Es noticia
Maledicencia 2.0 y juicios paralelos en Twitter
  1. España
  2. Blog FIDE
Fide

Blog FIDE

Por

Maledicencia 2.0 y juicios paralelos en Twitter

Twitter es una fantástica red social, pero no podemos evitar que en ella concurran gentes de todo tipo con la intención de perjudicarnos

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

De entre todas las redes sociales, mi favorita es Twitter. Sigo a aquellas instituciones, publicaciones y profesionales que me facilitan información relevante y de calidad y me mantengo en contacto con una pequeña comunidad de amigos. Efervescente, inmediata y con cantidad de información interesante, es una herramienta importante para mi actividad diaria.

Twitter es lo que tú quieras que sea. Pero cuando en un foro de más de 300 millones de usuarios coinciden jugadores de fútbol, el 'Financial Times', famosos, famosillos y famosetes y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, se puede entender que casi todo es posible, también la maledicencia y la calumnia.

Todas las religiones nos previenen contra este mal de la calumnia, pero ninguna ha conseguido eliminarla porque está en la esencia del ser humano. Por eso no debe extrañarnos encontrarla también en Twitter y que el honor, la intimidad y la imagen de las personas se vean expuestos a las diatribas de sujetos que parecen encontrar aquí un lugar propicio.

A ello contribuye que, como se ha comentado en diversos foros de FIDE, los ejes sobre los que pivota la opinión pública contemporánea son la hipertransparencia, la personalización de la información y la 'infoxicación' (más ruido que información). Pero dejo ese tema a los expertos en comunicación, de los que he aprendido en dichos foros.

No solo las personas sino también las empresas y sus productos pueden verse afectados por todo tipo de comentarios. Por tanto, da igual que seas banquero, futbolista, personaje de dibujos animados o producto de consumo, siempre habrá alguien dispuesto a meterse contigo.

Twitter tiene unas características especiales dentro de las redes sociales que hacen particular la exposición a críticas, maledicencia y juicios paralelos.

En primer lugar, la existencia de cuentas anónimas, ya que tras un alias y una foto (si no es el famoso huevo) se puede esconder cualquiera y actuar teóricamente con impunidad. Solo teóricamente.

El 'hashtag' es también un elemento característico de Twitter. Esta especie de reclamo sirve para que las personas interesadas en un tema puedan saber quiénes están tuiteando sobre el mismo, lo cual puede ser estupendo si asistes a un congreso o hay un evento de actualidad interesante.

Sin embargo, el 'hashtag' es también un altavoz a través del cual los airados llaman a otros para, entre todos, perpetrar una suerte de lapidación 2.0. Allí se encuentran gentes de todo tipo, que compiten por ser el que lance un ataque más feroz, a veces usando el sarcasmo, pero otras la simple amenaza o el insulto.

Relacionado con lo anterior, otra característica de Twitter es su alta viralidad. Un asunto cualquiera puede adquirir altísima relevancia en un tiempo muy corto, generando con ello una gran preocupación a quien pueda ser objeto de los comentarios. Sin embargo, esta alta viralidad se ve compensada por la rápida caducidad. De 'trending topic' al más absoluto olvido en unas horas. Pero como luego veremos, hay algunos que no olvidan.

Y como última característica, hay que señalar que, dentro de la 'jurisdicción digital' creada por las distintas redes sociales con sus reglas, las de Twitter (y quienes las aplican) tienen sus peculiaridades. Influida claramente por los principios de libertad de expresión y respeto a la privacidad, Twitter suele ser restrictiva en cuanto a la adopción de medidas que acaben con la infracción de la propiedad industrial e intelectual, derechos de imagen, intimidad y honor, etc.

Pero el mundo jurídico tradicional no ha sido ajeno al fenómeno, y amén de las sentencias, cada vez más numerosas, sobre acoso y vejaciones (que serían objeto de un comentario especial), también tenemos una doctrina y jurisprudencia tuitera, pues no son pocos los comentarios de juristas ni las sentencias que abordan diversos temas.

Un asunto característico es el de la responsabilidad por el retuiteo. Lo que en principio puede parecer algo inocente y sin consecuencias, puede traerte más de un problema.

En principio, retuitear no tiene por qué tener ninguna consecuencia, salvo que lo hagas, por ejemplo, de un vínculo a un sitio de pornografía infantil. Y sin llegar a eso, un paseo por el delito de revelación de secretos nos mostrará varios casos en los que el retuit puede ser peligroso para quien lo haga.

Un asunto adquiere altísima relevancia en un tiempo muy corto, generando una gran preocupación a quien pueda ser objeto de los comentarios

Pero a veces puedes llevarte un susto sin que hayas hecho algo tan grave. El delito de desórdenes públicos prevé la distribución o difusión de mensajes alentadores de los mismos: y, claro, puedes estar paseando sobre la delgada línea roja, según se considere la convocatoria que retuiteas.

Y dicho lo anterior en cuanto a la responsabilidad penal, paradójicamente, la responsabilidad por retuitear en la jurisdicción civil parece seguir otro camino. Tenemos en España varios casos que han trascendido por afectar a políticos y otras personas conocidas.

En el año 2012, la actual presidenta de Navarra, Uxue Barcos, obtuvo de un juzgado civil de Pamplona una sentencia favorable en un asunto que la enfrentaba con dos ediles del PP. El fallo es interesante pues exonera a uno de los codemandados que había retuiteado los comentarios vejatorios, al haber pedido disculpas y borrado los retuits. Parece que de otro modo hubiese sido condenado.

Sin embargo, en una sentencia de 2 de diciembre de 2015, la Audiencia Provincial de Barcelona, por un caso que enfrentó a la alcaldesa Ada Colau con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, no solo desestima la demanda, sino que excluye la responsabilidad por retuit, sobre la base de que quien retuitea solo difunde y no hace propios los comentarios.

Otra cuestión curiosa de los fallos judiciales civiles en relación con derecho al honor es la forma en que se ordena la publicación de la sentencia en el propio Twitter.

En el caso que enfrentó a los presidentes de FACUA y Ausbanc por tuits vejatorios e insultantes, la sentencia de primera instancia de 2013, confirmada por la Audiencia de Sevilla en 2015, condena a la publicación de la misma en Twitter, indicando específicamente la forma de publicación. Esta misma decisión en cuanto a publicación se sigue en la citada sentencia del caso Uxue Barcos y en otra sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 2015. En todas ellas, encontramos detalles en cuanto al contenido, periodicidad e incluso hora de tuiteo, con lo que se pretende dar a la sentencia una difusión suficiente.

Naturalmente, encontraremos otros muchos casos alrededor del mundo. Uno muy curioso ocurrido en el Reino Unido es el de Lord McAlpine, injustamente implicado en actividades de pederastia por la BBC, cuyos tuits fueron retuiteados hasta la saciedad. Contra aquellos que con más insistencia y saña retuiteaban se dirigió el lord inglés y, combinando acciones legales con medidas en el campo de la comunicación, no solo sobrevivió sino que recuperó su honor perdido. Pero si el tema es interesante desde el punto de vista de la comunicación, también lo es al plantear la responsabilidad por retuitear noticias difundidas por un medio de comunicación, que es quien en principio debería ser el responsable del contenido de sus noticias. Asunto que merecería un estudio aparte.

Una última cuestión, que afecta especialmente a políticos, es la de la reaparición de tuits borrados. Quizás el más sonado caso en España ha sido el del concejal Zapata, cuyo deleznable gusto en cuanto a los chistes le enfrentó no solo a la justicia ordinaria, con idas y venidas varias, sino también a un juicio paralelo de los medios y la opinión pública, del que no salió tan bien parado como Lord McAlpine.

Y es que en Twitter parece que es difícil olvidar o, mejor dicho, que te olviden. Dos servicios, Politwoops y Diplotwoops se encargaban y se encargan de recuperar tuits borrados por políticos y diplomáticos. Twitter ha intentado bloquearlos, denegándoles acceso a la consulta a sus servidores. Es curioso leer las razones esgrimidas, como por ejemplo que tuitear no puede ser irrevocable y que la eliminación de un tuit es una forma de libertad de expresión. De poco sirvieron las medidas de Twitter, pues las plataformas encontraron el medio de soslayarlas, resurgieron y se mantienen en activo, para disgusto de algunos y regocijo de otros.

Y dicho esto, ¿qué hacer para sobrevivir a una crisis de reputación tuitera? No existen recetas mágicas, pero sí algunas ideas básicas a tener en cuenta.

1.- Hay personas que andan siempre buscando alguien con quien meterse o grupos contrarios a determinadas actividades (ya sean taurinas, nucleares o de otro tipo), y eso es inevitable. Pero también a veces son los propios personajes públicos, las empresas y sus productos los que contribuyen a ser blanco de la crítica. Procura no hacer tonterías y se meterán menos contigo.

2.- No todos los que critican son 'trolls'. Hay clientes insatisfechos, personas perjudicadas, etc. que verterán sus críticas en Twitter, y estas pueden ser más perjudiciales porque se hacen sin un ánimo de injuriar sino solo de expresar un descontento. Saber distinguir unos de otros y dar una respuesta adecuada en cada caso es muy importante.

3.- Y luego están los principios de siempre:

- El periódico de hoy envuelve el pescado de mañana, tan importante como lo que se dice en Twitter es cuánto tiempo se mantiene. Alta viralidad y rápida caducidad, no contribuyas a mantener vivo el tema, ojo con el 'efecto Streissand'.

- Pero una mentira contada mil veces acaba convirtiéndose en verdad, por eso hay que controlar la continuidad de las críticas en Twitter para evitar que se consolide la maledicencia y tomar las medidas adecuadas.

- Finalmente, hay que intentar objetivar lo que se dice de nosotros, de nuestra empresa, de nuestros productos, y determinar si nos encontramos ante un daño real o banal. Actuar solo en el primer caso. De nuevo Streissand.

En conclusión, Twitter es una fantástica red social, pero no podemos evitar que en ella concurran gentes de todo tipo con la intención de perjudicarnos. Una comunicación bien gestionada puede bastar para resolver muchos problemas, las medidas legales quedan reservadas para asuntos realmente patológicos. Mantener la cabeza fría y tomar la medida oportuna en el momento adecuado ('remember' Lord McAlpine) son las claves del éxito…o al menos de la supervivencia.

placeholder

* Javier Fernández-Lasquetty, socio de Elzaburu. Profesor del IE Law School. Presidente de la Sección de Propiedad Intelectual e Industrial del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, ICAM. Árbitro y mediador OMPI (IP General y Media & Entertainment). Miembro del Consejo Académico de FIDE (www.fidefundacion.es).

De entre todas las redes sociales, mi favorita es Twitter. Sigo a aquellas instituciones, publicaciones y profesionales que me facilitan información relevante y de calidad y me mantengo en contacto con una pequeña comunidad de amigos. Efervescente, inmediata y con cantidad de información interesante, es una herramienta importante para mi actividad diaria.