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La espiral autodestructiva de Barcelona y la posible victoria de Colau
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Nacho Cardero

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La espiral autodestructiva de Barcelona y la posible victoria de Colau

La plaza de Barcelona será clave este 28-M para el devenir de la política nacional. Forma parte de lo que Iván Redondo denomina la "Y griega invertida", que son Sevilla, Madrid, Barcelona y Valencia

Foto: Ada Colau, en un acto de campaña. (EFE/Alberto Estévez)
Ada Colau, en un acto de campaña. (EFE/Alberto Estévez)
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"Volverá a ganar Colau". El comentario, a todas luces contraintuitivo, procede de un antiguo fontanero convergente que sabe de qué va la cosa y conoce las peculiaridades sociológicas de una capital tan relevante y particular como Barcelona. Decimos que es contraintuitivo porque los favoritos para estos comicios son Collboni (PSC) y Trias (Junts), especialmente el primero, y porque hay una corriente tan marcadamente anti-Colau que lo lógico sería pensar que su tiempo al frente del consistorio ha tocado a su fin.

Pero los experimentos de laboratorio, como sucede con el movimiento impulsado por destacadas figuras de la sociedad civil para sacarla del ayuntamiento, suelen producir el efecto contrario al deseado. En este caso: la victimización de la alcaldesa y la aglutinación de cierto voto huérfano en torno a su persona. "La aparición de Xavier Trias en el escenario le ha dado la oportunidad de recuperar el discurso de las élites que sueñan con volver a colonizar Barcelona para su propio beneficio. Ellos o yo. La alcaldesa es un personaje divisivo entre los barceloneses", escribía certeramente Josep Martí Blanch en este diario.

Foto: Ada Colau junto a Jaume Collboni y Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)

A todo ello hay que sumar esa tendencia autodestructiva que se ha instalado en la sociedad catalana, el cuanto peor, mejor, que conduce al ininterrumpido deterioro de la ciudad y donde Colau se erige en referente. Si los barceloneses quieren apostar por una política del decrecimiento, no les quepa la menor duda de que Colau es la mejor candidata.

Ella es la Juana de Arco de eso que algunos economistas llaman la dictadura del PIB, o lo que es lo mismo, el problema de que nuestro modo de vida gire en torno a este indicador y no tenga en cuenta aspectos como el medioambiente y la solidaridad, una escuela cada vez más boyante y cargada de argumentos, pero que, llevada al paroxismo, como sucede con Colau y con cualesquiera personaje que se sitúe en los extremos, puede llegar a convertirse en un esperpento o, lo que es peor, en una desgracia.

Estas políticas explican que Barcelona haya ido perdiendo el ritmo económico que sí muestran ciudades como Málaga. Mientras que de la primera se marcharon las sedes sociales de entidades como Caixa o Sabadell, en la segunda desembarcan firmas como Citigroup, uno de los principales bancos de Estados Unidos, que desarrollará una plataforma de banca de inversión. El Cercle d’Economia denunció en su día cómo Barcelona había sido una de las capitales que mayor desplome económico sufrieron durante el confinamiento y una de las que más lentamente emprendieron el camino de la recuperación.

Sánchez fía los resultados del 28-M a la conquista de Barcelona y, para que quede constancia de ello, viajará allí para el cierre de campaña

Aun así, las posibilidades de revalidar el cargo continúan intactas para Colau. Parece haber revertido la tendencia descendente y todo apunta a que recortará terreno respecto a Collboni y Trias. Es uno de esos muertos políticos que gozan de una magnífica salud de hierro. En el promedio de encuestas publicadas hasta ahora, los comunes obtendrían nueve escaños, a solo uno de los 10 que conseguirían junteros y socialistas. El que parece descartado es Ernest Maragall (ERC), ganador de los anteriores comicios.

La plaza de Barcelona será clave este 28-M para el devenir de la política nacional tanto en su vertiente catalana como de cara a las generales. Forma parte de lo que Iván Redondo denomina la "Y griega invertida", que son Sevilla, Madrid, Barcelona y Valencia. En su opinión, una vez se sepa quién gobierna en estas capitales, se podrá tener una visión precisa del efecto ancla que las municipales y autonómicas tendrán en las 52 provincias que determinarán el nuevo Parlamento que elegirá al próximo presidente en 2024.

Sánchez fía los resultados del 28-M a la conquista del Ayuntamiento de Barcelona y, para que quede constancia de ello, viajará a esta ciudad para el cierre de campaña. Además de que una victoria de Collboni vendría a certificar su política de pacificación, incluido el trato de favor a los independentistas, el presidente cree que podría hacerle recuperar cierto pulso demoscópico. Este argumento, el de Cataluña como catapulta para mantenerse en el poder, resulta un tanto peligroso, por la trampa de las expectativas en las que están cayendo el grueso de líderes políticos, y un tanto cuestionable si atendemos al magro número de diputados socialistas que este territorio aportará al Congreso de los Diputados en comparación con otros más grandes como, por ejemplo, Andalucía.

Por el contrario, Feijóo, que ni está ni se le espera en esta batalla, podría resultar decisivo para la gobernabilidad de la ciudad. Al menos, así lo explicitan los populares. Sus concejales podrían sumar para dar el poder a Collboni o incluso a Trias, nunca se sabe. Cualquier cosa menos Colau. Lo lógico sería que el candidato popular, Daniel Sirera, facilitara la alcaldía al socialista a fin de evitar un consistorio independentista, pero en Génova, a modo de provocación, no descartan dar su apoyo al convergente.

Yolanda Díaz se va a volcar con Colau porque, primero, hay química entre ambas y porque, segundo, considera que es su Messi

Con todo y con eso, quien más se la juega en Barcelona es Yolanda Díaz. Aunque la vicepresidenta decidió no concurrir a estas elecciones para concentrarse en la carrera presidencial, su figura estará sobrevolando el 28-M y se la evaluará por los resultados que obtenga su guardia de corps territorial. Básicamente, Mónica García y Rita Maestre en Madrid, Joan Baldoví y Joan Ribó en Valencia, y Ada Colau en Barcelona.

Yolanda Díaz se va a volcar con Colau porque, primero, hay química entre ambas; porque, segundo, considera que es su Messi, el mejor caballo para la carrera que se disputará en el segundo semestre, y porque, tercero, si la catalana sale escaldada del envite, los analistas marcarán la derrota en el debe de la ministra de Trabajo. Un tropiezo (otro más) antes incluso de haber comenzado la carrera presidencial. Si gana, en cambio, será justo lo contrario: supondrá el espaldarazo definitivo para enterrar a Unidas Podemos y situarse, en número de escaños, cerca de la tercera posición que hoy ostenta Vox.

"Volverá a ganar Colau". El comentario, a todas luces contraintuitivo, procede de un antiguo fontanero convergente que sabe de qué va la cosa y conoce las peculiaridades sociológicas de una capital tan relevante y particular como Barcelona. Decimos que es contraintuitivo porque los favoritos para estos comicios son Collboni (PSC) y Trias (Junts), especialmente el primero, y porque hay una corriente tan marcadamente anti-Colau que lo lógico sería pensar que su tiempo al frente del consistorio ha tocado a su fin.

Ada Colau
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