728 euros

Me dicen que la austeridad se va a imponer durante estas Navidades y que cada persona, en España, va a gastar solamente 728 euros, o sea, 86 menos que el año pasado.

 

Ya sabéis que mi familia es grande. Sólo el núcleo (padres, hijos, hijas, yernos, nueras, nietos y nietas) somos 65. (Hoy somos 64, pero como hay uno que va a nacer en enero, lo cuento también.)

Y entonces cojo la calculadora y multiplico 728 por 65. Y va y me salen 47.320 euros, o sea, unos 8 millones de aquellas pesetas que gastábamos hace unos años.

Y voy y pienso que menos mal que nos ha dado por la austeridad. Porque si nos llega a dar por la locura, dejamos sin comer a toda el África subsahariana.

Dios mío, ¿no habrá nadie cuerdo en este bendito país o en cualquiera de las no menos benditas Comunidades Autónomas que lo forman?

Cuando oigo decir eso de “nos hemos vuelto locos”, siempre me defiendo y digo que yo no me he vuelto loco. Y que mucha gente que conozco no se ha vuelto loca. Entonces, ¿quién está como un auténtico cencerro? Porque ese alguien gasta tanto en estas Navidades (austeras) que hace que los demás que no gastamos, nos veamos envueltos en la ola de locura, por lo menos a efectos estadísticos. Y me molestaría mucho que los franceses y los alemanes, por ejemplo, vayan al Banco Central Europeo, que lo tienen al lado, y le digan a Trichet: “Anda, sube pronto los intereses, que total, a esos españoles no les importará nada, porque todavía no se han enterado y piensan que viven en los tiempos en que en España no se ponía el sol”.

 

Señores: ¡que el sol se ha puesto! ¡A ver si nos enteramos!

Que con las tonterías del consumo seguimos sin danos cuenta de que lo normal no es esto. Y que,  en el mundo, hay mucha gente, pero mucha mucha mucha, o sea, MUCHA, que con 728 euros pasan el año. Lo pasan arrastrándose, pero lo pasan. Y como nos ha dado por la solidaridad, que no sabemos qué es, pero que suena de película, nos solidarizamos con el vecino, que es tan tonto como nosotros, y nos vamos juntos a gastarnos los 728 euros que nos tocan a cada uno, que para algo son nuestros (o de la tarjeta de crédito, que, al fin y al cabo, pensamos que es lo mismo.)

También puede ser que se hayan equivocado los que hacen las estadísticas,  el periódico donde lo leí o el programa de televisión en el que me lo preguntaron. Pero, no sé por qué, me parece que tantas equivocaciones serían una casualidad. Y yo siempre he pensado que la casualidad no existe.

Y, como no exista, sólo quedan los tontos, que son los que, en estos momentos, celebran la Navidad haciendo bobadas.

Aún están a tiempo de pensar. Y de gastar sólo 715 euros. Y de dar el resto a alguien que lo necesite.

Quizá no tengan que ir muy lejos.