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Fernando Matres

El Zaguán

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¿Contra quién votamos hoy?

Los candidatos socialistas andaluces, atrapados en un debate trasladado más allá de Despeñaperros, han comprobado que el odio es el sentimiento más poderoso

Foto: El alcalde en funciones de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)
El alcalde en funciones de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)
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“Más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor”. Lo dejó escrito Jacinto Benavente y lo comprobó en sus propias urnas el PSOE el pasado 28 de mayo. Ésa es la principal conclusión que han sacado los socialistas andaluces del varapalo experimentado en las municipales, que se ha sumado al sufrido en julio con la mayoría absoluta de Juanma Moreno. 200.000 votos menos y cinco puntos de diferencia con el PP, que se traduce en que los populares pueden gobernar en las ocho capitales si prosperara un pacto con Jaén Merece Más, después del empate a concejales entre las dos principales fuerzas en la capital del Santo Reino.

Foto: Juanma Moreno, en la sede regional del PP, en Sevilla, con el candidato popular en la capital, José Luis Sanz. (Europa Press/Eduardo Briones)
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Otra opción sería que todos los candidatos escogidos para liderar las candidaturas en las principales andaluzas fueran un desastre y por eso los ciudadanos les han dado la espalda, pero tanto la lógica como la estadística (con permiso de José Félix Tezanos) indican que no es muy creíble. Por eso, es más sensato tirar de navaja, en este caso de Ockham: si existen dos o más hipótesis, en igualdad de condiciones, lo más razonable es dar preferencia a la más simple.

Así lo indica sobre todo un caso en el que la derrota ha sido particularmente dolorosa para el PSOE: Sevilla. El negro panorama ya lo tenía más que asumido en Málaga, Córdoba y Almería, mientras que casi daba por perdida Granada y en Jaén, Cádiz, Huelva aspiraba a que al menos hubiera opciones, pero el vuelco vivido en Sevilla le ha sumido en el pesimismo.

Foto: Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla en funciones, y María Jesús Montero, en el cierre de campaña del 28-M con Javier Fernández, líder provincial del PSOE. (EFE)

El equipo de Antonio Muñoz, el alcalde de Sevilla que cederá el bastón de mando a José Luis Sanz, jura y perjura que, si bien los sondeos marcaron siempre prácticamente un empate técnico, también reflejaban hasta última hora que la alianza con la coalición de izquierdas le permitiría revalidar el Gobierno. Pero en los últimos días de la campaña la situación fue dando un progresivo giro a peor.

Y es que la influencia de la negativa ola nacional, más los escándalos de última hora que se localizaban en Andalucía, han introducido un factor corrector que ha resultado funesto para el PSOE. Allí donde había malas perspectivas se han producido mayorías absolutas para el PP y donde la moneda podía caer de un lado u otro, se ha decantado por la cruz debido al peso de los factores externos.

Foto: espana-a-examen-antonio-munoz-martinez-alcalde-sevilla-bra

La campaña electoral ha sido un calvario para los socialistas andaluces, como una tormenta perfecta en la que a una mala noticia la sucedía otra aún peor. El desplazamiento del eje del debate desde un plano eminentemente local hasta uno nacional, por ejemplo con la polémica por la inclusión de terroristas condenados en las listas de Bildu, les ha hecho mucho daño. Pero la aparición en los últimos días de casos como la presunta compra de votos en Mojácar o la investigación por el secuestro de una concejal de Maracena que afectaba al secretario de Organización, Noel López, ha sido la puntilla. “Llegamos a pensar que metían en la cárcel a Griñán en la jornada de reflexión, porque es lo que faltaba”, reconocen dentro del equipo de Juan Espadas.

Foto: La alcaldesa en funciones de Maracena (Granada) y candidata socialista a repetir en el cargo, Berta Linares. (EFE/Miguel Ángel Molina)

El planteamiento inicial de los candidatos socialistas de hablar de gestión y no de ideología, de centrarse más en el bache que en el aborto, como apuntamos en enero en estas mismas páginas, saltó por los aires por los propios errores de Pedro Sánchez, que cayó en la trampa de plantear las elecciones como un plebiscito sobre su persona, como él mismo se define, en lugar de poner el foco en los alcaldables. Los días previos al 28 de mayo fueron para ellos como una yincana electoral. Como competir en un triatlón con una mochila de 100 kilos a cuestas.

Normalmente, se vota más contra algo que a favor de alguien

Hay dos motivaciones principales para el voto: la ilusión o el enfado. Y sabemos desde los clásicos que el odio es el sentimiento más poderoso. Normalmente, se vota más contra algo que a favor de alguien. Es lo que Pedro Arriola denominaba “pulsión de cambio”, que se aprecia con nitidez actualmente y que dejó importantes trazas en los resultados de las pasadas municipales y autonómicas.

La reforma laboral, la Ley de la Vivienda o la subida de las pensiones no han tenido nada que hacer ante el descrédito de Sánchez

Eso es lo que ha arrastrado hasta el fango a la mayoría de los candidatos socialistas, que se quedaron atrapados en un debate trasladado más allá de Despeñaperros y en un carrusel de propuestas generales en las que no se identificaban, como el cine a dos euros los martes para las personas mayores, cuando hay pueblos que no es que no tengan cine, es que carecen de médico de atención primaria. Los beneficios de la reforma laboral, la Ley de la Vivienda o la subida de las pensiones no han tenido nada que hacer ante el descrédito de la figura de Pedro Sánchez, a quien la mayoría percibe ya como alguien en quien no se puede confiar. Parafraseando a Groucho Marx, ¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?

Foto: Alejandra Jacinto vota junto a Irene Montero en Madrid. (EFE/Daniel González)
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Pero ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar, como dijo Federico II de Prusia, por lo que ahora deben prepararse para afrontar otra campaña dentro de un mes, algo que se antoja épico en el momento de depresión colectiva que vive el PSOE andaluz. Si pedirle a las desmoralizadas bases que acudan en masa a votar un 23 de julio se antoja una tarea ardua, exigirle que las movilicen a quienes acaban de vivir un terremoto que les ha hecho perder poder y puestos de trabajo suena a broma de mal gusto.

Tal vez, de esta extraña fecha en la que nos citaremos de nuevo con las urnas saquemos dos cosas buenas: que se refuerce la plantilla de Correos y que pongan, de una vez por todas, aires acondicionados en los centros educativos.

“Más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor”. Lo dejó escrito Jacinto Benavente y lo comprobó en sus propias urnas el PSOE el pasado 28 de mayo. Ésa es la principal conclusión que han sacado los socialistas andaluces del varapalo experimentado en las municipales, que se ha sumado al sufrido en julio con la mayoría absoluta de Juanma Moreno. 200.000 votos menos y cinco puntos de diferencia con el PP, que se traduce en que los populares pueden gobernar en las ocho capitales si prosperara un pacto con Jaén Merece Más, después del empate a concejales entre las dos principales fuerzas en la capital del Santo Reino.

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