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El Bloque Nacionalista Galego, Vladimir Putin y yo
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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El Bloque Nacionalista Galego, Vladimir Putin y yo

Gadafi es un señor extraño, muy extraño, al que no le invitaría a cenar en San Quirico. No le invitaría porque supongo que se traería la

Gadafi es un señor extraño, muy extraño, al que no le invitaría a cenar en San Quirico. No le invitaría porque supongo que se traería la jaima, que, al fin y al cabo, es una tienda de campaña grande. La montaría en mi terreno y, cuando se fuera, lo dejaría hecho un asco. Igual también se traía sus guardaespaldas, que dicen que son unas mozas muy majas, y también se traería la comida, porque no le gustarían los canelones de la Tenda, y la bebida, porque no le gustaría el vino de por aquí. Y para clasificar todo lo que dejara y ponerlo en los contenedores adecuados, nos pasaríamos un día entero.

Además, quizá le daría por ir a la Misa de 8 de la tarde el sábado, que sirve para el domingo, y no me imagino la cara del párroco ni la de los feligreses si mi mujer y yo entramos con Gadafi y las guardaespaldas. ¡Qué lío al darnos la paz!

He dicho todo lo anterior para que quede claro que este señor no me cae bien. Y que preferiría no tener una foto con él como la tiene nuestro ex Presidente D. Jose Luis, en la que Gadafi le coge tiernamente por el brazo y él le mira arrobado.

Pero, una vez más, tengo un lío mental. Y lo voy a plantear tal cual, sin ganas de molestar a nadie, aunque alguno se molestará, porque, en estas cosas hay gente que es muy puntillosa y algunos, hasta tiquis miquis.

El planteamiento es el siguiente:

1.   Franco era malo porque se sublevó contra el Gobierno legalmente constituido.

2.   Los que quieren echar a Gadafi son buenos porque se han sublevado contra el Gobierno legalmente constituido.

3.   Los que están a tiros en Bahrein son malos porque se han sublevado contra el poder legalmente constituido.

4.   Los que se sublevaron contra Ben Alí, el de Túnez, y Mubarak, el de Egipto, buenos por lo mismo.

Creo que el lío mental que estamos teniendo en occidente cada vez es más evidente. Que las dictaduras no son buenas, está más que claro. Pero que sean unas buenas y las otras malas, como estamos haciendo ahora, nos acabará creando tal exceso de personalidades que al final acabaremos teniendo una multisociedad multidemocrática, multidictatorial y multiesquizifrénica, porque eso no habrámente sana que lo aguante.

Menos mal que, en los bombardeos contra Libia, se tiran las bombas de tal modo que no maten a ningún civil, lo cual me tranquiliza. Me tranquiliza porque estoy en San Quirico. Porque si estuviera en la carretera entre Bengasi y Ajdabiya, donde veo unos cuantos coches a unos 20 metros de una explosión enorme, me parece que me intranquilizaría. Quizá alguien de la OTAN, un soldado español por ejemplo, ha ido a esa carretera a avisar a los civiles que iban en esos coches que mejor que se fueran andando por otro camino.

Y, como mi padre siempre me decía “hijo, no te metas nunca en política”, pues no me meto. Pero como no lo acabo de entender, lo escribo, porque, a veces, escribiendo las cosas, te aclaras las ideas. Pues ni así.

Los argumentos que leo son los de siempre: lo de la implantación de la democracia, que es una cosa que nos gusta mucho decir, aunque luego no la implantamos ni a tiros (nunca mejor dicho). Últimamente la hemos implantado en varios sitios y parece que no perdemos la afición.

Lugo me da por pensar mal y pienso que esto del petróleo debe ser interesante. Pero no acabo de comprender por qué hemos descubierto ahora lo malo que era Gadafi (el que recibió como un héroe al ceporro que puso una bomba en un avión y se cargó a unas 200 personas al pasar por Lockerbie) y hemos decidido que los que van contra él son buenos.

No sé quiénes son, pero voy a rezar para que sean buenos, para que no pongan bombas en nuestros aviones ni en nuestras discotecas, y, sobre todo, aunque se les escape alguna bomba, para que sigamos teniendo petróleo, que esto de ir en coche es importante.

Al llegar aquí, veo que el Bloque Nacionalista Galego y Vladimir Putin piensan lo mismo que yo. Ya no estoy solo. Por lo menos, somos tres.

Además, en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU, se han abstenido Alemania, Brasil, China, India y Rusia, o sea, bastante gente. Ya casi somos ocho.

También veo que no sé qué ha pasado, para que, de repente, como obedeciendo a una orden, todos los países árabes se han dado cuenta de que no les gustaban los que les gobernaban. Dicen que es culpa de Twitter y Facebook. Así será.

Gadafi es un señor extraño, muy extraño, al que no le invitaría a cenar en San Quirico. No le invitaría porque supongo que se traería la jaima, que, al fin y al cabo, es una tienda de campaña grande. La montaría en mi terreno y, cuando se fuera, lo dejaría hecho un asco. Igual también se traía sus guardaespaldas, que dicen que son unas mozas muy majas, y también se traería la comida, porque no le gustarían los canelones de la Tenda, y la bebida, porque no le gustaría el vino de por aquí. Y para clasificar todo lo que dejara y ponerlo en los contenedores adecuados, nos pasaríamos un día entero.