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"Mejor de pie que arrodillado": confesiones desde la cúpula de JxCAT
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Nacho Cardero

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"Mejor de pie que arrodillado": confesiones desde la cúpula de JxCAT

"Cuando decimos que mejor de pie que de rodillas, nos referimos a la ‘vía de la dignidad’. A esa no vamos a renunciar” ¿Cuál es esta vía? Toda aquella que implique una salida airosa para Puigdemont

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (Reuters)
El expresidente catalán Carles Puigdemont. (Reuters)

“¿De pie o de rodillas? Esa es la cuestión. Y viendo a Forn, Cuixart… que se han desdicho de todo lo imaginable y siguen en la cárcel, llegamos a la conclusión de que mejor de pie que arrodillado”, confiesa un dirigente de JxCAT próximo a Puigdemont. “Fíjate en Jordi Cuixart. Se ha bajado los pantalones hasta aquí [señala el tobillo] y sigue entre barrotes”.

La causa que lleva el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena suma ya 28 imputados por delitos de rebelión, sedición y malversación por su participación “especial y destacada” en el proceso independentista. El lunes 19 de febrero serán interrogadas las Martas, Pascal (PDeCAT) y Rovira (ERC), al día siguiente les tocará el turno a Artur Mas y Neus Lloveras (Associació de Municipis per la Independència) y ya el 21 a Anna Gabriel (CUP), actualmente en paradero desconocido.

Se espera que la mayoría se acoja a la ‘vía Forcadell’, esto es, renuncie al proceso independentista unilateral, se comprometa a no volver a salirse de la Constitución y acate la aplicación del artículo 155 para así disipar cualquier tentación que pueda tener el magistrado de enviarlos a prisión. “Eso lo tenemos claro. El próximo Govern renuncia a la unilateralidad. Volveremos a la normalidad, a la gestión autonómica. Cuando decimos que mejor de pie que de rodillas, nos referimos a la ‘vía de la dignidad’. A esa no vamos a renunciar”.

"Si lo que esperan es que cortemos la cabeza a Puigdemont y la paseemos en una pica por las calles, se equivocan en Madrid"

¿Y qué entienden por ‘vía de la dignidad’? Toda aquella que implique una salida airosa para el ‘presidente legítimo’, Carles Puigdemont. Aunque conscientes, mal que les pese, de que su tiempo ha pasado, de que las posibilidades de volver a ocupar la presidencia del Palau son remotas por no decir nulas, todavía se afanan en mantener viva la llama desde Bruselas.

“Si lo que esperan es que cortemos la cabeza a Puigdemont y la paseemos en una pica por las calles, se equivoca Madrid. No vamos a renunciar a nuestra ‘dignidad”, continúa este alto dirigente de JxCAT. “Vamos a tratar de agotar todas las vías legales para que pueda ser presidente. Para que lo sea ahora o dentro de ocho meses”.

En esta línea se manifestaba Elsa Artadi este domingo. En una entrevista en el diario 'Ara', rechazaba que Puigdemont pudiera quedar reducido a un papel simbólico e insistía en la modificación de la ley de presidencia para que pueda ser investido a distancia. La ANC también ha llamado a defender esta posibilidad “hasta las últimas consecuencias”.

placeholder Eduard Pujol y Elsa Artadi. (EFE)
Eduard Pujol y Elsa Artadi. (EFE)

La solución telemática no es del gusto de ERC, que se ha vuelto más pragmático tras las últimas decisiones del Constitucional y el juez Llarena. Pero con el líder, Oriol Junqueras, en Estremera y su número dos, Marta Rovira, de retirada tras ser señalada por la Justicia, poco importa la opinión de los republicanos. Los de JxCAT hacen oídos sordos sabedores de su debilidad.

Desactivadas las cabezas visibles de la formación, las negociaciones de ERC con el equipo de Puigdemont las llevan segundos niveles, tales que el exsecretario de Economía Pere Aragonès; el jefe de gabinete de Marta Rovira, Jordi Bacardit, o el portavoz de ERC, Sergi Sabrià. “Tuvimos una semana muy mala en la que parecía que íbamos a romper definitivamente. Luego conseguimos recomponer la relación con ERC. Creemos que habrá acuerdo en unos días, aunque siempre supeditado a una salida digna para el 'president'. Si no es así, lo tenemos claro: nos vamos a elecciones”, enfatiza. Y si hay comicios, los republicanos se hunden.

JxCAT está pagando a ERC con las mismas 155 monedas de plata que Rufián escupió a la cara de Puigdemont cuando este último estuvo a punto de convocar elecciones y aparcar la declaración unilateral de independencia. Acuérdense de aquel 26 de octubre en que los suyos comenzaron a llamar “traidor” a Puigdemont, un fuego avivado por los republicanos en la calle creyendo que así podrían sacarle rédito electoral. Craso error. En los comicios del 21-D ocurrió justo lo contrario. Eso es algo que no olvidan en las filas del 'expresident'.

"No tenemos ninguna prisa. Están la ley de presidencia, el Consejo de Garantías, la lectura única… Hablamos de semanas e incluso meses"

En las negociaciones entre JxCAT y ERC para la conformación de un Gobierno ‘legal’, a los republicanos no les tocan ni las raspas. Los principales cargos se los reparten quienes mejor posicionados estaban en la lista de Junts per Catalunya. Al margen de la presidencia simbólica de Puigdemont en Bruselas, la presidencia efectiva recaería en un Jordi Sànchez o Jordi Turull, ambos de JxCAT, la Conselleria de Economía estaría en manos de Artadi, y la de Territorio y Sostenibilidad le tocaría de nuevo a Josep Rull. Esquerra, como si no existiera.

El hecho de que defiendan con el mismo ahínco dos estrategias diametralmente opuestas —por un lado, negocian un Gobierno sometido a la legalidad que los saque del 155, y, por otro, se aferran a la investidura de un 'president' imposible, como es el caso del fugado Puigdemont— solo se explica con un argumento: el de ganar tiempo. “No tenemos ninguna prisa. Está la reforma de la ley de presidencia, el reglamento, luego tiene que venir el dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias, la lectura única… Hablamos de semanas e incluso meses”, aclara este dirigente del círculo de Puigdemont.

Con el pleno de investidura aplazado ‘sine die’ por Roger Torrent y sin activarse el cronómetro de las elecciones, Cataluña queda atrapada en su particular Día de la Marmota. Todo ello para regocijo de JxCAT, que pretende bloquear la situación y hacer ver a la opinión pública que no hay más presidente legítimo que el fugado Puigdemont.

placeholder Marta Rovira y Roger Torrent piden la libertad de Junqueras. (EFE)
Marta Rovira y Roger Torrent piden la libertad de Junqueras. (EFE)

Mientras tanto, una sensación de fatiga crónica parece haberse apoderado de la sociedad catalana. Las conversaciones resultan cansinas, los inversores ponen pies en polvorosa, el sector inmobiliario se estanca, los ejecutivos sondean colegios para sus hijos fuera de Cataluña a partir de septiembre y los turistas extranjeros dejan de acudir al Camp Nou.

Todo sacrificio, dicen, es poco por la ‘dignidad’ de Puigdemont. Los independentistas emplean esta palabra como si fuera una navaja multiusos. La ‘dignidad’ se puede definir como “aquello inexpropiable que hace al individuo resistente a todo, incluso al interés general y al bien común”, pero también es cierto que, como señala el filósofo Javier Gomá, “somos los hombres quienes nos reconocemos unos a otros la dignidad”. Y resulta complicado atribuir tal cualidad a alguien que se ha fugado del país y ha venido pisoteando sistemáticamente los derechos de la mitad de los catalanes.

“¿De pie o de rodillas? Esa es la cuestión. Y viendo a Forn, Cuixart… que se han desdicho de todo lo imaginable y siguen en la cárcel, llegamos a la conclusión de que mejor de pie que arrodillado”, confiesa un dirigente de JxCAT próximo a Puigdemont. “Fíjate en Jordi Cuixart. Se ha bajado los pantalones hasta aquí [señala el tobillo] y sigue entre barrotes”.

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