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El ahorro, el consumo, la inversión y otros misterios de la economía actual
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El ahorro, el consumo, la inversión y otros misterios de la economía actual

Esto de tener amigos intelectuales en San Quirico tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: buenas, porque es una gozada hablar con ellos. Malas, porque

Esto de tener amigos intelectuales en San Quirico tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: buenas, porque es una gozada hablar con ellos. Malas, porque cuando estoy aquí lo que menos me apetece es discurrir.

Pero voy a desayunar con mi amigo y se nos acercan tres más y se sientan en nuestra mesa.

Cuando les he visto acercarse, he pensado que iba a ser un desayuno divertido. Pero veo que esos mozos están “atacantes”. Iba a decir “agresivos”, pero los de San Quirico no agreden a nadie, ni aun queriendo. A lo sumo, atacan, pero tan amablemente que no hacen daño.

Hoy se meten conmigo porque trabajé en el IESE (yo me fui del IESE en 1993, con lo que todo lo malo que hice habrá quedado sepultado por todas las cosas buenas que hacían mis colegas de entonces y las que han hecho después los que ya no son mis colegas, pero como si lo fuesen).

Pero estos de San Quirico están molestos con José Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía. Y como José Manuel es profesor del IESE, me piden explicaciones sobre lo que ha dicho.

Y como no sé lo que ha dicho, me entregan un recorte en el que Campa afirma que las familias españolas ahorran demasiado. Dice que es  bueno que se modere el ahorro, porque así gastaremos más.

Mi amigo de San Quirico, el de siempre, dice que no está en absoluto de acuerdo  con eso y que cómo se nota que Campa no ha hablado con él, antes de lanzarse a hacer declaraciones. Que en los años buenos, que los hubo, él ahorró y que gracias a eso, no se ha ido a la porra en los años malos.

Los demás, que, por lo que se ve, hicieron lo mismo, le corean.

Para colmo, uno de ellos trae otro recorte (estos tíos leen demasiado)

El recorte es de un artículo de Joaquim Muns, que tampoco es un piernas, y que dice que hay dos trinomios:
1. El vicioso, formado por Endeudamiento + Consumo + Importaciones.
2. El virtuoso: Ahorro + Inversión + Exportaciones.

Y, en ese momento, todos dicen que el que les gusta es el virtuoso. Que hay otros vicios más divertidos que el de endeudarse, consumir e importar, porque, luego, al final de la juerga, hay que devolver los créditos y, además, hay que pagar intereses, y más de uno tiene una mala experiencia en este juego.

Veo un gráfico de la evolución del ahorro en España, comparado con Francia, Alemania e Italia. Como siempre, hemos pegado el pendulazo: de no ahorrar nada a ahorrar mucho. ¡Y a mí que eso me gusta!

Lo que pasa  es  que no es verdad que donde mejor está el dinero es debajo del colchón, porque debajo del colchón no produce nada y, además, si te descuidas, te lo pueden robar.

Por eso, hay que invertir, que quiere decir poner el dinero en un lugar en el que:

1. No te lo roben. Porque ha habido inversiones que eran auténticos robos. Y no me estoy refiriendo sólo a Madoff, que el pobre, con el suicidio del hijo, ya tiene bastante. Me estoy refiriendo a esos que, por no salir del ejemplo Madoff, han hecho que este dijera hace cuatro días: “they had to know”, o sea, “tenían que saberlo”. Y lo ha dicho refiriéndose a algunos bancos y algunos fondos que él insiste en que eran cómplices de sus actividades fraudulentas. Y si lo dice Madoff, sus razones tendrá (que coinciden, por cierto, con las mías). Y podemos hablar de otros personajes que no son Madoff, que andan por ahí presumiendo, cuando todos sabemos que son unos auténticos chorizos. (Ya sé que es una palabra un poco insultante y, como tal, se la podía haber atribuido a algún tertuliano de San Quirico. Pero no. Es mía.)

2. Que entiendas dónde los has metido. Porque a veces, aunque el receptor del dinero tuyo sea honrado, ofrece unos productos que no hay quien los entienda. Y esos productos los compramos, los firmamos y, cuando se hunden, no sabemos explicar por qué firmamos y por qué pusimos el dinero allí dentro.

3. Que sepamos algo de ese sitio donde hemos metido el dinero. Yo tengo cuatro perras en Bolsa, pero puestas en acciones de empresas a cuyos ejecutivos conozco y de quienes me fío. Cuando digo que les conozco, no quiero decir que salga de copas con ellos y que, cuando lleven un par de tragos de más, me den información privilegiada. No. A muchos de ellos no les conozco personalmente. Pero sé de sus andanzas, que son honradas. Lo mismo que sé de las andanzas de otros, que, con frecuencia, con mucha frecuencia, no lo son.

Se está haciendo tarde. Son las 12 del mediodía y, entusiasmados con arreglar España, seguimos desayunando. Con mucho esfuerzo, he intentado colar lo que he dicho antes, pero la tertulia se ha ido acalorando y mi colega Campa no acaba de salir bien parado.

Y lo entiendo. Porque hemos pasado una época en la que pensábamos que esto del consumo era bueno. Y a mí me parece que no lo es. Que es bueno, muy bueno, el ahorro. Y que, con ese ahorro, hay que hacer cosas útiles para mí y para España. Y que es bueno que invirtamos, no que consumamos. Porque si invertimos, edificamos sobre sólido y si consumimos, edificamos sobre arenas movedizas. 

Y luego nos endeudamos. Y dicen que la deuda total de España (pública más privada) es el 173 % del producto interior bruto. Y si eso es verdad, necesitamos 1,73 veces el sueldo de un año (que eso es el PIB) para pagar la deuda. Y una familia que tiene una deuda equivalente a 1,73 veces lo que gana en un año lo pasa mal. Y se tiene que endeudar más. Y si le prestan, le cobran más intereses. Y luego no puede ni pagar esos intereses. Y entonces, emite bonos. Y ofrece un interés más alto. Y, al final, no puede pagar nada, ni intereses ni principal.

Iba a decir “agresivos”, pero los de San Quirico no agreden a nadie, ni aun queriendo

O sea, José Manuel, que me caes muy bien. Pero que mis amigos de San Quirico me han convencido de que no te haga caso.

Convencimiento que ha sido muy fácil, porque, en confianza, te diré que ya venía convencido.

P.S.
Uno de los que han desayunado ha sacado la teoría del cuatrinomio virtuoso:
Gastar con la cabeza + Invertir con la cabeza + Ahorrar + Exportar.
Los demás le hemos dicho que así, cualquiera.

Esto de tener amigos intelectuales en San Quirico tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: buenas, porque es una gozada hablar con ellos. Malas, porque cuando estoy aquí lo que menos me apetece es discurrir.