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Gaza: 100 días de una tragedia interminable
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Antonio Casado

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Gaza: 100 días de una tragedia interminable

Las manifestaciones propalestinas del fin de semana demuestran que Israel ha perdido el favor de la opinión pública

Foto: Edificios destrozados tras los ataques aéreos en Rafah. (EFE/Anas Baba)
Edificios destrozados tras los ataques aéreos en Rafah. (EFE/Anas Baba)
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Han pasado 100 días desde el inicio de la respuesta militar a la salvajada terrorista del 7 de octubre sobre la indefensa población civil de Israel. Pero, so pretexto de aplastar la cabeza de la serpiente en su guarida —reiteradamente proclamado por Netanyahu—, la población civil de Gaza ha pagado con sangre a razón de 200 muertos diarios las provocadoras acciones terroristas de Hamás.

Ayer se cumplieron 100 días de espanto en el contexto de una tragedia interminable, con enfrentamientos tan violentos como la Guerra de los Seis Días (1967), la de Yom Kipur (1973), las intifadas o las anteriores guerras de Israel contra Hamás en Gaza: "Plomo fundido" en 2008 y tres más, en 2012, 2014 y 2021. Siempre en notoria desigualdad de fuerzas y nunca tan sangrientas como la actual.

Aunque Israel alcance a sangre y fuego sus objetivos en Gaza, antes o después se volverá a las andadas sobre esas cenizas del odio. Pero esta vez es evidente que ha perdido la batalla ante la opinión pública. A diferencia de lo ocurrido antes, la asimetría se ha decantado a favor de la causa palestina en el sentir popular de los países occidentales, con la muy significativa excepción de Alemania.

Bajo el lema "Día de acción global en solidaridad con el pueblo palestino", cientos de miles de personas en todo el mundo salieron a la calle este fin de semana para exigir el fin de la ofensiva de Israel sobre Gaza. Especialmente relevantes han sido las marchas masivas del sábado en el centro de Londres y ante la Casa Blanca de Washington.

Foto: Una mujer sostiene una imagen en la que aparece el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, estrechando la mano del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. (Reuters/Ammar Awad)

En la capital norteamericana, los manifestantes zarandearon las vallas de la residencia privada de Joe Biden, con macabras representaciones callejeras (muñecos de peluche por el suelo como si fueran cadáveres, restos de edificios destruidos, ataúdes nominados, pancartas ensangrentadas…), que simbolizan el horror de lo que sigue ocurriendo diariamente en la zona del conflicto. Ahora incluso con bombardeos sobre Rafah (frontera con Egipto) y muchos muertos entre población conminada a desplazarse hacia el sur.

Hablamos de las capitales de EEUU y UK, las dos primeras potencias que han encabezado los ataques en el mar Rojo contra los hutíes de Yemen. Ahí se libra un tercer frente de la guerra de Gaza, una vez abierto el segundo al sur del Líbano, desde donde la milicia chií Hezbolá sigue mirando a Israel con el dedo en el gatillo. La comunidad internacional reza para que las anunciadas represalias de los hutíes no se concreten en ataques a los barcos de guerra estadounidenses o británicos, lo que incendiaría una región en la que sigue latente la competencia político-religiosa entre Irán (chiíes, enemigos jurados de Israel) y Arabia Saudí (suníes) por la supremacía en Oriente Medio.

Foto: Galia Shofer, en la terraza del hotel donde se encuentra reubicada su familia. (A. Requeijo)

Entretanto, Benjamín Netanyahu echa leña al fuego: "Estamos en el camino de la victoria y no pararemos hasta conseguirla. No hay nadie que pueda detenernos", dijo este sábado el primer ministro israelí, muy necesitado de puntuar en una carrera política claramente a la baja.

Y, en fin, un cuarto frente de la guerra de Gaza es el que se ha abierto en el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, ante el que Sudáfrica ha acusado formalmente a Israel de violar la Convención contra el Genocidio de 1948. Israel lo niega con base en el mandato de minimizar los "daños a civiles" y en la "amenaza existencial" que se cierne sobre su pueblo. A la espera que el tribunal dicte medidas provisionales, como un alto el fuego de difícil cumplimiento, lo más relevante es la personación de Alemania en favor de la postura israelí.

Sirva o no sirva de precedente, comparto la posición de España en los términos explicados por Sánchez, reiterada en la entrevista-río del domingo en su diario predilecto: su conocida apelación al derecho internacional humanitario. Ya tengo escrito que, además de falso, me parece injusto ponerle al lado de los terroristas de Hamás, simplemente porque en el lado palestino se ensalzó la audacia del presidente del Gobierno español. Nada tiene de audaz ver lo que está ocurriendo en Gaza como una devastadora catástrofe humanitaria.

Han pasado 100 días desde el inicio de la respuesta militar a la salvajada terrorista del 7 de octubre sobre la indefensa población civil de Israel. Pero, so pretexto de aplastar la cabeza de la serpiente en su guarida —reiteradamente proclamado por Netanyahu—, la población civil de Gaza ha pagado con sangre a razón de 200 muertos diarios las provocadoras acciones terroristas de Hamás.

Gaza Conflicto árabe-israelí
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