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Fernando Matres

El Zaguán

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Andalucía pinta… con trazo fino

Juanma Moreno reivindica igualdad, la no confrontación pancartera, incluso cuando un acuerdo entre PSOE y PP es una especie más protegida que el lince ibérico

Foto: Juanma Moreno, con Sara Baras, el pasado 4 de diciembre en el Día de la Bandera. (EP/María José López)
Juanma Moreno, con Sara Baras, el pasado 4 de diciembre en el Día de la Bandera. (EP/María José López)
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"Un pueblo unido y luchador que siempre defendió la igualdad". Es la definición de los andaluces que aparece en la campaña institucional para conmemorar el Día de la Bandera de Andalucía, una fecha instaurada el año pasado para recordar las históricas manifestaciones celebradas en 1977 que reivindicaron la autonomía plena. Entonces, sonó alto y claro un grito de rebeldía e inconformismo.

La celebración del 4 de diciembre es tan novedosa de manera oficial que aún no ha calado en la mayoría de la sociedad andaluza, por otra parte, muy acostumbrada a la tradición consolidada del 28 de febrero, el Día de Andalucía, que rememora el referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico. Una fecha señalada desde niños, con desayuno de pan con aceite en los colegios, interpretación del himno y manualidades repletas de referencias verdes y blancas. No obstante, el Gobierno de Juanma Moreno se ha afanado por dotar de contenido y relevancia a un día que siempre ha sido un referente para el sentimiento andalucista. De hecho, la declaración parte de una petición del histórico líder andalucista Alejandro Rojas-Marcos.

Y es que ciertamente las dos fechas son tan importantes como complementarias. Una recuerda el anhelo y la otra, el logro real. Una conmemora la unión ante las injusticias y la otra, el orgullo por ser como eres. Una es una reivindicación; la otra, una fiesta. Por eso, cada celebración tiene sus matices. "Amo mi tierra, lucho por ella, mi esperanza es su bandera", cantaba Carlos Cano en Verde, blanca y verde. Una bandera que es transversal. Al contrario que otras que se izan como símbolo de diferencia o exclusión, la andaluza es una bandera acogedora, inclusiva, horizontal e interminable.

Y todas esas características consustanciales a la enseña andaluza, Juanma Moreno está empeñado en seguir trasladándolas a su día a día. Su talante institucional siempre ha estado muy marcado, aunque en los actuales tiempos convulsos de extremismos, confrontación y política de lemas, su apuesta por la centralidad, el entendimiento y la gestión llama aún más si cabe la atención.

Foto: Juanma Moreno, en la manifestación convocada bajo el lema "Yo defiendo Andalucía". (Europa Press/Francisco J. Olmo)

Su perfil ya no es solo claro para los andaluces, sino que empieza a ser reconocible también fuera de las ocho provincias. Sin duda un perfil forjado por carácter propio y por convicción, aunque también explotado por motivos estratégicos y electorales. La capacidad para mostrarse como un presidente sensato, que huye de las excentricidades y que puede gustar a una amplia mayoría, o al menos “no molestarla”, le ha dado grandes réditos. Le permite aglutinar tanto al tradicional votante conservador como al de centroizquierda defraudado y al que recela de los extremos, logrando al mismo tiempo minimizar al PSOE y a Vox.

Y esa receta la ha exportado a su rol como destacado barón autonómico del PP. Es coincidencia, pero no casualidad, que el mismo día que Juanma Moreno hablara en la celebración del Día de la Bandera de Andalucía de apostar por el "diálogo, consenso y moderación", Isabel Díaz Ayuso confrontara abiertamente con el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, durante un acto de homenaje a la Constitución. Mientras el presidente andaluz insiste en la necesidad de "conseguir acuerdos y prosperidad para garantizar una España de iguales, solidaria e inclusiva", la presidenta madrileña le da una vuelta de tuerca al "España nos roba", afirmando que "Madrid aporta casi el 70% de todo con lo que se sufragan los servicios públicos de España entera".

Tampoco obedece al azar que, en uno de los momentos de mayor confrontación, con los tradicionales puentes de entendimiento volados y Pedro Sánchez hablando de construir muros "contra la derecha reaccionaria", el único pacto entre ambos que haya salido adelante lleve la firma de Juanma Moreno. El protocolo para el desarrollo territorial sostenible del área de influencia del espacio natural de Doñana suscrito entre la Junta de Andalucía y el Gobierno de España es una auténtica excepción. Actualmente, un acuerdo entre el PSOE y el PP es una especie más protegida que el lince ibérico.

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno, y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante su visita a Doñana. (EFE/Raúl Caro)

Alberto Núñez Feijóo ya ha asumido, o debería, que el epicentro del terremoto provocado entre el 28 de mayo y el 23 de julio no estuvo en Extremadura, sino en Valencia. Los hechos han demostrado que a Vox se le neutraliza desde la sensatez, no a base de adelantarle por la derecha. El caso de Madrid es excepcional y no exportable a otras realidades electorales, como la nacional, donde el PP debe captar apoyos acercándose al centro, no escorándose aún más. Ahí están los ejemplos del propio Juanma Moreno, de María Guardiola… o de un presidente de Galicia que encadenó cuatro mayorías absolutas.

El "Andalucía Pinta", elegido como claim en la campaña del 4 de diciembre, resume ese mensaje, que el presidente andaluz pretende abanderar, de no tolerar privilegios de unas comunidades sobre otras por tacticismo parlamentario. Aunque sin duda los trazos verdes y blancos en el lienzo político nacional se hacen con un pincel fino, muy alejados de la brocha gorda que tristemente resulta tan habitual. Es una defensa de la igualdad desde la moderada fuerza de los hechos, no a través de una histriónica batería de lemas pancarteros. Esa frase ya tan recurrente, y tan real, de no querer ser más que nadie, pero tampoco consentir ser menos que ninguno. O, dicho con la irónica sencillez con la que Migue Benítez, el recordado fundador de Los Delinqüentes, explicaba el término "garrapatero" con el que definía su estilo de música y su forma de vivir: "Es ser más chulo que todo el mundo sin ser más chulo que nadie".

"Un pueblo unido y luchador que siempre defendió la igualdad". Es la definición de los andaluces que aparece en la campaña institucional para conmemorar el Día de la Bandera de Andalucía, una fecha instaurada el año pasado para recordar las históricas manifestaciones celebradas en 1977 que reivindicaron la autonomía plena. Entonces, sonó alto y claro un grito de rebeldía e inconformismo.

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