La política planea sobre los cambios del Grupo Prisa

La salida de Felipe González del consejo editorial de 'El País' y la entrada de Miguel Barroso en el consejo de administración de Prisa, como representante del mayor accionista del grupo, Josep Oughourlian (Paris, febrero 1972), disparan las conjeturas sobre un supuesto desembarco sanchista en dos medios de referencia del campo propio, 'El País' y la Ser.

Sería denunciable, en nombre de la independencia de un medio informativo, la intromisión del Gobierno en las decisiones de un grupo empresarial con el inconfesado propósito de influir en los contenidos y marcar la línea editorial. No estoy en condiciones de saber si Oughourlian ha pedido a Barroso que ejerza de comisario político de Moncloa a cambio de ayuda financiera (fondos UE) para la transformación digital de los medios de Prisa. Eso me soplan desde dentro. Con memoria de un precedente: supuesto intento de asalto socialista, en junio, apadrinado en principio por Telefónica (léase Javier de Paz) que habría impedido entonces el Banco de Santander. Todo eso me zumba en los oídos. Moncloa lo niega. “Cosas de empresas”, dicen.

Tampoco tranquiliza a los profesionales saber que el anterior consejo editorial de 'El País' va a dejar de ser consultivo y deliberativo para convertirse en “ejecutivo”. ¿Dónde quedará entonces la figura del director?

A los profesionales de 'El País' no les tranquiliza que el anterior consejo editorial deje de ser deliberativo para convertirse en "ejecutivo"

A falta de elementos de juicio, reflejo las dos versiones circulantes, una política y otra empresarial, sobre los cambios que se van a oficializar en la reunión del consejo de administración del Grupo Prisa convocado para este martes. Recordemos que, además de la salida de González del consejo editorial, que podría seguir de articulista, cesan Augusto Delkader (cofundador de 'El País') y Pedro García Guillén, como consejero delegado de Prisa-Radio, del que depende la SER.

La clave es el salto de Barroso. Se trata de un profesional de la consultoría y la gestión de asuntos de comunicación. Hasta ahora, director de WPP España, en cuyo grupo llevaba casi 10 años. Siempre en ámbitos políticos del centro izquierda. Fue durante año y medio (abril 2004-septiembre 2005) el poderoso secretario de Estado de Comunicación del Gobierno Zapatero que puso fecha al apagón digital, amplió la oferta de televisiones privadas e impulsó la autonomía de la Agencia EFE y la ley que consagraba la independencia de RTVE. Que yo sepa, nunca militó en el PSOE, ni siquiera cuando estuvo casado con Carmen Chacón (RIP), de la que se divorció en 2016.

Sánchez siempre receló del tándem González-Cebrián. Así que las conjeturas se alimentan de los resabios antifelipistas de Moncloa desde que 'El País' (director, Antonio Caño) tomó partido por la felipista Susana Díaz frente a Sánchez en las primarias. Y ahora me rebotan ciertos comentarios de Zapatero, que también sufrió el antizapaterismo de Cebrián en la anterior etapa de Javier Moreno (2006-2014). El expresidente, amigo personal de Barroso, se habría referido en distancias cortas a la necesidad de “meter en cintura” a la SER y 'El País', afines al PSOE, pero muy celosos de su independencia.

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Ese estado de opinión también se detecta puertas adentro de la organización fundada en 1972 por Jesús de Polanco, hoy bajo control mayoritario (30%) de un fondo de inversión internacional, cuyo presidente-fundador, el mencionado Oughourlian, tiene una buena sintonía con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, incluso antes de la llegada de este a Moncloa, cuando cortejaba a los accionistas para desactivar una línea editorial incompatible con sus aspiraciones.

Fuentes próximas a Oughourlian consultadas por El Confidencial no reconocen otro móvil en los cambios que el de crear valor para sus inversores. Rechazan con vehemencia la lectura política de unas decisiones “estrictamente empresariales” que optimicen resultados en el área americana de Santillana y aceleren la premiosa e insuficiente transformación digital de los medios del grupo. Según dichas fuentes, los agitadores de la versión orientada a denunciar la intromisión de Moncloa serían los que pueden resultar afectados por los cambios. No porque hayan perdido oyentes o lectores, que no es el caso, sino por una mala cuenta de resultados.

Sánchez siempre receló del tándem González-Cebrián. Así que las conjeturas se alimentan de esos resabios antifelipistas de Moncloa

Puede que con la intención de salir al paso 'El País' presumía este domingo a toda página de sus más de 100.000 suscriptores digitales en el modelo de pago, “en plena pandemia y solo once meses después del lanzamiento”. Y sobre la SER, las cuentas depositadas en la CNMV reflejan un ebitda (beneficios antes de impuestos, amortizaciones y otros) de 46,7 millones de euros, que se redujeron a 20 el año pasado.

Pero los defensores de la versión empresarial del culebrón señalan la obsolencia de una gestión que ha malogrado las oportunidades que tuvo el grupo con Canal Satélite digital, Cuatro, Localia, y un canal portugués. Amén de las caídas en los ingresos publicitarios. El reproche es que no se monetarizan las audiencias y se frena la rentabilidad de 'El País' y la Ser, porque, entre otras cosas, viven de espaldas el uno del otro, cuando deberían compartir recursos y evitar funcionar con redes distintas de trabajo.