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María José Caldero

Los lirios de Astarté

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La casa de todos

Están nuestros regidores y candidatos a serlo, enfrascados en la trascendental tarea de llevarnos al huerto y ocupar las casas consistoriales durante cuatro años

Foto: Ayuntamiento de Sevilla. (Wikipedia)
Ayuntamiento de Sevilla. (Wikipedia)

“Les ofreceré una tenaz e incansable defensa de sus derechos como ciudadanos y seres humanos”. No es la soflama grandilocuente de algún candidato a las próximas elecciones municipales. Quien declama así es Charles Foster Kane, personaje inspirado en la historia del magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst y encarnado en el cine por Orson Welles en esa obra maestra del séptimo arte que es Ciudadano Kane.

Están nuestros regidores y candidatos a serlo, enfrascados en la trascendental tarea de llevarnos al huerto y ocupar las casas consistoriales durante cuatro años, todo ello con la buenísima intención, estoy segura de ello, de hacernos la vida más agradable y defender nuestros derechos como el ciudadano Kane.

Foto: Orson Welles, en un fotograma de 'Ciudadano Kane' (EC)

El perfil pétreo del genial cineasta de Wisconsin me mira de reojo desde la fachada plateresca del Ayuntamiento de Sevilla. Welles visitó la ciudad hispalense y se dio un garbeo por la Feria de Abril en 1966 junto a la bellísima Grace Kelly, que comparte protagonismo con él en el consistorio sevillano. Ambos perfiles hollywoodienses fueron labrados por el escultor Manuel Echegoyán, que intervino en la fachada entre 1955 y 1974.

El imponente Ayuntamiento de Sevilla tiene su génesis quinientos años antes de este 2023 de elecciones municipales. Obra referencial del plateresco español, cuya ejecución se relaciona con las nupcias de Carlos V con Isabel de Portugal en el Alcázar sevillano, debe sus trazas renacentistas al arquitecto Diego de Riaño. Concebido como un templo de Justicia, en él se acumulan grutescos, pilastras, columnas, guirnaldas, candelieri, mitología e historia en una fachada de belleza incontestable a la que no penaliza el estar inconclusa y que reunió a artistas de toda procedencia. Junto al arquillo que comunicaba con el desaparecido convento Casa Grande de los franciscanos, Hércules y Julio César. El primero, como fundador mítico de la ciudad; el segundo, como impulsor de su primer recinto amurallado.

placeholder Actor and director Orson Welles sitting on the front row watching the traditional Spring Festival in Seville, April 24th 1961. (Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)
Actor and director Orson Welles sitting on the front row watching the traditional Spring Festival in Seville, April 24th 1961. (Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)

Y, como si de una pareja artística se tratara, ambos comparten protagonismo en otro consistorio andaluz más allá de la A-4.

En Jerez de la Frontera, el candidato a la alcaldía tomará posesión de su cargo en un edificio renacentista, la Casa del Cabildo, que es un recordatorio constante de las virtudes que debe reunir el buen ciudadano y el gobernante. La Justicia y la Fortaleza flanqueando a Julio César; la Templanza y la Prudencia, a Hércules. Junto a ellos, un compendio de elementos militares e instrumentos musicales portados por pequeños puttis, grutescos y tritones que simbolizan el triunfo de la razón y la reflexión sobre el odio y la ira. ¿Escucharán los candidatos a la alcaldía las voces que reclaman templanza, justicia y razón a través de la piedra tallada?

Es imposible pasear por delante de la elegante loggia jerezana y no trasladarse a la Italia del cinquecento. Allí tienen chianti y en Jerez, el vino. Qué tiene el vino que alegra las penas mías. Un elixir que Jerez exporta y contribuye al esplendor económico de la ciudad, que se traduce en la construcción de edificios que conforman gran parte de su patrimonio monumental.

De Jerez a San Fernando, un ratito a pie y otro caminando.

placeholder Casa Cabildo de Jerez de la Frontera. (Wikipedia)
Casa Cabildo de Jerez de la Frontera. (Wikipedia)

En la antigua Isla de León presumen de tener el ayuntamiento más grande de Andalucía y el tercero de España. No hay grutescos ni semidioses mitológicos, la filigrana del plateresco se cambia por las líneas neoclásicas en un edificio construido al calor de la prosperidad que vive la ciudad con la instalación del Arsenal de la Carraca y el aumento de una población atraída por la industria naval.

No hay programas iconográficos, pero hay historia. Entre los muros del consistorio cañaílla se elaboró la fórmula del Juramento de la Constitución de 1810 y en junio de 1813 se constituyó el primer Tribunal Supremo de la Historia de España. Igual, un poco sí que impone sentarse en torno a la histórica mesa que hoy preside el Salón de Plenos.

Ciento once años se alargaron las obras del colosal ayuntamiento isleño.

Muchos menos, treinta y siete, tenía Antonio Machado cuando llegó a Baeza. Viudo de su amada y jovencísima Leonor y acompañado de su madre, el poeta se instalaría en una casa frente al Palacio del Corregidor, sede del ayuntamiento.

placeholder Palacio del Corregidor de Baeza. (Ayuntamiento de Baeza)
Palacio del Corregidor de Baeza. (Ayuntamiento de Baeza)

Este palacio fue construido hacia 1520 a instancias de Carlos I con la idea de que se convirtiera en cárcel. Unas décadas después se ampliaría con la Casa del Corregidor para darle más vigilancia. El corregidor no era otro que Juan de Borja, uno de los hijos de San Francisco de Borja y Leonor de Castro. Su escudo luce en la fachada consistorial junto al de Felipe II y al de la propia ciudad.

“En España, lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo”. Imagino a Machado, sombrero y levita, pasando ante la fachada plateresca del Ayuntamiento baecense pensando en voz alta, yendo y viniendo del instituto en el que impartía clases de gramática francesa.

Como el poeta, deambulo ante la fantasía plateresca del Ayuntamiento de Sevilla y mascullo entre dientes “en España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa”, mientras recojo de un saliente de la fachada unos vasos de cartón con churros que alguien ha dejado allí como un insulto grasiento. Alguien que, muy posiblemente, tenga derecho a votar en estas elecciones municipales.

Busco el perfil agradecido de Grace, pero la rubia tiene la mirada perdida buscando alguna ventana indiscreta.

“Les ofreceré una tenaz e incansable defensa de sus derechos como ciudadanos y seres humanos”. No es la soflama grandilocuente de algún candidato a las próximas elecciones municipales. Quien declama así es Charles Foster Kane, personaje inspirado en la historia del magnate de la prensa estadounidense William Randolph Hearst y encarnado en el cine por Orson Welles en esa obra maestra del séptimo arte que es Ciudadano Kane.

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