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Hay que lanzar un SOS por la industria valenciana
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Víctor Romero

Nadie es perfecto

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Hay que lanzar un SOS por la industria valenciana

El 2023 ha sido un mal año para la manufactura local. El segmento del automóvil ha perdido ya un tercio de sus activos. Poner todo el foco en la gigafactoría puede llevarnos a desengaños

Foto: Factoría de Ford Almussafes. (EFE/Kai Försterling)
Factoría de Ford Almussafes. (EFE/Kai Försterling)

Publicaban el dato esta semana en uno de sus 'esenciales' la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). El valor del capital humano que pierde España como consecuencia de la emigración de talento a otros países superó los 150.000 millones de euros en 2022. MIles de jóvenes en edad de trabajar, formados en el sistema educativo español, casi la mitad con estudios superiores o secundarios postoblogatorios, exploran oportunidades profesionales en el extranjero. El fenómeno ha retomado fuerza tras la pandemia de covid. El valor que atribuye el estudio a su fuerza laboral ya es un 40% superior a 2020.

Aunque el informe no desglosa por autonomías, la Comunidad Valenciana no es ajena al fenómeno emigratorio. Son todavía muchos, pero muchos más, los que se quedan que los que se van, claro, no piensen que esto es Senegal. La autonomía es la que experimentó un mayor crecimiento de población el año pasado. Pero las señales que la economía valenciana está lanzando en los últimos meses reflejan una desaceleración que se está cebando especialmente en la industria, foco del tradicional mantra de sector con personal cualificado, con mejores condiciones laborales y estabilidad en el empleo.

Foto: La cadena de montaje de Ford en Almussafes. (EFE/Kai Försterling)

Mantra porque, como bien relataba hace dos semanas el profesor Jordi Palafox, la cuestión ya no es tanto qué sectores son más o menos importantes, sino cuáles aportan mayor valor a la economía, sea cual sea el objeto de su producción. Hay servicios como el turismo extensivos en mano de obra y que dan de comer a mucha gente pero pacatos en la aportación de valor y bienestar salarial, y otros, como el de consultoría y servicios financieros o tecnológicos, que son máquinas de hacer dinero. Que pregunten en Madrid. Su renta per cápita es un 40% superior a la de los valencianos. Otras cosa es que en términos subjetivos la percepción de la calidad de vida sea mejor. Ese melón lo dejamos para otra serie.

El puntal del comercio exterior no termina de empujar este 2023. Todavía con balanza comercial positiva, las exportaciones valencianas han sufrido entre enero y octubre un descenso del 4,2% que se ha cebado especialmente con los productos industriales. No es moco de pavo. Son 1.400 millones de euros menos. Las ventas de productos cerámicos, sector estructural en el PIB de la provincia de Castellón, han caído un 20,2% en el acumulado del año. Manufacturas de consumo como el juguete se han desplomado un 11%. Y el automóvil sigue sin coger velocidad de crucero en paralelo a la pérdida de producción de Ford, con descensos en el comercio exterior del 2,8%, porcentaje que se eleva al 5,5% en la industria de componentes.

Foto: Figuración de la nueva gigafactoría de baterías en Sagunto.

El alza de costes y el menor dinamismo de las exportaciones corre riesgo de hacernos despertar de sueños reparadores como el de la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto. Siempre bienvenida, a estas alturas ya no está claro que la fábrica de baterías de PowerCo vaya a ser capaz de compensar la pérdida de empleo y capacidad productiva que está sufriendo el sector de la automoción. Un informe reciente elaborado por Comisiones Obreras del País Valenciano (CCOO-PV) refleja que las empresas de componentes, las que sirven a compañías como Ford Almussafes, han perdido casi un tercio del valor de sus activos en el balance entre 2018 y 2022. Mientras Almussafes está a la espera de que la multinacional deshoje la margarita del calendario de inversiones en electrificación y asignación de nuevos modelos, la industria auxiliar se desangra poco a poco: Rhenus Logistics, ThyssenKrupp Galmed, Lear… La siguiente podría ser Gestamp.

"La disminución se centra en el valor del activo fijo material, es decir las instalaciones productivas, cuyo valor contable entre 2018 y 2022 ha disminuido de 103,97 millones de euros a 68,02 millones de euros, una disminución del 34,58%. Esto implica que a lo largo de estos años las inversiones realizadas han sido relativamente bajas, y es posible que haya disminuido la capacidad productiva del conjunto de estas empresas", escriben los analistas de la central sindical.

Foto: Catalá, Mar Chao, Óscar Puente, Carlos Mazón y Pilar Bernabé. (Rober Solsona/Europa Press)

La sangre todavía no llega al río, reconocen desde el sindicato. Son muchas las empresas seneadas y solventes, que generan beneficios y recursos. Pero la señal roja está encendida. El SOS ya está lanzado: "El verdadero problema es la tendencia claramente decreciente de las ventas y la disminución de los beneficios en los últimos años. Si esta tendencia se acentúa, es evidente que el sector de automoción valenciano pasará por serias dificultades".

Antaño territorio de fuerte competencia industrial, la Comunidad Valenciana ha visto cómo el sector manufacturero reducía peso en la composición de su PIB de forma progresiva en los últimos años. Es un goteo permanente. En la provincia de Alicante, donde hace dos décadas alcanzaba el 15,15%, ya apenas representa un 7,55%, según las series de Contabilidad Regional. En Valencia, aun con la industria del automóvil en marcha, el sector ha pasado de representar el 19% del producto regional en el año 2000 al 13,9% en 2020. Solo Castellón resiste con un notable 27,8% de peso industrial en su economía por el segmento azulejero.

Es cierto que el alcance de las políticas públicas en el fomento de la economía y su transformación hacia actividades de mayor valor es relativo y con efectos muy a largo plazo. Pero ahora que tenemos secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró, tal vez podamos exigir que se siga avanzado en el incentivo a la renovación y modernización de sectores manufactureros y, por qué no, que caiga alguna otra inversión como la de Volkswagen. ¿Qué se sabe de Tesla? Al presidente de la Generalitat, el popular Carlos Mazón, y a su consellera del ramo, Nuria Montes (exHosbec), les recordaremos que hay vida más allá del turismo y la logística. Mejor pagada y más sostenible.

Publicaban el dato esta semana en uno de sus 'esenciales' la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). El valor del capital humano que pierde España como consecuencia de la emigración de talento a otros países superó los 150.000 millones de euros en 2022. MIles de jóvenes en edad de trabajar, formados en el sistema educativo español, casi la mitad con estudios superiores o secundarios postoblogatorios, exploran oportunidades profesionales en el extranjero. El fenómeno ha retomado fuerza tras la pandemia de covid. El valor que atribuye el estudio a su fuerza laboral ya es un 40% superior a 2020.

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