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España Suma: jaque de Casado, ¿y enroque de Rivera?
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Isidoro Tapia

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España Suma: jaque de Casado, ¿y enroque de Rivera?

Analicemos el recorrido de España Suma y su potencial impacto. Lo más obvio es que supone un movimiento ofensivo de Pablo Casado, un jaque en términos ajedrecísticos

Foto: Los líderes del PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera. (EFE)
Los líderes del PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera. (EFE)

Uno de los ejemplos de la velocidad de vértigo a la que se mueve la política española es que Pablo Casado, el mismo dirigente que en las pasadas elecciones, sus primeras al frente del Partido Popular, perdió casi 4 millones de votos, casi la mitad de su electorado (lo que dejó tiritando a su grupo parlamentario, que se redujo de 137 a 66 diputados) tiene posibilidades de pasar las próximas navidades en la Moncloa. De estar al borde del abismo político a presidir un Gobierno. Exactamente como ya le sucedió a Pedro Sánchez.

Cuando se repitieron las elecciones en 2016, hubo una sola novedad política digna de mención: la coalición electoral entre Podemos e IU (el llamado "pacto de los botellines"), cuyo resultado estuvo muy lejos del que esperaban los contrayentes (la coalición se dejó casi un millón de votos del resultado que habían obtenido por separado). Si finalmente hubiese elecciones el próximo mes de noviembre, las novedades políticas podrían ser dos: en la izquierda, el salto a la arena nacional de Íñigo Errejón. En la derecha, una coalición electoral (total o parcial), que ya antes de nacer tiene nombre: España Suma. ¿Podría alguna de estas novedades tener un impacto significativo?

Es la misma fórmula que aplicó con éxito Pedro Sánchez cuando los socialistas vivían bajo el acoso de Podemos, mientras le comían terreno político

Analicemos en este artículo el recorrido de España Suma y su potencial impacto. Lo más obvio es que supone un movimiento ofensivo de Pablo Casado, un jaque en términos ajedrecísticos. Lo menos evidente, en cambio, es que puede ser también un movimiento útil, aunque distinto, para Albert Rivera: un enroque.

Casado parece haber sacado una lección de la liquidez política que rodea la política española. Es la misma fórmula que aplicó con éxito Pedro Sánchez cuando los socialistas vivían bajo el acoso de Podemos, cuando los morados les comían el terreno político. Supone invertir el famoso consejo de Ignacio de Loyola: en tiempo de tribulaciones (dijo Sánchez hace un par de años o parece decir Casado ahora), doble o nada. Si te encuentras rodeado, ataca.

España Suma es un movimiento ofensivo de los populares porque busca cobijar bajo una misma plataforma electoral a todo el espectro político de la derecha. Reconstruir la casa común que fue el Partido Popular durante muchos años, solo que ahora como fórmula electoral en lugar de como un único partido. ¿Podría funcionar? Para ello, tendrían que ocurrir dos cosas: que Ciudadanos la aceptase (Vox ya se ha descolgado de esta fórmula) y que funcionase en términos electorales. Analicémoslo por partes.

Reconstruir la casa común que fue el Partido Popular durante muchos años, solo que ahora como fórmula electoral en lugar de como un único partido

¿Qué aportaría España Suma a Ciudadanos? En primer lugar, hay que decir que si España Suma es hoy objeto de discusión política, es precisamente por la forma en que la formación naranja ha llevado las negociaciones postelectorales a nivel autonómico y local. A principios de junio, la Ejecutiva de Ciudadanos acordó negociar pactos de gobierno con el PP como "socio preferente", con el PSOE "excepcionalmente" y en ningún caso con Vox. Pero la forma en que se ha llevado a la práctica este acuerdo ha sido distinta: el socio "preferente", el PP, se ha convertido en el "exclusivo". "Excepcionalmente" Ciudadanos ha negociado con Vox (como en Murcia o en Madrid, donde se ha sentado en la misma mesa) y en ningún caso lo ha hecho con el PSOE.

El tiempo dirá si esta estrategia era la correcta, o si Ciudadanos debería haber utilizado la posibilidad de formar gobierno con los socialistas, aunque solo fuese como baza negociadora, especialmente en aquellas comunidades como Murcia o Castilla y León, donde la mayoría era más sencilla con el PSOE que conjuntamente con PP y Vox. Pero lo cierto es que, al optar por esta vía, Ciudadanos ha dejado un flanco abierto por el que ha arremetido Casado: si en la práctica las tres formaciones de derecha están condenadas a entenderse sin que exista otra alternativa, ¿por qué no ir juntos a las elecciones?

España Suma es hoy objeto de discusión por la forma en que Ciudadanos ha llevado las negociaciones a nivel autonómico y local

Los riesgos de aceptar esta fórmula son evidentes para Ciudadanos. Una coalición entre dos partidos cuya fuerza electoral es muy pareja, es prácticamente impensable. ¿Aceptaría Rivera ir por detrás de Casado en la lista de Madrid? ¿O liderarían circunscripciones distintas? Pero con todos sus riesgos, España Suma puede tener una virtualidad para el líder de Ciudadanos: el enroque preventivo.

La mayoría de análisis coinciden en que una eventual repetición de las elecciones, o da mayoría a la derecha (y convierte en presidente a Casado), o si se mantiene el equilibrio entre bloques, no cambiaría demasiado el panorama político. Uno de los grandes enigmas de la política española es por qué Pedro Sánchez puede querer repetir las elecciones en estas condiciones. Porque incluso si los socialistas suben 20 diputados, y Podemos los pierde, Sánchez seguirá necesitando a Iglesias para su investidura. Pero ¿puede pasar algo que altere el bloqueo actual?

Uno de los grandes enigmas de la política española es por qué Pedro Sánchez puede querer repetir las elecciones en estas condiciones

En realidad, sí. Supongamos que efectivamente los socialistas suben 20 escaños y Podemos los pierde (tal vez alguno de los diputados vaya al nuevo partido de Errejón). El Gobierno de coalición entre las izquierdas seguiría siendo igual de complicado, o incluso más. Mientras, en la derecha ocurre algo parecido: el PP sube 20 diputados, a costa de Ciudadanos y Vox. ¿Ha cambiado algo? Un detalle, pero que podría ser decisivo. El liderazgo en la derecha se habría resuelto a favor del PP. Pero en tanto la caída de Ciudadanos y la subida del PSOE se compensen (algo muy factible), ambos partidos seguirán estando por encima de la mayoría absoluta. Y rotas las posibilidades de un Gobierno de izquierdas, y resuelta la batalla en el centro derecha a favor del PP, la presión sobre Ciudadanos para que negocie un acuerdo con los socialistas subiría varios niveles. Salvo, claro está, que los naranjas se hubiesen protegido previamente contra esta eventualidad. Por ejemplo, a través de un acuerdo electoral como España Suma. Para los de Rivera, este acuerdo podría ser como la cuerda con la que Ulises se amarró al mástil para resistir el canto de las sirenas.

¿Podría funcionar la coalición en la derecha? Se suele decir que en los acuerdos electorales, 1+1 no es 2, sino menos

Lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿podría funcionar la coalición en la derecha? Se suele decir que, en los acuerdos electorales, 1+1 no es 2, sino menos. Ocurre muy a menudo que las coaliciones se dejan muchos votos por el camino. Pero existen razones para pensar que esta máxima se cumple más a rajatabla entre los votantes de izquierda (más proclives a refugiarse en la abstención en caso de duda) que en la derecha, cuyo nivel de movilización es mucho más alto. Y además la formula podría funcionar para algunos aspectos concretos: por ejemplo, podría dar el control del Senado a la derecha, convirtiéndolo en un contrapeso en el caso de que Sánchez lograse repetir como Presidente.

Y como la política es como aquella ciudad que nunca duerme, nunca se debe cerrar un artículo sin hacerse una última pregunta. ¿Podría una coalición de la derecha provocar un movimiento reflejo en la izquierda? Eso, para el próximo capítulo.

Uno de los ejemplos de la velocidad de vértigo a la que se mueve la política española es que Pablo Casado, el mismo dirigente que en las pasadas elecciones, sus primeras al frente del Partido Popular, perdió casi 4 millones de votos, casi la mitad de su electorado (lo que dejó tiritando a su grupo parlamentario, que se redujo de 137 a 66 diputados) tiene posibilidades de pasar las próximas navidades en la Moncloa. De estar al borde del abismo político a presidir un Gobierno. Exactamente como ya le sucedió a Pedro Sánchez.

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