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Rubalcaba y el otro PSOE
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Antonio Casado

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Rubalcaba y el otro PSOE

Ningún otro título reflejaría mejor la añorada figura de Rubalcaba. Y ningún otro momento podía ser más propicio para caer en la tentación de utilizarla contra las derivas del sucesor al frente del partido

Foto: Foto: EFE
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“El PSOE no me debe nada, se lo debo yo todo al PSOE”. Eso le define. Hasta el punto de asumir como asumió la ruinosa herencia de Zapatero, a sabiendas de que ya no pasaría a la historia como el ministro que acabó con ETA sino como el candidato socialista con peor resultado electoral desde la Transición.

Sus intereses personales siempre se supeditaron a los de su país y los de su partido. Por ese orden. De ahí el título del libro que se presenta mañana: 'Un político de verdad', aunque quienes lo conocimos en la distancia corta hubiéramos acentuado su dimensión humana. Véanse los conmovedores y despolitizados testimonios de sus alumnos de la universidad, por ejemplo.

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Fuimos testigos de su madridismo innegociable y su fino sentido del humor. Pero también de su protectora pasión por la parte castigada de su familia, la lealtad a sus amigos y el profundo malestar con los recién llegados a la dirección del PSOE. No por verse amortizado como dirigente, sino por el injusto trato personal dispensado a su gente. Llevó muy mal la exclusión de colaboradores suyos como Elena Valenciano, Jaime Lissavetzky, Rodolfo Irago y otros.

Pero el libro se centra más en la figura política. Memorias por cuenta ajena. Con la mirada de otros. Desde Rajoy hasta Zapatero. A él nunca se le pasó por la cabeza escribir unas memorias. “Lo que interesa no lo puedo contar. Y lo que puedo contar no interesa”, decía, siempre con el remate habitual de sus razonamientos: “Lo ves, ¿no?”.

A él nunca se le pasó por la cabeza escribir unas memorias. “Lo que interesa no lo puedo contar. Y lo que puedo contar no interesa”, decía

La presentación convoca mañana en Madrid a la parte del PSOE más preocupada con la marcha de los acontecimientos. Está construido sobre numerosos y muy variados testimonios de las personas que lo trataron de cerca. No está el de Sánchez. No existe en la amplia prueba testifical del trabajo y Caño explicará las razones. Seguro.

'Un político de verdad'. Ningún otro título reflejaría mejor la añorada figura de Alfredo Pérez Rubalcaba (1951-2019). Y ningún otro momento podía ser más propicio para caer en la tentación de utilizarla contra las derivas del sucesor al frente del partido, Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno.

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba. (Reuters)

Pero va a ser inevitable que Felipe González, Eduardo Madina y Elena Valenciano, emplazados a una mesa redonda con el autor del libro, Antonio Caño, verifiquen el desencaje del método Sánchez en el legado político de Rubalcaba.

Un legado vivo. En política de alianzas. Ni populistas de dudosa adhesión al orden constitucional ni secesionistas declarados. O en el llamado problema catalán, con el muy elaborado plan —de la ley a la ley— que desembocó en la declaración de Granada y se recoge en el trabajo del exdirector de 'El País'.

Las tesis de Rubalcaba sí encajan en las de Felipe González, Madina... y en las de tantos otros que censuran a Sánchez por sus malas compañías

Las tesis de Rubalcaba, en cambio, sí encajan en las de Felipe González, Eduardo Madina, Elena Valenciano, Javier Lambán, Alfonso Guerra, Fernández Vara, García-Page, Javier Fernández, y en las de tantos otros que, con mando en plaza o sin él, censuran a Sánchez por sus malas compañías.

Son las voces de ese otro PSOE que el ministro Ábalos o la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, quieren mandar al asilo. “Dejadlo morir, porque de sus complejos vive la extrema derecha”, les ha recomendado el socio preferente, Gabriel Rufián, con su demorado verbo de maestro de escuela. Que la prisa no mate la vocalización: la 'm' con la 'a', 'ma'.

“El PSOE no me debe nada, se lo debo yo todo al PSOE”. Eso le define. Hasta el punto de asumir como asumió la ruinosa herencia de Zapatero, a sabiendas de que ya no pasaría a la historia como el ministro que acabó con ETA sino como el candidato socialista con peor resultado electoral desde la Transición.

Alfredo Pérez Rubalcaba