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¿Qué harías tú con 1.700 millones? El dilema de Pellicer y Remohí tras el pelotazo del IVI
Los fundadores del Instituto Valenciano de Infertilidad recibirán a final de año el grueso del desembolso milmillonario de KKR. La discreción es su marca, pero necesitan mover el dinero
"Follow the money", dicen que le dijo 'Garganta Profunda' a Bob Woodward como mejor consejo para destripar todos los secretos del Watergate. La frase nunca existió. La puso William Goldman, el guionista de la película 'Todos los hombres del presidente', en boca del que muchos años después se supo que había sido la fuente principal del escándalo político que le costó el puesto a Richard Nixon, el agente del FBI W. Mark Felt. Ficción o realidad ficcionada, lo cierto es que el axioma de 'sigue el dinero' es hoy tabla de ley en el periodismo de investigación, pero más todavía en el periodismo económico, donde es casi imposible entender los acontecimientos empresariales sin indagar en su vertiente crematística.
De obligado cumplimiento es seguir el rastro dinerario de la que ha sido una de las operaciones del año en España, más todavía en el caso de la Comunidad Valenciana, la venta del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), en su versión ampliada tras la fusión con la americana RMA, al fondo de inversión y capital riesgo Kohlberg Kravis Roberts (KKR). La adquisición ha dejado descolocado al mundillo de las M&A. Que hay liquidez en el mercado, se sabía. Que alguien estuviera dispuesto a multiplicar por dos las valoraciones iniciales expulsando de la puja sin contemplaciones al resto de competidores para asegurarse el éxito de la compra todavía es algo de lo que algunos andan haciendo la digestión.
El caso es de estudio en las escuelas de negocios. KKR ha terminado por cifrar en casi 3.000 millones de euros una compañía dedicada a la fertilidad que arrancó el proceso de búsqueda de inversores en 1.500 millones de la mano de Morgan Stanley y Arcano. El inversor neoyorquino venía de adquirir GeneralLife, bastante más pequeña que IVI-RMA. Su plan es crear un gigante de fertilidad sobre el convencimiento de que se trata de un sector con mucho futuro. Cada vez se retrasa más la decisión de formar una familia y la tecnología ha permitido madurar las técnicas de reproducción asistida, solventando una parte importante de la casuística que impide tener hijos de forma natural. Habrá que ver si la apuesta tiene éxito o, por el contrario, KKR paga el exceso de ambición.
Los fundadores del IVI, los doctores valencianos José Remohí y Antonio Pellicer, poseían en torno al 73% de la compañía. El resto está en manos de los médicos de Nueva Jersey liderados por Richard Scott con los que se unieron para explorar el mercado de Estados Unidos, su gran asignatura pendiente en los planes de expansión global. Hay un tercero en la ecuación, el presidente de Air Nostrum, Carlos Bertomeu, asesor financiero y estratégico de los Remohí y Pellicer, persona clave en todos sus movimientos corporativos, con el 5%.
Lo que dicen las cifras es que KKR ha firmado la compra de un 80% de la multinacional de fertilidad. Y que con estos números los médicos valencianos se van a embolsar entre los dos la friolera de alrededor de 1.700 millones de euros, céntimo arriba, céntimo abajo. Hay que remontarse muchos años atrás para encontrar un traspaso de tal envergadura en tierras valencianas. Concretamente a la década de los noventa del siglo pasado, cuando la mejicana Cemex se hizo con Valenciana de Cementos, enseña fundada por la familia Serratosa.
Aquel traspaso, valorado en su momento por encima de los 600 millones de euros, proporcionó una fortuna de liquidez que los Serratosa invirtieron en diversas aventuras, algunas fallidas, como Uralita. Casualidad (o no) la histórica familia de industriales usó aquel parné para crear Air Nostrum, la aerolínea de Bertomeu en la que participan Remohí y Pellicer. El primero tiró de sus amigos para quedarse la compañía aérea, de la que era consejero delegado, cuando los problemas financieros de los Serratosa hicieron imposible su continuidad en plena resaca de la crisis 'subprime'.
Los empresarios del IVI no han ingresado todavía el ingente efectivo de KKR. Lo que circula en los mentideros del mundo de la inversión, expectante ante los próximos movimientos de los doctores, es que será a final de año cuando entre en caja la lluvia de euros. No son pocos los que tocarán a su puerta. Remohí y Pellicer necesitan mover y reinvertir el dinero para amortiguar la factura fiscal de las plusvalías obtenidas por sus respectivas sociedades patrimoniales, Dapala 2014 y Nurolu, ambas con domicilio social en Valencia. Otra cosa será el impacto sobre su renta y la posible repercusión del impuesto sobre el patrimonio, en vigor en la Comunidad Valenciana para grandes fortunas. Pellicer vive en Italia, donde no se abona, aunque sí un 0,2% sobre activos situados en el extranjero. Bertomeu tiene su sociedad patrimonial y de cartera en Madrid, Befemar Investment & Mediación.
Por ahora, no parece que los recursos procedentes de KKR vayan a nutrir nuevas aventuras de Air Nostrum. Los socios de la aerolínea han negociado con la SEPI trasladar al final de la cola en el orden de prelación sus créditos con la empresa aérea para obtener luz verde al préstamo participativo de 111 millones del organismo estatal. Pero Bertomeu no contempla, de entrada, recurrir además al enorme cajón de dinero que ha dejado el IVI para financiar las posibles fusiones aéreas que anhela. También parece estar ya armada la estructura financiera de Intermodalidad de Levante (ILSA), el operador ferroviario de alta velocidad compartido con Trenitalia y en el que también participan Remohí y Pellicer a través de Air Investment Valencia.
Así que, más allá de incursiones recientes y modestas, como la entrada con un tercio en el capital en Suites, la enseña inmobiliaria especializada en 'colivings' del Grupo Marjal, todavía quedan muchas más operaciones por cerrar de unos médicos que planificaron su 'exit' del IVI como una forma de recoger los frutos de toda una vida de cara a su jubilación y asegurar el futuro a sus próximas generaciones. Esto no ha hecho más que empezar. Ya saben, "follow the money".
"Follow the money", dicen que le dijo 'Garganta Profunda' a Bob Woodward como mejor consejo para destripar todos los secretos del Watergate. La frase nunca existió. La puso William Goldman, el guionista de la película 'Todos los hombres del presidente', en boca del que muchos años después se supo que había sido la fuente principal del escándalo político que le costó el puesto a Richard Nixon, el agente del FBI W. Mark Felt. Ficción o realidad ficcionada, lo cierto es que el axioma de 'sigue el dinero' es hoy tabla de ley en el periodismo de investigación, pero más todavía en el periodismo económico, donde es casi imposible entender los acontecimientos empresariales sin indagar en su vertiente crematística.
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