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¿Por qué no ser lo que nunca fuimos?
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Fernando Matres

El Zaguán

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¿Por qué no ser lo que nunca fuimos?

Nuestra esperanza es que ese orgullo que la mayoría de los andaluces dice sentir permanece absolutamente al margen de las cuestiones no ya políticas, sino politiqueras

Foto: Juanma Moreno y María Jesús Montero. (Francisco J. Olmo/Europa Press)
Juanma Moreno y María Jesús Montero. (Francisco J. Olmo/Europa Press)
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La interpretación del himno por Pablo López como cierre a la ceremonia de entrega de los reconocimientos por el Día de Andalucía fue una metáfora perfecta de a lo que aspira la comunidad: innovar desde la tradición. Y quien se atreve a hacer algo nuevo siempre corre riesgos. Desde que Rocío Jurado lo interpretara, hay que tener mucha confianza, valentía o desahogo para versionarlo. Más aún cuando unos minutos antes José Mercé ya lo había hecho, pero de los cobardes nunca se ha escrito nada.

De eso se trata, al fin y al cabo, de romper inercias, de cambiar dinámicas, de hacer las cosas como nunca se han hecho, de lograr los objetivos que siempre han parecido inalcanzables. En definitiva, como dijo Juanma Moreno en su discurso, de "hacer realidad lo imposible", como en aquel 28 de febrero que ahora conmemoramos.

Porque el acto protocolario de honrar a los hombres, mujeres y entidades que representan los valores andaluces de una u otra forma fue el cierre a una interesante campaña institucional del Día de Andalucía, que en esta ocasión destacaba su liderazgo en algunas facetas que suponían motivos para la celebración.

Foto: Integrantes de la banda de cornetas y tambores Rosario de Cádiz, en la plaza de Callao de Madrid, durante un acto de promoción enmarcado en Fitur. (Junta de Andalucía)

"Los andaluces somos líderes en poner el alma en todo, en sacar una sonrisa, en dar siempre la bienvenida. Somos líderes en el arte de sentir, en echarle coraje al día a día, en exigirnos cada vez más. Somos líderes en entendernos, en amarnos, en escuchar a los demás". Así reza la voz en off del vídeo conmemorativo, que apela a la emoción e intenta mostrar qué es ser andaluz, algo "fácil de percibir, pero enormemente difícil de definir", en palabras de Manuel Clavero Arévalo.

A simple vista, uno diría que, por lo general, los andaluces estamos contentos de serlo. Aún más, satisfechos hasta el punto de caer en el ombliguismo. Los datos no solo confirman esta impresión, sino que la refuerzan. Según un estudio realizado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces (Centra), nueve de cada diez andaluces se declaran orgullosos o muy orgullosos de serlo, principalmente por su gente, tradiciones y calidad de vida. Pero, además, ocho de cada diez aseguran sentir el mismo sentimiento por ser españoles. Parafraseando a Mariano Rajoy, son "muy andaluces y mucho españoles".

Foto: Juanma Moreno y María Jesús Montero, en el Parlamento de Andalucía. (Francisco J. Olmo / Europa Press)

Lo deseable sería que el orgullo no sólo procediera de motivos sentimentales, el clima, el arte, la gastronomía o la manera de ser, aunque todo eso también está muy bien. Aunque es lógico que la campaña institucional se centre en aspectos más de piel que racionales, porque nadie se va a emocionar con un vídeo que hable de datos macroeconómicos. No obstante, el objetivo del Gobierno andaluz más allá de eso es trasladar la imagen de que, como diría Bob Dylan, los tiempos están cambiando.

La campaña habla de liderazgos emocionales, pero, si como sostenía Napoléon, un líder se dedica a vender esperanza, Juanma Moreno se afana en conseguirlo con la ayuda de sus consejeros. Así, el equipo de San Telmo traslada un continuo goteo de cifras que invitan a pensar que sí hay algo nuevo bajo el sol de Andalucía. Y parece que esa fina lluvia va calando, porque según el mismo sondeo del Centra el 67,2% de los encuestados cree que la imagen de la comunidad ha mejorado en los últimos cuatro años.

Foto: La consejera de Hacienda de la Junta, Carolina España, entre el presidente y el gerente de Cesur, José Manuel González y Fernando Seco.

A eso ayuda, sin duda, hechos como que Andalucía lidere la creación de empleo en España, con 50.000 afiliados a la Seguridad Social más que en el año anterior; que sea la comunidad con un mayor descenso del paro interanual en términos absolutos, con 30.000 desempleados menos; que cuente con más autónomos que nadie, 570.000; o que se sitúe como referente nacional en producción agroalimentaria ecológica, con la mitad de toda la producción nacional, construcción y transporte sostenible o proyectos de hidrógeno verde, por citar algunas de las áreas de las que ha presumido el Ejecutivo andaluz en los últimos días.

Frente a ello, la tímida oposición de Juan Espadas, que quiere despertar esgrime, otros puestos altos en clasificaciones que no pueden producir orgullo, sino vergüenza. Como en la de las listas de espera para la atención sanitaria, el porcentaje de población pobre o en riesgo de pobreza, la menor esperanza de vida o el hecho de que doce de los quince municipios con mayor tasa de desempleo sean andaluces.

Foto: Vista de una aula de una universidad. (iStock)

Incluso aprovecha una celebración supuestamente festiva como ésta para contra programar la campaña institucional, algo no sé si inédito, pero al menos inusual. Su vídeo igual destaca carencias que, como el dinosaurio de Monterroso, ya estaban ahí durante los 40 años de gobiernos socialistas, como el empleo, la sanidad, la educación o la dependencia, que culpa a Juanma Moreno del machismo o la sequía, en una arriesgada pirueta que no vimos venir.

Nuestra esperanza es que ese orgullo que la mayoría de los andaluces dice sentir permanece absolutamente al margen de estas cuestiones no ya políticas, sino politiqueras. Henry Kissinger dijo que la tarea del líder es llevar a la gente desde donde está hasta donde nunca ha estado. Ojalá haya alguno que lleve a los andaluces no ya a volver a ser lo que fuimos, como dice el himno, sino a atrevernos de una vez a ser lo que nunca hemos sido.

La interpretación del himno por Pablo López como cierre a la ceremonia de entrega de los reconocimientos por el Día de Andalucía fue una metáfora perfecta de a lo que aspira la comunidad: innovar desde la tradición. Y quien se atreve a hacer algo nuevo siempre corre riesgos. Desde que Rocío Jurado lo interpretara, hay que tener mucha confianza, valentía o desahogo para versionarlo. Más aún cuando unos minutos antes José Mercé ya lo había hecho, pero de los cobardes nunca se ha escrito nada.

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