El triángulo Sánchez-Scholz-Sagunto o cómo el MidCat hará (más) rico al sultán de Omán

Desde las lujosas estancias del Palacio de Al Alam en Mascate, a 6.500 kilómetros de Berlín, 7.000 de París y cerca de 8.000 kilómetros de Madrid si tuviera que viajar por carretera en uno de esos grandes todorrenos de lunas tintadas que tanto gustan a los magnates árabes del petróleo, Haitham bin Tarek observa la crisis energética que sufre Europa. Sultán de Omán desde que sucedió a su primo Qabús bin Said en noviembre de 2020, fallecido sin descendencia, Haitham heredó importantes proyectos de desarrollo gasístico en los yacimientos del desierto omaní, un recurso natural del que ahora está multiplicando la inyección de divisas. Se prevé que en 2023, Omán produzca más gas que petróleo, según Rystad Energy.

La cronificación del conflicto bélico ucraniano y sus derivadas internacionales, con las represalias de Vladimir Putin, han puesto al más desconocido de los países de la Península Arábiga, vecino de los Emiratos Árabes, Yemen y Arabia Saudí, en el mapa español de las importaciones de gas natural, una estadística en la que hasta hace poco ni aparecía.

Los infomes de comercio exterior del ICEX señalan una tendencia creciente como suministrador, lejos todavía de proveedores estratégicos como Argelia, Estados Unidos o Nigeria. El crecimiento en los últimos dos años, que coincide con la aparición de las primeras tensiones en el sector energético, ha sido exponencial. De no aportar prácticamente nada a la cartera de productos exportados a España en 2019 y 2020, Omán ha pasado a facturar más de 100 millones de euros con la entrada de sus buques metaneros en las regasificadoras españolas. "De seguir este cambio de tendencia en los próximos meses se registraría, por primera vez en los últimos 10 años, un saldo deficitario en nuestra balanza comercial", señalan los analistas del ICEX.

Las cifras del saldo comercial con España pueden parecer modestas para un país de menos de cinco millones de habitantes que el año pasado exportó más de 45.000 millones de euros, en su mayor parte productos energéticos (petróleo y gas). Pero sirven para entender mejor el potencial de crecimiento en un contexto geoestratégico sensible, donde la locomotora alemana busca a la desesperada fuentes alternativas de suministro del que ahora es el principal combustible de su industria, el flujo a través de los gasoductos de la rusa Gazprom.

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La presión sobre Francia para que contribuya a ampliar la capacidad de distribución del mallado continental con la conexión entre Hostalric (Girona) y la localidad francesa de Barberia se elevó algunos grados esta semana con la fotografía conjunta de canciller Olaf Scholz y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Los dos dirigentes socialdemócratas han hecho pinza para convencer a Emmanuel Macron de que apueste por el MidCat.

La primera reacción gala fue colaborativa, pero no ha tardado en comenzar a remolonear, aludiendo a los elevados costes y plazos de la obra, en lo que algunos expertos en energía, como Roberto Gómez-Calvet, profesor de la Universidad Europea en Valencia, interpretan como un primer enroque negociador. "Yo creo que el MidCat se hará, pero se ve que Francia quiere algún rédito. Lo quiere negociar directamente con Alemania. Prefiere hablar con quien lo necesita", opina en conversación con El Confidencial.

El MidCat abriría un nuevo abanico de posibilidades al sector de la transformación y distribución de gas natural en España. El país no solamente es puerta de entrada del gasoducto de Argelia (Medgaz) y Marruecos (Magreb-Europa). También cuenta con seis regasificadoras, receptoras de buques metaneros de gas natural licuado, concebidas como tecnología de respaldo y que incluso en la actual coyuntura funcionan muy por debajo de su capacidad. "España tiene el doble de capacidad de lo que necesita al año. Puede y debe poner esa capacidad al servicio de Europa", dice Calvet, quien aun con todo cree que el volumen de evacuación sería insuficiente para atender las necesidades de Alemania.

La pica del sultán Haitham

En esa red de gasificadoras tiene una modesta pero estratégica pica puesta el sultán Haitham. A través de Oman Oil Holdings Spain, filial de Oman Oil Company, el gigante petroquímico estatal, el Sultanato árabe posee el 7,5% de Saggas, la empresa controlada por Enagás (72,5%) propietaria de la regasificadora de Sagunto (Valencia). Posee los títulos en virtud de una carambola que le llevó a quedarse parte del paquete de Unión Fenosa, cuando ésta, Endesa e Iberdrola decidieron resolver su pugna por el liderazgo de una infraestructura cuya composición accionarial fue teledirigida en origen por Eduardo Zaplana al frente de la Generalitat. La japonesa Osaka Gas (20%) completa el actual tridente accionarial de Saggas.

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La regasificadora de Sagunto, la más cercana al MidCat después de la de Barcelona, trabaja bastante por debajo de lo que puede llegar a hacerlo En 2021, recibió 38 buques metaneros que descargaron en los tanques de la planta de regasificación una energía total de 28.609 GWh. Una década antes, en 2011, fueron 65 los metaneros, con 43.965 GWh de energía. Ese año facturó 120 millones de euros y obtuvo tres millones de euros de beneficios. El año pasado fueron 72 millones la cifra de negocio y 17 los resultados positivos. Como en otros ejercicios, Saggas repartió 27 millones de dividendo a sus socios. Calderilla para el sultán Haitham, pero menos da una piedra, y más si el goteo de dividendos es anualmente constante.

Oman Oil nunca ha tenido mucha capacidad de decisón en Saggas. Incluso ha llegado a tener en venta su participación, que no necesita para exportar gas natural a España. Pero desde su posición minoritaria y un puesto en el consejo de administración (Sheikh Salim Abdullah Al Rawas), la petrolera que dirige Ahmed Al-Wahaibi ha tenido una ventana privilegiada para entender mucho mejor el complejo mercado energético español, al que ahora nutre más que nunca con sus barcos metaneros desde el Golfo de Omán y a través del Canal de Suez. El MidCat podría ser el broche para hacer todavía más rico al Sultanato.