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¿El peor defecto de Juan Espadas?
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Fernando Matres

El Zaguán

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¿El peor defecto de Juan Espadas?

Frente al "hay otra forma de gobernar" de Juanma Moreno, el líder socialista debe buscar "otra forma de hacer oposición" para que su anunciado talante conciliador no se convierta en un arma de doble filo

Foto: Juan Espadas, en la tribuna del Parlamento andaluz. (EFE/Julio Muñoz)
Juan Espadas, en la tribuna del Parlamento andaluz. (EFE/Julio Muñoz)
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“Quizá se está valorando que soy coherente, que me siento cómodo en una línea moderada, de coincidir en posiciones de centro y buscar acuerdo con otras formaciones. A mí no me gusta la radicalidad”. Si preguntáramos quién es el autor de estas palabras, seguramente muchísimos andaluces reconocerían en este breve autorretrato al presidente de la Junta. Y es que Juanma Moreno se ha labrado una imagen de político con mano izquierda para la negociación y búsqueda del consenso. Pero la cita no es suya, sino (¡oh casualidad!) de su principal adversario político, Juan Espadas. El líder de los socialistas andaluces hablaba en esos términos de sí mismo en una entrevista publicada en El Confidencial el 16 de mayo de 2019 cuando todavía era el alcalde de Sevilla.

Foto: Juan Espadas en su intervención ante el Comité Director del PSOE andaluz en Alcalá de Guadaíra. (Cedida)

La confusión no sería extraña, pues en contra de lo que podría deducirse de su opuesta militancia, ambos comparten un similar estilo de hacer política. Más gestores que mitineros, más dialogantes que autoritarios, más dados a despertar simpatías que a generar rechazo. O, al menos, a no molestar demasiado a los que no les votan.

En 2011, cuando Espadas fue nombrado candidato a la Alcaldía de Sevilla por el PSOE, fue muy compartido un montaje fotográfico que destacaba el parecido más que razonable con su contrincante, el alcalde popular Juan Ignacio Zoido. La imagen, que hoy sería seguro un “meme”, presentaba a ambos en una pose similar, acentuando las similitudes: cara redondeada, gafas, peinado con entradas y algunas canas… La ocurrencia fue utilizada durante la campaña electoral por el Partido Andalucista, que entonces aún no era tiempo de Podemos ni de Vox, para ilustrar la idea de que votar a populares o socialistas era lo mismo. En ese caso se potenciaba el parecido físico, ahora las semejanzas son de carácter y de actitud.

placeholder Pedro Sánchez y Juan Espadas, en un mitin de la campaña del 19-J. (EFE/Julio Muñoz)
Pedro Sánchez y Juan Espadas, en un mitin de la campaña del 19-J. (EFE/Julio Muñoz)

Cuando sustituyó a la defenestrada Susana Díaz, en el PSOE destacaban su capacidad para alcanzar pactos tanto a su derecha como a su izquierda, restar tensión al debate político y ser bien recibido en círculos y sectores a priori poco partidarios. ¿Quién mejor que Juan para combatir a Juanma, que es cuña de la misma madera?, se intentaban autoconvencer ufanos en la cúpula socialista.

La campaña fue muy dura para Espadas, desubicado siempre y al borde del revolcón como un torero fuera de sitio, y la jornada del 19 de junio, especialmente cruel. El único clavo al que podía amarrar sus esperanzas era que había tenido poco margen para transmitir su mensaje, pero que en la carrera de fondo de cuatro años de oposición lograría darle la vuelta a la situación, igual que hizo en el Ayuntamiento de Sevilla.

Foto: Juan Espadas abraza a Susana Díaz en un acto de partido, hace unos meses. (EFE/Julio Muñoz)

Sin duda, ahora tiene mucho tiempo por delante, aunque los movimientos iniciales de Juanma Moreno ya le han dejado claro que no va a ser fácil ni mucho menos. El anuncio de establecer una línea de diálogo permanente y mensual con los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios ha sido una apuesta llamativa, como una apertura agresiva con blancas en ajedrez. Ofrecer una rendición de cuentas continua a la oposición desde una mayoría absoluta —suficiente en el prudente vocabulario del presidente— es toda una declaración de intenciones para el mandato. Coordinarlo a través del consejero de Presidencia, un Antonio Sanz con tanta capacidad de trabajo como talante para alcanzar acuerdos, es un acierto sin fisuras.

El PSOE tendrá muy difícil acusar al presidente andaluz de gobernar desde la soberbia con medidas como ésta. La comparación caería, además, por su propio peso, cuando por ejemplo un Gobierno de coalición socialista rechazó todas y cada una de las 450 enmiendas presentadas por el PP a los Presupuestos de 2015.

placeholder Momento de la reunión entre Juanma Moreno y Juan Espadas. (EFE/Raúl Caro)
Momento de la reunión entre Juanma Moreno y Juan Espadas. (EFE/Raúl Caro)

La vocación de mano tendida del líder popular deja además en una delicada situación al líder de la oposición, que tendrá que elegir entre marcar un perfil propio y apostar por la búsqueda de acuerdos o repetir la fórmula de las tensas relaciones entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Espadas asegura a todo el que le quiere oír que buscará el enfrentamiento y no el choque, aunque está por ver que pueda mantener este criterio. Sobre todo, cuando arranque la precampaña de las municipales y autonómicas de mayo y el ambiente político se enrarezca aún más, si es que esto es posible.

Su escenario es delicado, porque Juanma Moreno ha roto bastantes mitos desde San Telmo. El principal, que el PP puede gobernar Andalucía sin que se abra la tierra bajo los pies. Pero parece dispuesto a acabar con muchos más. Entre ellos, que “hay otra forma de gobernar” no es sólo un lema electoral, sino que puede convertirse en una realidad palpable.

Foto: Juan Espadas comparece tras la debacle socialista. (EFE/Julio Muñoz)
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Por su parte, Espadas debe demostrar que aquello que en el inicio parecía una virtud, su semejanza con Juanma Moreno, no puede convertirse en su peor defecto. Del mismo modo que no hay peor rival para un boxeador zurdo que otro zurdo, corre el riesgo de que los andaluces prefieran al campeón a un aspirante de idéntico perfil. La vieja máxima política de para qué votar a la copia cuando puedes optar por el original. Y de los duros efectos de esta teoría bien puede darle una tesis Juan Marín.

“Quizá se está valorando que soy coherente, que me siento cómodo en una línea moderada, de coincidir en posiciones de centro y buscar acuerdo con otras formaciones. A mí no me gusta la radicalidad”. Si preguntáramos quién es el autor de estas palabras, seguramente muchísimos andaluces reconocerían en este breve autorretrato al presidente de la Junta. Y es que Juanma Moreno se ha labrado una imagen de político con mano izquierda para la negociación y búsqueda del consenso. Pero la cita no es suya, sino (¡oh casualidad!) de su principal adversario político, Juan Espadas. El líder de los socialistas andaluces hablaba en esos términos de sí mismo en una entrevista publicada en El Confidencial el 16 de mayo de 2019 cuando todavía era el alcalde de Sevilla.

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