Es noticia
Caso Koldo y cuesta abajo de Sánchez
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Caso Koldo y cuesta abajo de Sánchez

El contexto del escándalo no es la primavera de 2020, el año de la pandemia, sino febrero de 2024, el año de la amnistía

Foto: Koldo García detrás de José Luis Ábalos. (Agencias)
Koldo García detrás de José Luis Ábalos. (Agencias)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

El caso Koldo redobla la sensación de cuenta atrás en la carrera política de Sánchez. Se agota el manual de resistencia y el deseo viene cada vez más arropado por la realidad. Quien llegó al poder por corrupción ajena puede irse por corrupción propia.

Propongo dos vías de verificación. Una, conocimiento de los hechos presuntamente delictivos de un personaje empotrado en la estructura de poder. Y otra, puesta en contexto de estos. O mejor, puesta en contexto del conocimiento público de los mismos. El matiz es relevante en perspectiva política porque el contexto no es el de la primavera de 2020, sino el de febrero de 2024. No es el del año de la pandemia, con los españoles angustiados por un apremiante estado de necesidad, sino el de la amnistía, con una sociedad polarizada y un Gobierno acorralado por las exigencias del independentismo.

El escándalo saltó tras el ridículo socialista en las urnas gallegas (declive electoral), en pleno conflicto del Ejecutivo con jueces y fiscales a cuenta de la amnistía (deterioro institucional). Y, ojo, cinco minutos después del estado de cabreo en la Guardia Civil por la insensibilidad del Gobierno de Sánchez tras la muerte de dos agentes asesinados vilmente por los narcotraficantes en el puerto de Barbate (degradación moral).

La dinamita política del caso está en un paciente trabajo de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Se había declarado secreto del sumario, pero el informe de la UCO ha sido generosamente difundido, lo cual, digo yo, no lo aseguro, no lo doy por hecho, a lo mejor, tal vez, vaya usted a saber, tiene que ver con el malestar de la Guardia Civil con un Gobierno que no derramó lágrimas ni minutos de silencio por el asesinato de sus dos compañeros.

Foto: El exasesor de Ábalos, Koldo García, declara en la Audiencia Nacional. (EFE/Sergio Pérez)

El explosivo informe de la UCO viene adosado a figuras del sanchismo oficial tan significadas como las de Ábalos, Santos Cerdán, Marlaska, Torres, Illa, Armengol o el propio Sánchez. Todas huelen a pólvora porque el tal Koldo García no es un simple pícaro cuya actuación empieza y termina en la censurable conducta personal que le ha llevado ante los jueces por organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.

El escándalo no se explica sin la impunidad que otorgaba la proximidad al poder de un delincuente sobrevenido. La política, ¡ay!, como escuela de aprendizaje. El caso Koldo no existiría sin la desidia culpable de la Administración al máximo nivel. Pero hasta ahora, que yo sepa, nadie de las alturas frecuentadas por este personaje ha pedido perdón. Al menos por no haber detectado lo que estaba ocurriendo delante de sus narices, lo que descalifica para el ejercicio de un cargo público que no puede estar en manos de quien se deja engañar tan fácilmente.

El caso Koldo no existiría sin la desidia culpable de la Administración al máximo nivel

¿O no había engaño, sino condescendencia culposa? ¿O lo habían detectado, aunque no era cosa de echarse tierra encima? Es innegable que una estructura organizativa se dejó parasitar por el amiguete, que puede acabar siendo el enterrador de sus valedores. Mano derecha del entonces poderoso secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Pero también destacado activista de primera hora del sanchismo. Lo cuenta el presidente del Gobierno en su libro Manual de Resistencia al elogiar la tarea de Koldo en su papel de "custodio" de los avales de Sánchez en las elecciones primarias que disputó con Susana Díaz, por la secretaria general del PSOE, en los idus de mayo del año 2017.

Con esas credenciales, no me extraña que se ofreciera como conseguidor de dinero público para comprar mascarillas a cambio de sustanciosas "comisiones ilegales" y que se permitiese amenazar como un vulgar chulo de barrio al alcalde socialista democráticamente elegido por los leoneses.

El caso Koldo redobla la sensación de cuenta atrás en la carrera política de Sánchez. Se agota el manual de resistencia y el deseo viene cada vez más arropado por la realidad. Quien llegó al poder por corrupción ajena puede irse por corrupción propia.

Koldo García Pedro Sánchez PSOE José Luis Ábalos
El redactor recomienda