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El CIS tras las elecciones catalanas. Propuesta de enmienda... o de ahorro
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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El CIS tras las elecciones catalanas. Propuesta de enmienda... o de ahorro

El CIS cuesta a los españoles 8 millones de euros y no supera en capacidad predictiva a una porra informal de amigos tomando una caña. Hoy

El CIS cuesta a los españoles 8 millones de euros y no supera en capacidad predictiva a una porra informal de amigos tomando una caña. Hoy que nos cuentan que el Gobierno cubano quiere ahorrar pidiendo a los espectadores que devuelvan las pelotas de béisbol lanzadas a las gradas, debemos sentirnos afortunados por  la cantidad de gastos improductivos que aún podemos racionalizar antes de que los contables de Angela Merkel, para cuadrar nuestras cuentas, comiencen a firmar los taxis y comidas al Gobierno de España.

 

El pasado 17 septiembre, María Teresa Fernández de la Vega cesó  a la presidenta del CIS, Belén Barreiro, tras la publicación del último barómetro, que situaba la ventaja el PP sobre el partido socialista en más de 6,3 puntos, la máxima brecha desde 2004. El forcejeo de De la Vega con Barreiro para que el trabajo de campo de dicha encuesta se celebrara entre el 15 y el 22 de julio -tras el Debate sobre el Estado de la Nación, en el que Zapatero tradicionalmente se ha impuesto a Rajoy- en lugar de durante la primera semana del mes, como es habitual, pasó factura a la socióloga. Dirigir una organización adscrita a Presidencia del Gobierno tiene sus obvias servidumbres.

 

Ramón Ramos Torre, su sustituto, fue recibido con incienso. De la Vega elogió su inquietud intelectual, rigor e ¨imaginación sociológica¨, virtud esta última poco reconocida en los manuales de estadística, pero indispensable para no contrariar al Gobierno sirviéndole como arúspice... El catedrático agradeció el nombramiento, glosó las excelencias del CIS como centro de vanguardia, nos previno sobre los peligros de la fosilización burocrática y alabó la cualificación de su personal. ¡Ah! y dijo que él no pasaría a la historia como Atila. Seguro que no. Pero como Nostradamus, tampoco.

 

El señor Ramos se ha bautizado en los comicios catalanes. El 12 de noviembre de 2010 el Centro de Investigaciones Sociológicas publicó su Estudio 2852 preelectoral. Un prolijo estudio demoscópico que desarrollaba 37 preguntas a lo largo de 87 páginas que ayudaban a explicar casi por sí solas la partida presupuestaria del CIS asignada a fotocopias: 91.120 euros. Una pena que los resultados de un trabajo tan concienzudo fueran tan disparatados y un escándalo poco presentable (otro) que lo fueran tan a favor del Gobierno.

La estadística es una ciencia rigurosa, y camuflar bajo su verosimilitud el balón de oxígeno que el CIS prestó a los gobiernos renqueantes de Madrid y Barcelona es irritante

El CIS cuesta a los españoles 8 millones de euros y no supera en capacidad predictiva a una porra informal de amigos tomando una caña. Hoy que nos cuentan que el Gobierno cubano quiere ahorrar pidiendo a los espectadores que devuelvan las pelotas de béisbol lanzadas a las gradas, debemos sentirnos afortunados por  la cantidad de gastos improductivos que aún podemos racionalizar antes de que los contables de Angela Merkel, para cuadrar nuestras cuentas, comiencen a firmar los taxis y comidas al Gobierno de España.

 

El pasado 17 septiembre, María Teresa Fernández de la Vega cesó  a la presidenta del CIS, Belén Barreiro, tras la publicación del último barómetro, que situaba la ventaja el PP sobre el partido socialista en más de 6,3 puntos, la máxima brecha desde 2004. El forcejeo de De la Vega con Barreiro para que el trabajo de campo de dicha encuesta se celebrara entre el 15 y el 22 de julio -tras el Debate sobre el Estado de la Nación, en el que Zapatero tradicionalmente se ha impuesto a Rajoy- en lugar de durante la primera semana del mes, como es habitual, pasó factura a la socióloga. Dirigir una organización adscrita a Presidencia del Gobierno tiene sus obvias servidumbres.

 

Ramón Ramos Torre, su sustituto, fue recibido con incienso. De la Vega elogió su inquietud intelectual, rigor e ¨imaginación sociológica¨, virtud esta última poco reconocida en los manuales de estadística, pero indispensable para no contrariar al Gobierno sirviéndole como arúspice... El catedrático agradeció el nombramiento, glosó las excelencias del CIS como centro de vanguardia, nos previno sobre los peligros de la fosilización burocrática y alabó la cualificación de su personal. ¡Ah! y dijo que él no pasaría a la historia como Atila. Seguro que no. Pero como Nostradamus, tampoco.

 

El señor Ramos se ha bautizado en los comicios catalanes. El 12 de noviembre de 2010 el Centro de Investigaciones Sociológicas publicó su Estudio 2852 preelectoral. Un prolijo estudio demoscópico que desarrollaba 37 preguntas a lo largo de 87 páginas que ayudaban a explicar casi por sí solas la partida presupuestaria del CIS asignada a fotocopias: 91.120 euros. Una pena que los resultados de un trabajo tan concienzudo fueran tan disparatados y un escándalo poco presentable (otro) que lo fueran tan a favor del Gobierno.

La estadística es una ciencia rigurosa, y camuflar bajo su verosimilitud el balón de oxígeno que el CIS prestó a los gobiernos renqueantes de Madrid y Barcelona es irritante

Barómetro del CIS Cataluña