Caza Mayor
Por
Junqueras no tiene un problema sino tres: Puigdemont, Rovira y las encuestas
El quilombo está montado. Crisis de fe o ataque de celos. Llámenlo como quieran, pero lo cierto es que este triángulo da para un guion de Vicente Aranda
“Junqueras es lo peor que le ha podido pasar a este Govern”. Esta frase se pudo escuchar en el Majestic de Barcelona, hotel cuyo simbolismo resulta hoy anacrónico, y su autoría pertenece a un 'exconseller' de Puigdemont. No se esfuercen en adivinar el nombre del susodicho. Elijan cualesquiera, acertarán.
Hay unanimidad en la cúpula de JxCAT, PDeCAT, Convergència o como quiera se denomine, en que el líder de ERC es un arcano imposible de descodificar, un político sin más agenda que la suya propia, un mesías convencido de que en algún lugar recóndito de Cataluña hay escondido un Testamento apócrifo en el que está escrito que será el próximo 'president' de la Generalitat con la bendición de Dios Padre Todopoderoso.
Esta aureola da un punto de superioridad moral al líder republicano. Cuando negociaba con el Gobierno de Madrid, lo hacía acompañado del Espíritu Santo. O así lo entendían sus interlocutores cuando, entre inversiones y partidas presupuestarias, Junqueras requería al Ejecutivo que solventara, vía FLA, la deuda de los hospitales vinculados a órdenes religiosas porque eso era lo que quería el Vaticano. Tenía el visto bueno del mismísimo papa Francisco.
Uno solo puede entender estos desvaríos por los excesos del obispo de Solsona, Xavier Novell, con el vino del Priorato en las eucaristías de los domingos. Un exceso que ha debido provocar que a Junqueras todavía le reverberen los taninos si atendemos a sus condescendientes declaraciones ante la jueza Lamela en las que, con tono de homilía de doce, negaba las acusaciones por rebelión y sedición ya que es “creyente y cualquier cosa relacionada con la violencia me parece fuera de lugar”.
Se olvida el republicano que los indicios apuntan de forma cada vez más clara y contundente a su persona, en los preparativos y organización tanto del referéndum ilegal del 1 de octubre como en el andamiaje para las estructuras de Estado. ‘Cosas veredes’.
Si ERC continúa bajando por culpa de Carles Puigdemont, podría ocurrir que Ciudadanos se convirtiera en la primera fuerza en Cataluña
Han pasado 25 días desde su ingreso en Estremera y al 'exvicepresident' ya le ha sobrevenido su primera crisis de fe. Todo porque aquellos que debían de llevarle en volandas hasta la presidencia del Palau de la Generalitat se han ido a adorar al becerro de oro de Bruselas mientras él permanece encerrado en prisión, y porque su secretaria general, su fiel y siempre dispuesta Marta Rovira, es la favorita para ocupar un sillón que le estaba reservado. La republicana se ha venido arriba y este fin de semana ya admitía en una entrevista en el diario 'Ara' que estaba dispuesta a asumir “las responsabilidades que hagan falta”.
El quilombo está montado. Crisis de fe o ataque de celos. Llámenlo como quieran, pero lo cierto es que el triángulo de Puigdemont, Junqueras y Rovira da para un guion de Vicente Aranda y todo hace presagiar un desenlace fatal como el de sus películas.
El primer capítulo de este drama se percibe en los porcentajes de las encuestas. Es cierto que la ‘lista del president’ que Puigdemont presentó el pasado sábado es una cosa un tanto ecléctica, por no decir exótica, con dificultades para desarrollar su actividad de forma coherente y coordinada tanto en campaña como fuera de ella, y que, como apuntaba Ignacio Varela, será un “engorro y un estorbo” tras los comicios, pero igual de cierto es que el invento está funcionando más que dignamente como reclamo electoral.
La encuesta de Metroscopia de este domingo apunta a que ERC obtendría el 26,5% y 39 diputados mientras que la ‘lista del president’ conseguiría el 13,6% y 21 escaños. Lo llamativo de estos números no radica en el hecho de que los republicanos vayan perdiendo fuelle y que JxCAT, heredera del PDeCAT, haya frenado su sangría de votos. Tampoco sorprenden los vasos comunicantes de Puigdemont y Junqueras, pues lo que sube uno es lo mismo que pierde el otro. Lo verdaderamente importante en este sondeo es el resultado que obtiene Ciudadanos, con el 25,3% de los votos y 35 diputados.
Si ERC continúa con su tendencia bajista por culpa de Puigdemont y, al mismo tiempo, Arrimadas prosigue en esta línea ascendente, podría ocurrir que Ciudadanos fuese la primera fuerza en Cataluña. En este supuesto, lejano todavía pero plausible, no es que quede enterrado el 'procés', es que habrá que decir adiós al soberanismo durante décadas.
Junqueras es el candidato más valorado pero, a tenor de la precampaña, está lejos de ser el que más adhesiones cosecha
Luego está la cuestión del fielato. Puede ser que Junqueras sea el candidato más valorado pero, a tenor de la evolución de la precampaña, está lejos de ser el que más adhesiones cosecha. Mandató a Rovira para que sondeara a Ernest Maragall, de Moviment d’Esquerres; a Albano-Dante Fachin, exlíder de Podem, e incluso a Jordi Turull y Josep Rull, 'exconsellers' hoy en prisión y militantes del PDeCAT, para incluirlos en la candidatura de ERC a las elecciones del 21-D. Solo obtuvo una respuesta afirmativa del primero. Del resto se llevó un sonoro portazo.
Ora porque Junqueras está maniatado en prisión, ora por representar un papel secundario en este vodevil, los guardianes del 'procés' parecen decantarse por Puigdemont. El 'expresident' ha logrado arrastrar a un amplio abanico de firmas —mucho transversal y poco PDeCAT— tales que el líder de la ANC, Jordi Sànchez; el exdirector de RAC1 Eduard Pujol; el periodista Martí Anglada; el sociólogo y escritor Salvador Cardús, y el profesor de ESADE Ángel Castiñeira, entre otros nombres conocidos del 'agitprop' secesionista.
Puigdemont se muestra eufórico. No paran de bailarle el agua los propios y los extraños. Incluso algunos republicanos, rivales en las urnas, le sonríen sus gracietas belgas como si formaran parte de un 'sketch' de 'Polònia', la serie cómica de TV3.
Llama la atención también el mordisco que le ha pegado a Òmnium Cultural, organización independentista próxima a ERC que en estos comicios había decidido, aparentemente, mantenerse neutral. Puigdemont ha incluido en su lista al expresidente de Òmnium Quim Torra i Pla, y a un vocal de esta asociación, Isidor Marí i Maians. Los acólitos de Junqueras no parecen tener problemas de conciencia a la hora de apostatar de sus orígenes.
Los acontecimientos no marchan bien para el líder republicano. Mientras por el día mata las horas escribiendo cartas a la prensa independentista, por las noches se lamenta entre barrotes de soledades y traiciones: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”.
“Junqueras es lo peor que le ha podido pasar a este Govern”. Esta frase se pudo escuchar en el Majestic de Barcelona, hotel cuyo simbolismo resulta hoy anacrónico, y su autoría pertenece a un 'exconseller' de Puigdemont. No se esfuercen en adivinar el nombre del susodicho. Elijan cualesquiera, acertarán.