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Ruido de fiscales: el jefe siempre tiene razón
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Antonio Casado

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Ruido de fiscales: el jefe siempre tiene razón

A García Ortiz le da igual que los cuatro fiscales del Tribunal Supremo asignados al 'procés' opinen que hay supuestos no amnistiables en el historial de los condenados por los intentos de reventar el Estado

Foto: El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. (Europa Press/Dylan)
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. (Europa Press/Dylan)
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Lo dijo este lunes el director de la Real Academia Española en la presentación del libro “Testigos de la transición” (fenecido grupo “Crónica”). Muñoz Machado advierte de que la “unidad de mando” está causando serios desperfectos en el dogma civil de la separación de poderes. Incluso cuando el ordeno y mando es de curso legal. Pongamos que hablo del funcionamiento de la Fiscalía General del Estado, sometido a la consabida regla universal en dos artículos. Primero: el jefe siempre tiene razón. Segundo: en caso de duda se aplicará el artículo primero.

Tiene sentido, si recordamos que al titular lo nombra el Gobierno y funciona a la luz de los principios de “unidad de criterio” y “dependencia jerárquica” (art. 124 de la CE). Ergo, al “jefe” (aquí es indiferente poner el nombre de Sánchez o el de García Ortiz) le da igual que los cuatro fiscales del Tribunal Supremo asignados al 'procés' opinen que hay supuestos no amnistiables en el historial de los condenados por los intentos de reventar el Estado entre el 1 de noviembre de 2011 y el 13 de noviembre de 2023, aunque la norma general de la ley sea la de olvidarlos.

Por las mismas, al “jefe” le habría dado igual que los fiscales de sala (élite de la institución), convocados al efecto, no hubieran expresado en reñida votación (un voto de diferencia, además del suyo) su voluntad de obedecer las órdenes del fiscal general, contrarias a las tesis de los cuatro “rebeldes” (Zaragoza, Cadena, Madrigal y Moreno), que no están por la labor de sumarse a la lógica oportunista del Gobierno con una ley “arbitraria” cuyos fines declarados “no son de interés general”.

Ahí se hace lo que ordena el jefe: son amnistiables todos los delitos contemplados en la ley canjeada en su día por los siete votos de Junts en la investidura de Sánchez. Y no hay más que hablar cuando, además, el pronunciamiento en la Junta de Fiscales ha sido favorable, por la mínima, a las órdenes del fiscal general, ya impartidas en previas reuniones con los fiscales del TS, de la Audiencia Nacional, del Tribunal de Cuentas y los fiscales de Cataluña donde hay unas 300 causas abiertas.

La Fiscalía no es independiente porque actúa como un brazo del Gobierno. Pero el Poder Judicial sí lo es, al menos teóricamente

En esas reuniones, el jefe, García Ortiz, despachó tutoriales sobre la venidera actuación de sus subordinados cuando los jueces abran la caja de Pandora de las cuestiones prejudiciales (ante el TJUE europeo) y las cuestiones constitucionales (ante el TC español), por ese orden. Entonces se abrirá paso una alternativa verdad judicial sobre los supuestos no amnistiables contemplados en el artículo 2 de la ley publicada en el BOE el pasado 11 de junio. Uno muy verosímil (malversación, en relación con los intereses financieros de la UE), otro pendiente de evolución en la AN y el TS (terrorismo, caso Tsunami, que afecta a Puigdemont) y un tercero, aplicable al presidente del Gobierno (traición, véase el artículo 102 de la Constitución, que solo necesita la iniciativa de 88 diputados para reactivarse).

Por ley, García Ortiz reporta al Ministerio de Justicia. Al alcance de cualquiera está echar un vistazo al Estatuto del Ministerio Fiscal que, entre otras cosas, establece que las resoluciones del fiscal general son recurribles ante dicho ministerio. Suficiente para concluir que la Fiscalía no es independiente porque actúa como un brazo del Gobierno. Pero el Poder Judicial sí lo es, al menos teóricamente, aunque se multiplican las alertas por el acoso al que está sometido por parte del Gobierno y sus aliados independentistas.

Foto: El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, durante la clausura de la Escuela de Verano del Ministerio Fiscal el pasado 14 de junio. (Dylan / Europa Press)

Vuelvo al principio del artículo. Sostiene Muñoz Machado que “la separación de poderes entre legislativo y ejecutivo se ha sustituido por la virtual unidad de mando con el ejecutivo o, por mejor decir, por el poder omnímodo del jefe del partido imperante. La liquidación total de la separación de poderes ocurrirá si se produce una ocupación del Poder Judicial, que hasta hoy es el foco de la resistencia”.

Lo dijo este lunes el director de la Real Academia Española en la presentación del libro “Testigos de la transición” (fenecido grupo “Crónica”). Muñoz Machado advierte de que la “unidad de mando” está causando serios desperfectos en el dogma civil de la separación de poderes. Incluso cuando el ordeno y mando es de curso legal. Pongamos que hablo del funcionamiento de la Fiscalía General del Estado, sometido a la consabida regla universal en dos artículos. Primero: el jefe siempre tiene razón. Segundo: en caso de duda se aplicará el artículo primero.

Fiscalía General del Estado Pedro Sánchez
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