasionalmente representado en Urkullu). Están, por ejemplo, en los inminentes encuentros del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con sus colegas de Suecia y Holanda, dos de los llamados 'frugales', amén de la cita programada también para esta semana con Angela Merkel, que es la presidenta semestral, aunque esa condición no nos sirvió de nada en su explícito apoyo a Nadia Calviño como fallida presidenta del Eurogrupo.

En todo caso, nada que ver con el reciente paso del italiano Conte por Moncloa o el encuentro con Costa en Lisboa, que están de nuestro bando, el de los "pedigüeños", como diría Aznar.

Contactos furtivos y no furtivos en vísperas de la cumbre de las cumbres, convocada para el viernes 17, donde empezarán a tantearse las cantidades, los criterios de distribución y las formas de acceso más favorables al novísimo Plan Marshall de creación propia en el seno de la UE. Nada menos que 750.000 millones de euros, infinitamente más generosos que los 12.000 millones de dólares americanos de aquel famoso plan de reconstrucción europea después de la Segunda Guerra Mundial.

En 1947, con lo del Plan Marshall, fue mucho peor. Ni siquiera entramos en los planes de reconstrucción dispuestos y financiados por EEUU

Europa se la juega, decimos. España, también. En 1947, con lo del Plan Marshall, fue mucho peor. Ni siquiera entramos en los planes de reconstrucción dispuestos y financiados por EEUU. Ahora, incluso ya como contribuyentes netos, somos socios de la Europa reconstruida que se dispone a afrontar su peor crisis desde entonces. Pero en términos de fortaleza política y credibilidad fiscal, no llegamos en las mejores condiciones de acceso al maná inicialmente propuesto por Francia y Alemania.

En principio, la tajada española, que no llegará hasta la primavera de 2021, rondaría en torno a los 63.000 millones de euros en créditos a devolver con intereses (modo préstamo), y unos 77.000 millones en transferencias sin retorno (modo subvención). “La propuesta es inmejorable. Por tanto, a partir de ahí solo puede empeorar”, explica a El Confidencial el eurodiputado Esteban González Pons (PP). Una sutil advertencia frente a la tentación del Gobierno de Sánchez de buscar culpables a título preventivo si, como puede ocurrir, España no alcanza los previstos 140.000 millones de euros en razón de su peso económico y su grado de afectación por la crisis del coronavirus.

El merecimiento se acreditará en planes creíbles porque Europa, a la luz de su ortodoxia presupuestaria, quiere saber cómo nos los vamos a gastar y cómo vamos a devolver los dineros de ida y vuelta. Lógico. Es la famosa batalla de la condicionalidad, que viene ligada a las cuentas del marco financiero plurianual (2021-2027), pues sin marco financiero no hay plan de recuperación. Y todo ello pasa por la conformidad de 27 gobiernos y 27 parlamentos. Lo cual ha desempolvado el viejo debate entre el norte ahorrativo y luterano que se agobia ante la novedad de una deuda europea (500.000 millones en transferencias, a pagar en 30 años) y el sur frívolo y derrochador, uno de cuyos países (España) sienta a ministros comunistas en el Gobierno y se muestra ambiguo sobre la situación en Venezuela.

"La propuesta para España [unos 140.000 millones de euros] es inmejorable. A partir de ahí solo puede empeorar" (Esteban González Pons, eurodiputado)

“Estas cosas tienen su coste”, dice Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos, en un tronante artículo sobre el tropiezo de la aspirante española a presidir el Eurogrupo, la vicepresidenta Nadia Calviño. Hay quien cree que fue un presagio de lo que nos puede ocurrir en la batalla de la condicionalidad por el acceso a los 140.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo que en principio nos corresponderían.

Las entrañas de la oca sobre lo que nos espera no están en los resultados electorales de Galicia y el País Vasco, que son tierras políticamente colonizadas por Núñez Feijóo (enseñará el carné del PP solo si no hay otro remedio) y el PNV (ocasionalmente representado en Urkullu). Están, por ejemplo, en los inminentes encuentros del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con sus colegas de Suecia y Holanda, dos de los llamados 'frugales', amén de la cita programada también para esta semana con Angela Merkel, que es la presidenta semestral, aunque esa condición no nos sirvió de nada en su explícito apoyo a Nadia Calviño como fallida presidenta del Eurogrupo.

Nadia Calviño Eurogrupo Moncloa PNV