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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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¿Perjudica Pere Navarro a Rubalcaba?

Pere Navarro, primer secretario del PSC desde hace quince meses, era hasta hace poco un don nadie en la política española. Y el resultado de las

Pere Navarro, primer secretario del PSC desde hace quince meses, era hasta hace poco un don nadie en la política española. Y el resultado de las elecciones catalanas del 25-N, en las que los socialistas bajaron de 28 a 20 diputados (con más votos que ERC pero con un diputado menos, pasando a ser el tercer grupo del Parlament), no auguraba nada bueno. Sin embargo, el domingo los dos grandes diarios de Madrid (El País y El Mundo) y La Vanguardia (Barcelona) publicaban extensas entrevistas con el líder catalán. ¿Qué ha pasado?

Pues que Pere Navarro ha roto con la “flotación inerte” en la que chapoteaba el PSC desde la derrota electoral ante Mas de finales de 2010 -mejor dicho, desde la anterior sentencia del Constitucional sobre el Estatut- y ha marcado territorio. Primero, el 23 de enero, se enfrentó a la opinión dominante en Cataluña votando contra la declaración soberanista de CiU y ERC que, bajo el manto del derecho a decidir, proclamaba “la soberanía jurídica y política del pueblo catalán”.

Navarro sufrió una fuerte repulsa mediática y el malhumor de cinco de sus diputados (inteligentes), que creían erróneo separarse de lo que Artur Mas presenta como el nuevo canon catalán, pero aguantó. Después dijo que la regeneración política y la reforma constitucional deberían empezar con la abdicación del Rey y, finalmente, la pasada semana hizo -contra el criterio del PSOE- que los diputados del PSC votaran en el Congreso a favor de una propuesta que instaba a negociar el que pueda celebrarse una consulta legal sobre el futuro de Cataluña.

El líder de los socialistas catalanes pretende demostrar así la incoherencia de CiU, que aprobó una moción rupturista en Barcelona, con apoyo de ERC y despreciando la enmienda del PSC, y luego llevó a Madrid una moción sensata. De haber tenido CiU la misma actitud en Barcelona, no se habría alimentado la estéril escalada de la crispación que ha llevado a un recurso del Gobierno al Constitucional por la declaración soberanista.

Quiere quedarse en España

Navarro ha tenido aplausos y críticas, pero lo esencial es que se ha colocado en el centro del debate. Las tres entrevistas lo demuestran y el título de El País (“España no se entiende sin Cataluña, ni el PSOE sin el PSC”) resume su mensaje. Navarro, al contrario que CiU y ERC, no cree en la consulta como un paso hacia la independencia (quiere quedarse en España), pero sostiene que es obligada porque la incardinación de Cataluña en España ha salido moralmente muy tocada (dos grandes manifestaciones de protesta en julio de 2010 y setiembre de 2012) tras la sentencia del Constitucional al invalidar parcialmente un Estatut que ya había sido votado en Cataluña. Fruto de esta sentencia es el corrimiento hacia la exigencia de una consulta que tiene apoyo mayoritario en el electorado catalán.

El mantenimiento de la misma postura en Barcelona y en Madrid (el mantra nacionalista era que el PSC siempre obedecía al PSOE) ha sacado al partido de la “flotación inerte”, le ha situado en el centro del debate y ha hecho que destacados analistas como Albert Sáez, director adjunto de El Periódico de Catalunya, escribiera el domingo que “vuelve a haber vida inteligente en el PSC capaz de cohesionar a la militancia como primer paso para reconectar con los votantes”.

En Madrid, la acusación es que al PSC le puede ir bien en Cataluña, pero que debilita al PSOE y a Rubalcaba. Es discutible. Primero, porque Andalucía y Cataluña son las comunidades claves para el triunfo socialista en España, y en Cataluña la ventaja del PSC sobre el PP acostumbra a ser más alta (el centro-derecha divide sus votos entre CiU y PP). En principio, pues, lo que da más votos al PSC favorece al PSOE y es evidente que la ruptura beneficiaría tanto al PP (el PSOE tendría menos diputados en Madrid) como a CiU (la oposición socialista en Cataluña se fragmentaría). Aunque el peligro (cierto) es que la incomprensión de la opinión pública española, alimentada por la prensa nacionalista de Madrid, reste votos al PSOE.

No sería lógico que dos líderes realistas e inteligentes (Rubalcaba y Navarro) se dejaran arrastrar a la ruptura. Lo más complejo -pero también imprescindible- es elaborar un discurso pactado y asumible por la opinión pública sobre el futuro de España, aunque sea con disensos acotados. Y ello pasa por un nuevo equilibrio en la disciplina del grupo parlamentario en los asuntos que conciernen a Cataluña. No es imposible, porque Navarro coincide con Rubalcaba en que “el único puente de diálogo que existe hoy entre Cataluña y el resto de España es el PSOE y el PSC”. Y pretende, como dice en El Mundo, contribuir “a un proceso de encuentro, de diálogo entre Cataluña y el resto de España. Cuando los separadores están actuando más que nunca, el PP por un lado y CiU y ERC por el otro, los puentes de unión son los del PSOE y el PSC, y yo apuesto por el diálogo y el acuerdo… Cataluña pide, mayoritariamente, mejorar su relación con España, pero eso sólo se puede conseguir mediante el diálogo”.

Por otra parte, la discrepancia entre el PSOE y el PSC sobre el derecho a decidir ha dinamitado la estrategia de la oponente más impaciente de Rubalcaba, Carme Chacón. El líder socialista puede tener así mas tiempo. Pese a haber perdido el debate sobre el estado de la nación, no todo es negativo en las encuestas. Tras poco más de un año de Gobierno del PP, en los dos últimos sondeos de Metroscopia (El País) hay un práctico empate entre los dos grandes partidos. Un interesante trabajo de Carlos Castro en La Vanguardia del domingo concluía que, según los datos del CIS de enero (intención directa de voto más simpatía), el PSOE podría sacar más diputados que el PP (146 a 129), aunque luego tendría grandes dificultades para lograr una mayoría estable.

Y, además, el desgaste del PP no va hoy a cargo de Rubalcaba, sino de Bárcenas. Ahí está el impresionante dato de Metroscopia de que el 82% de los encuestados (el 81% de los que votan PP) creen que el extesorero está chantajeando al Gobierno. La pasada semana, el líder parlamentario del PP, Alfonso Alonso, dijo, en un arranque de sinceridad, que había que plantar cara a Bárcenas, que les estaba tomando el pelo. Tiene razón, pero la respuesta del PP fue suspender ayer -por segunda vez- la tradicional rueda de prensa de los lunes de María Dolores de Cospedal. El tesorero no tiene quién le chiste. 

Pere Navarro, primer secretario del PSC desde hace quince meses, era hasta hace poco un don nadie en la política española. Y el resultado de las elecciones catalanas del 25-N, en las que los socialistas bajaron de 28 a 20 diputados (con más votos que ERC pero con un diputado menos, pasando a ser el tercer grupo del Parlament), no auguraba nada bueno. Sin embargo, el domingo los dos grandes diarios de Madrid (El País y El Mundo) y La Vanguardia (Barcelona) publicaban extensas entrevistas con el líder catalán. ¿Qué ha pasado?

Alfredo Pérez Rubalcaba Pere Navarro