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Los fondos extranjeros compran las tesis de Rajoy y le extienden un cheque en blanco
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Nacho Cardero

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Los fondos extranjeros compran las tesis de Rajoy y le extienden un cheque en blanco

El mundo del dinero presume de agnosticismo. Ni cree en Rajoy ni deja de creer. No comulga con ninguna religión, pero, de tener que hacerlo, lo

Foto: El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (i), a su llegada al aeropuerto de Haneda, en Tokio. (EFE)
El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy (i), a su llegada al aeropuerto de Haneda, en Tokio. (EFE)

El mundo del dinero presume de agnosticismo. Ni cree en Rajoy ni deja de creer. No comulga con ninguna religión, pero, de tener que hacerlo, lo haría con los índices de Bloomberg y The Wall Street Journal antes que con un político al uso. El mundo del dinero es más de resultados y menos de oraciones. Carece de fe. También de escrúpulos. A la hora de tomar decisiones respecto a España, se ciñe más a los escaños que tiene el Partido Popular en el Congreso de los Diputados, que son mesurables y le dan la mayoría absoluta y poder absoluto de actuación, que al escándalo de Bárcenas y a los discursos panfletarios de Artur Mas, que no dejan de ser pura gaseosa e igual que vienen, luego se van. Así se explica que, de un año a esta parte, mientras en España creíamos hundirnos en el infierno de Dante, con nuestros herejes, nuestros proxenetas y nuestros políticos corruptos ardiendo en brea, los inversores extranjeros hayan cruzado la frontera y se estén comprando medio país. “Está en precio”, dicen.

Mister X es un gestor de una firma internacional que invierte en España y maneja dinero suficiente como para comprarse una empresa del Ibex. A mediados de 2012 se puso largo en nuestro país y, además, con vocación de permanencia. “Aquí se han acometido reformas importantes que no se han dado en otros países. Por ejemplo, en Francia. A Italia y España se les puede rescatar, pero Francia… Demasiado grande”.  Mr. X exhibía un optimismo casi antinatural cuando las plagas bíblicas parecían planear sobre el mercado patrio y compraba cuando todos vendían. Paradójicamente, ahora que el Ejecutivo del PP ha recuperado la sonrisa y el discurso de los brotes verdes, hace un llamamiento a la cautela. “Nosotros aconsejamos a España que pidiera el rescate. Que lo pidiera, pero no lo utilizara porque realmente pensábamos que no lo necesitaba. Decíamos que lo hiciera para calmar a los mercados y levantar un dique de contención como el que luego levantó Draghi. Creíamos hace un año que no se merecía una prima de 600 puntos y por eso entramos. Pero al igual que te digo esto, también te digo que la prima ha bajado demasiado rápido y los márgenes de actuación se han estrechado. Eso no es bueno”.

Los inversores extranjeros temen que el Ejecutivo del PP se deje llevar por la euforia del momento y se vuelva laxo en la toma de decisiones. No les gusta que lance las campanas al vuelo y venda los Presupuestos de 2014 como los de la recuperación

El apetito por España es tal que algunos inversores extranjeros no han dudado en pagar el consiguiente sobreprecio -en ocasiones muy por encima del book value- para entrar en nuestro mercado. A pesar de los miedos que señalaba McCoy en su post de ayer, los institucionales se han lanzado en tromba a tomar posiciones. Hemos pasado de ser el niño tonto del pueblo al más listo de la clase. Así, en julio, la entidad andorrana Andbank adquirió el negocio de banca privada minorista de Inversis por 179,8 millones, precio superior al que pedían los accionistas vendedores; ese mismo mes, Blackstone compró 1.800 pisos de protección oficial al Ayuntamiento de Madrid por 128 millones de euros; Goldman Sachs-Azora se adjudicó en agosto las 3.000 viviendas del Ivima por un importe de 201 millones de euros, un 20% más que el montante fijado en la salida; en septiembre, el fondo oportunista Fortress se hizo con Lico Corporación, el ‘ruinoso’ grupo de servicios financieros de las cajas, por casi 200 millones, toda una pastizara. Destacan también las operaciones de BlackRock, la mayor gestora del mundo por patrimonio (3,45 billones de dólares), que se ha hecho con paquetes significativos en NH y Sacyr. In Spain we trust.

Donde la sociedad española, profundamente noqueada y hastiada, sólo ve un país en descomposición por culpa del paro, la corrupción y el proceso secesionista catalán, los inversores extranjeros creen adivinar una oportunidad. “Nos preocupa que se produzca un estallido social. La población española ha aguantado mucho, pero no puede soportar mucho más sin que se siga creando empleo y, desgraciadamente, con un crecimiento del 0,7%, no se crea empleo. Lo de Cataluña, en cambio, sólo es ruido. Molesta, pero no interfiere en nuestra toma de decisiones”, explica Mr. X. “La independencia es una quimera. Si para que Europa funcione es necesario que todos los países estén unidos, con más razón entre regiones. Intentar ir contra la evolución natural de las cosas es como darse golpes contra la pared”. Mr. X tiene dudas sobre Europa por esa falta de cohesión. “Tiene un problema energético [‘no puede ser que el gas cueste 16 dólares frente al dólar y medio de EEUU’], un problema demográfico y sobre todo un problema de unión. Da la impresión de que cada uno hace la guerra por su lado”.  

Los inversores extranjeros temen que el Ejecutivo del PP se deje llevar por la euforia del momento y se vuelva laxo en la toma de decisiones. No les gusta que lance las campanas al vuelo y venda los Presupuestos de 2014 como los de la recuperación, cuando todavía le queda un largo trecho para embridar el gasto de la Administración Pública y mucho más el de las comunidades autónomas. El mundo del dinero duerme todas las noches con una estampita de Merkel bajo la almohada. Son hooligans de la austeridad.

Mr. Y, presidente de una de las sociedades de valores más activas del momento, se abona a esta tesis y anima a poner coto a la estructura elefantiásica de la Administración. “Ahora que parece que no va a peligrar el Gobierno ni a desestabilizarse el país, Rajoy tiene mayoría absoluta y dos años de margen para profundizar en la austeridad. Soy optimista con el presente. Me preocupa más lo que pueda pasar en las próximas elecciones generales, con nuevas incertidumbres y un Parlamento atomizado donde algunos partidos minoritarios puedan tener la sartén por el mango. Eso sí es peligroso para la economía”.

A Mr. Y le intranquiliza la caída en intención de voto del PP, pero también la del PSOE. De hecho, temen más la descomposición de esta última formación que la de los populares. “Rubalcaba será lo que sea, pero al final ejerce de hombre de Estado. Otra cosa distinta es la persona que le vaya a suceder en el cargo. ¿Quién es el runner del PSOE? ¿Chacón, Madina, Patxi López…? ¿Y qué van a hacer estos aspirantes para ganarse a los militantes? ¿Volverse republicanos? ¿Independentistas catalanes?”.

Los fondos extranjeros han terminado por comprar la tesis de Rajoy (“poco importa lo que digan Bárcenas y Pedro J., que yo callado y con mayoría, saco al país adelante”) y empiezan a cosechar sus frutos. La sociedad española, en cambio, con una intensa devaluación interna, sigue sin percibir mejoras. Las economías domésticas, como es habitual, no se han aprovechado del rally, se han quedado fuera y corren el riesgo de entrar tarde, cuando la ola se encuentra en lo alto y las burbujas comiencen a proliferar como setas y, entonces, una vez más, la tempestad se las llevará por delante. 

El mundo del dinero presume de agnosticismo. Ni cree en Rajoy ni deja de creer. No comulga con ninguna religión, pero, de tener que hacerlo, lo haría con los índices de Bloomberg y The Wall Street Journal antes que con un político al uso. El mundo del dinero es más de resultados y menos de oraciones. Carece de fe. También de escrúpulos. A la hora de tomar decisiones respecto a España, se ciñe más a los escaños que tiene el Partido Popular en el Congreso de los Diputados, que son mesurables y le dan la mayoría absoluta y poder absoluto de actuación, que al escándalo de Bárcenas y a los discursos panfletarios de Artur Mas, que no dejan de ser pura gaseosa e igual que vienen, luego se van. Así se explica que, de un año a esta parte, mientras en España creíamos hundirnos en el infierno de Dante, con nuestros herejes, nuestros proxenetas y nuestros políticos corruptos ardiendo en brea, los inversores extranjeros hayan cruzado la frontera y se estén comprando medio país. “Está en precio”, dicen.

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