:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2Fcf5%2F5f0%2F713%2Fcf55f07139dd4853aca4afdbc1ad667e.png)
El Zaguán
Por
Vox: ponerse donde no hay nadie
La ruptura de los gobiernos autonómicos con el PP completa un viaje que empezó con una irrupción sorprendente en Andalucía y acabó en la intrascendencia más absoluta
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe93%2F84c%2F99e%2Fe9384c99e68d53db5f1a6533d38bd084.jpg)
A Ricardo Bochini le preguntó un día un periodista cuál era su secreto para jugar tan bien y el futbolista al que veneraba Diego Armando Maradona respondió con apenas dieciséis palabras que pedían ser esculpidas en mármol: "Yo nada, me pongo donde no hay nadie y se la doy al que está solo". La definición del ídolo del 10 por antonomasia es de una sencillez perturbadora. En puridad el fútbol es eso, lo complicado es hacerlo. Como si Lorca dijera que "voy uniendo palabras y formando frases" o Velázquez, "solo doy una pincelada tras otra hasta pintar imágenes".
La admirable sentencia del "Bocha" vino a mí, rescatada de ese rincón de la memoria donde albergamos los recuerdos inútiles, pero hermosos, al ver cómo Vox anunciaba la ruptura de los gobiernos autonómicos de coalición que mantenía con el PP. Ya me perdonarán la extraña asociación de ideas, uno no controla del todo su mente. Y es que, en teoría, el fin de la política es muy simple, aunque en estos tiempos muchos parecen querer complicarlo.
Si volvemos a las definiciones como medida de las cosas, la política para la RAE es la "actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos", aunque también Groucho Marx afirmaba que era "el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados".
Seguramente la clave se encuentre en eso de "regir los asuntos públicos", porque ¿realmente la aspiración de Vox es influir en ellos? Resulta difícil de creer, cuando tras las elecciones del 28 de mayo de 2023 dio la batalla para entrar en los gobiernos en las comunidades en las que su apoyo resultaba decisivo y poco más de un año después renuncia a ello por una cuestión menor, nunca mejor dicho. Un asunto que no es que no sea una línea roja, es que no parece ni una raya anaranjada.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff92%2Fe5a%2F62c%2Ff92e5a62c92d8bdc740fdc2ce6b40648.jpg)
No da la impresión de que esté capacitado para comportarse como el arquitecto que diseña y ejecuta la construcción del edificio, sino de que ha nacido más bien para ser la persona ociosa y sabionda que le grita desde detrás de la valla que está todo mal. Sus palabras dicen que no les ha votado nadie para aceptar la política migratoria de Pedro Sánchez y que son los únicos capaces de renunciar a cargos y sueldos por sus principios. Pero sus actos hablan del temor a ser irrelevantes como socios minoritarios y diluirse como partido “domesticado” atrapado entre la irrupción de Alvise Pérez y un lento, pero imparable retorno al bipartidismo.
Aunque la fórmula no estriba tanto en el dónde estás, sino en el qué haces. En la política, como en el fútbol, tal y como explicaba Bochini, los espacios que tú no ocupas, los termina ocupando el adversario. Y hasta el momento Vox no ha dado síntomas de alcanzar un lugar determinante para crecer en el electorado, más allá de sus seguidores fieles, de los que tiene un suelo sólido, o de los decepcionados y desencantados que optan por un voto de castigo o exótico. Y ya dentro de las instituciones, lo tenía mucho más complicado para convencer a este último grupo.
Un claro ejemplo lo tenemos en Andalucía. Fue el primer Parlamento en el que consiguió representación, con una irrupción sorprendente en diciembre de 2018, pero desde entonces ha sido incapaz de imponer su relato o al menos demostrar una influencia en las políticas, más allá de que una pancarta en su sede del centro de Sevilla presuma de que "pusimos fin a 40 años de socialismo".
"En la política, como en el fútbol, tal y como explicaba Bochini, los espacios que tú no ocupas, los termina ocupando el adversario"
Es cierto que fue decisivo para que fuera posible el Gobierno del PP y Ciudadanos, aunque su bisoñez negociadora lo llevó a no dejar ningún sello en él. El pacto de investidura prácticamente fue un papel mojado, no hubo ni "pin parental" ni se tradujo en ninguna medida su animadversión hacia "las ONG’s ideológicas y las asociaciones de feminismo supremacista". "No seremos la alfombra de otros", sentenció Santiago Abascal después de la firma. Alfombra puede que no, pero muleta invisible sí.
Precisamente tras aquella experiencia, Vox dijo sentirse engañado y a Dios puso por testigo de que jamás volvería a quedarse fuera del Gobierno de un presidente autonómico que le necesitara para serlo. Pero en Andalucía ya no tuvo opción, borrado del mapa por la habilidad de Juanma Moreno para atraer el voto a su derecha y su izquierda hasta conseguir una mayoría absoluta histórica.
Si cuando su voto era decisivo no fue capaz de demostrarlo, ahora directamente ha pasado a ser intrascendente salvo por algunas declaraciones fuera de lugar, como decir que el PSOE era el partido de los "cocainómanos y puteros", que en las aulas andaluzas había “adoctrinamiento, pederastia incluida” o que “si no hubiera estado Lamine Yamal el gol ante Francia lo hubiera marcado otro”.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F774%2Fd6e%2Fd81%2F774d6ed8129a46592073d6fbcec01cb5.jpg)
Tampoco dentro de los gobiernos que sí ha ocupado ha dado muestras de querer regir los asuntos públicos, ni de adoptar medidas que beneficien a una mayoría de los ciudadanos, sino únicamente de transmitir su carga ideológica para contentar a una minoría. Ahora vuelve a estar fuera, y tiene que volver a virar su posición, algo que se espera con curiosidad, por ejemplo en el Ayuntamiento de Sevilla, donde presionó con todas sus fuerzas para entrar en coalición, al tiempo que bloqueaba cualquier propuesta que viniera del PP.
Es una decisión arriesgada, aunque no improvisada, tomada con la vista más puesta en el medio que en el corto plazo. Un movimiento inesperado, un retorno a la casilla de salida con la esperanza de encontrar un espacio mejor. No es fácil situarse donde no hay nadie y cedérsela a quien está desmarcado. En muchas ocasiones te acaban colocando donde no quieres y el pase acaba fuera del campo.
A Ricardo Bochini le preguntó un día un periodista cuál era su secreto para jugar tan bien y el futbolista al que veneraba Diego Armando Maradona respondió con apenas dieciséis palabras que pedían ser esculpidas en mármol: "Yo nada, me pongo donde no hay nadie y se la doy al que está solo". La definición del ídolo del 10 por antonomasia es de una sencillez perturbadora. En puridad el fútbol es eso, lo complicado es hacerlo. Como si Lorca dijera que "voy uniendo palabras y formando frases" o Velázquez, "solo doy una pincelada tras otra hasta pintar imágenes".