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En Ermua, solo el Rey llamó a las cosas por su nombre
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Antonio Casado

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En Ermua, solo el Rey llamó a las cosas por su nombre

Felipe VI renovó su alineamiento junto a las “manos blancas” de los buenos frente a las almas negras de los malos

Foto: El Rey, en el homenaje a Miguel Ángel Blanco. (EFE/Javier Etxezarreta)
El Rey, en el homenaje a Miguel Ángel Blanco. (EFE/Javier Etxezarreta)
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Teniendo en cuenta que ETA asesinó a 853 personas en nombre de la patria vasca, la referencia pública de Pedro Sánchez al hecho de que "hoy Euskadi y España son países libres y en paz" fue un latigazo a quienes creemos que, a pesar de tanto sufrimiento, tanta sangre y tanta miseria moral, ETA fue vencida por la unidad de los ciudadanos y la fuerza del Estado democrático sin alcanzar ninguno de sus objetivos políticos.

El propio presidente del Gobierno mencionó ese fracaso de la banda terrorista. Prefiero creer que lo de "dos países libres" fue un lapsus solo endosable a la inconsistencia del personaje. Y no me sumaré a quienes se sientan tentados de ver esta parte de su discurso de ayer (25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco) como una concesión más a los independentistas radicales vascos, después de consentir que el PSOE de Felipe González vaya a aparecer en el BOE (si alguien no lo remedia en el pleno del Congreso de esta semana) como una prolongación del franquismo por exigencias de Bildu.

Sin embargo, Sánchez no deja de dar motivos. No se extrañe si el voto socialista se hunde en Andalucía, la comunidad con más personas asesinadas por ETA; si una buena parte de los españoles, como es el caso, le acusa de estar blanqueando a los herederos políticos de la banda, o si algunas asociaciones de víctimas no quieren compartir con él un homenaje a Miguel Ángel Blanco ("Disparad a todos los arrendajos azules que queráis, pero recordad que es un pecado matar a un ruiseñor", escribió Harper Lee en un relato inolvidable de 1960).

"A nadie le puede extrañar que el voto socialista se hundiera en Andalucía, la comunidad con más personas asesinadas por ETA"

Ha dado Sánchez tantos cuartos al pregonero en materia de amistades peligrosas que ahora el líder del partido al que pertenecía el concejal asesinado, Núñez Feijóo, presente en el acto de ayer en Ermua (Vizcaya), se ha permitido anunciar que cuando llegue al poder derogará una ley que conserva "la huella indecente de los herederos del terror", en palabras alusivas al reciente pacto del Gobierno con Bildu para sacar adelante la llamada Ley de Memoria Democrática.

El acto institucional consistió en un homenaje a todas las víctimas representadas en dos vecinos del pueblo asesinados por ETA: Sotero Maza (1980) y Miguel Ángel Blanco, aunque el acto giró con una tremenda fuerza evocadora en torno a las dolorosas circunstancias que rodearon el inhumano secuestro y posterior asesinato del segundo (13 de julio de 1997).

De todos los discursos, fue el Rey quien acertó con el verbo más conectado al sentir de la opinión pública. Mientras los del alcalde Abascal, el lendakari Urkullu o el presidente Sánchez parecían ensayos editorializantes sobre la unidad, la tolerancia, la justicia, el pluralismo, etc., Felipe VI llamaba a las cosas por su nombre: "La tarde del escalofrío", "despreciable ultimátum de ETA" o "aquellos asesinos que no tuvieron compasión ni dignidad, sino solo frialdad y vileza".

"Mientras Sánchez disertaba sobre pluralismo y unidad, Felipe VI habló de asesinos sin compasión ni dignidad, solo con frialdad y vileza

El discurso del Rey también fue el más certero contra los riesgos del olvido: "No podemos permitir que haya generaciones que ignoren lo que pasó". Y, a la vez, el más cercano al dolor de las víctimas. El mismo dolor que experimentó cuando, siendo todavía príncipe de Asturias, con la misma edad que M. A. Blanco (29 años), se presentó hace 25 años en Ermua "consternado, conmovido, desolado" a las pocas horas de conocerse la noticia del asesinato.

Felipe VI renovó ayer la solidaridad de la Corona con las víctimas del terrorismo y su personal alineamiento con el desafío de aquellas horas de la infamia. El desafío de las "manos blancas" de los buenos frente a las almas negras de los malos, tal y como lo acababa de plantear Marimar Blanco en su intervención, con recado dirigido al presidente: "La prioridad del Gobierno debería ser siempre la verdad y la justicia".

Amén.

Teniendo en cuenta que ETA asesinó a 853 personas en nombre de la patria vasca, la referencia pública de Pedro Sánchez al hecho de que "hoy Euskadi y España son países libres y en paz" fue un latigazo a quienes creemos que, a pesar de tanto sufrimiento, tanta sangre y tanta miseria moral, ETA fue vencida por la unidad de los ciudadanos y la fuerza del Estado democrático sin alcanzar ninguno de sus objetivos políticos.

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