Es noticia
Pablo Casado, un ‘golden boy’ del PP para el Ayuntamiento de Madrid
  1. España
  2. Caza Mayor
Nacho Cardero

Caza Mayor

Por

Pablo Casado, un ‘golden boy’ del PP para el Ayuntamiento de Madrid

Después de unos meses de resignación (y expiación) tras el ruido de sables previo a las elecciones generales del 26 de junio, los jóvenes cachorros del PP parecen haber sido rehabilitados

Foto: PLL.
PLL.

Pablo Casado, el ‘golden boy’ del PP, está de moda. Mejor dicho: vuelve a estarlo. Después de unos meses de resignación (y expiación) tras el ruido de sables previo a las elecciones generales del 26 de junio, los jóvenes cachorros del partido, esos que se habían arrogado el papel de ‘regeneradores’ con sus aceradas críticas a la vieja guardia por el hedor a corrupción que algunos de sus miembros desprendían, parecen haber sido rehabilitados.

A la vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, la están promocionando por su perfil catalán a cuenta del choque con el independentismo; el vicesecretario de Acción Sectorial, Javier Maroto, se erige como uno de los valores más sólidos de la formación, y el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, está en todas las rifas para el reparto de poder territorial. La última y más verosímil, el Ayuntamiento de Madrid.

Siempre que uno comienza a aparecer en las quinielas, como es el caso de Casado, la pregunta que cabe hacerse es si se mueve o lo mueven. En este caso, todo apunta más a lo segundo que a lo primero. Su nombre ha sido lanzado en un momento clave para el PP, justo ahora que, entre tribulaciones, jubilaciones voluntarias y despidos forzosos, toca renovar la práctica totalidad de las CCAA. Tiempos de mudanza y una batalla sin cuartel que dejará en juego de niños el XVIII Congreso Nacional, un cónclave que devino balsa de aceite y con Rajoy afianzado como nunca en la dirección.

El vicesecretario de Comunicación está en todas las rifas para el reparto de poder territorial. La última y más verosímil, el Ayuntamiento de Madrid

En esta renovación del poder territorial faltan acuerdos y, sobre todo, faltan nombres. Entre tantas casillas vacías, muchos acuden a rellenarlas con 'P.C.', las socorridas siglas bajo las que se esconde un joven con ambiciones, de trato afable, empático, que ha estudiado en Georgetown y Harvard y con una cualidad nada desdeñable: carece de enemigos conocidos.

Nacido en Palencia (1 de febrero de 1981), el vicesecretario de Comunicación siempre ha tenido un pie, quizá pie y medio, en Madrid. Tal es así que fue diputado de la Asamblea entre 2007 y 2009, desempeñando las funciones de portavoz de Justicia y Administraciones Públicas y portavoz adjunto de Presupuestos y Hacienda, y también ostentó el cargo de presidente de las Nuevas Generaciones de Madrid entre 2005 y 2012.

Foto: PLL Opinión

En este baile de alfiles con vista a los próximos congresos regionales, hay quien ha querido situar a Casado como relevo natural del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, por eso de lucir DNI palentino y ejercer actualmente como diputado por Ávila. Una candidatura que, como informaba Ángel Collado en este diario, ha sido promovida por algunos clanes provinciales en aquella comunidad y podría contar con el aval nacional.

Un movimiento osado que, sin embargo, está condenado al fracaso desde el mismo momento en el que salió a relucir. Primero, porque Herrera, advierte, no se va a dejar mangonear. El presidente de Castilla y León pretende tutelar personalmente su sucesión y no va a permitir que le impongan nombres desde Génova. A falta de Isabel García Tejerina, a la que Rajoy ‘raptó’ para llevársela a Madrid como ministra de Agricultura, el actual inquilino de la Junta maneja otras cartas tales que el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, y el de León, Antonio Silván. Especialmente este último.

Y segundo, la candidatura no se va a sustanciar porque a Casado no le agrada la idea de hacer el petate y mudarse a Valladolid. Más bien, le horripila tal posibilidad. Son esas propuestas que terceros disparan como obuses sin tener en cuenta a los interfectos y solo por si, por arte de birlibirloque, cuelan.

Casado es de Rajoy, de Aznar, de Cifuentes y de Aguirre. De todos y de ninguno a la vez. Pocos pueden presumir de semejante condición

Los designios del vicesecretario de Comunicación son otros y no se encuentran tanto en la Junta castellano-leonesa como en Madrid, su territorio de adopción, donde hay más unanimidad en señalarle como probable sucesor de Esperanza Aguirre en la disputa por el Palacio de Cibeles en las próximas elecciones municipales.

“Pablo está muy metido en Madrid. Siempre lo ha estado. Viene de ahí”, señala un alto cargo del PP regional. “Tiene el apoyo del ‘esperancismo’ y también del aparato oficial. Sería un hombre de consenso para una plaza en la que, para qué nos vamos a engañar, siempre hay lío”.

Casado es de Rajoy, de Aznar, de Cifuentes y de Aguirre. De todos y de ninguno. Pocos pueden presumir de semejante condición. Un aval que podría ayudarle en su camino hacia el consistorio madrileño, pero no sería suficiente.

Foto: Manuela Carmena y Cristina Cifuentes.

Antes, Esperanza Aguirre debería arrojar la toalla y no presentarse en los próximos comicios, algo que, cuando todavía quedan dos años para los mismos, resulta imposible adivinar. Ni el mago Blake es capaz de saber lo que pasa por la mente de la expresidenta madrileña ni a dos años, ni a dos meses, ni siquiera a dos semanas vista. Aguirre es todo un arcano. Lo que sí ha puesto negro sobre blanco es su predilección por su ‘pupilo’ Casado.

Paradójicamente, Cristina Cifuentes, némesis del ‘esperancismo’ y liada ahora en las cuitas del congreso regional, también es una ferviente defensora de la candidatura de Casado al Ayuntamiento. Sería, augura su entorno, un tándem imbatible de cara a las elecciones regionales y municipales de 2019, sobre todo teniendo en cuenta que Manuela de Carmena toma las de Villadiego y deja a los de Podemos compuestos y sin novia.

Como queda patente en los actos conjuntos que realizan presidenta y alcaldesa, véase el próximo viaje a Londres del que dio cuenta ayer este periódico, la relación de Cifuentes con Carmena es buena, e incluso más que óptima si atendemos a la rivalidad de las dos formaciones a las que pertenecen. Otra cosa es Ahora Madrid y su ejército de Pancho Villa.

Pablo Casado, el ‘golden boy’ del PP, está de moda. Mejor dicho: vuelve a estarlo. Después de unos meses de resignación (y expiación) tras el ruido de sables previo a las elecciones generales del 26 de junio, los jóvenes cachorros del partido, esos que se habían arrogado el papel de ‘regeneradores’ con sus aceradas críticas a la vieja guardia por el hedor a corrupción que algunos de sus miembros desprendían, parecen haber sido rehabilitados.

Pablo Casado Ayuntamiento de Madrid Esperanza Aguirre Cristina Cifuentes Noticias de Madrid