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Día 7. Proyecto Simio: al rey Felipe le va a salir caro el coronavirus
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Carlos Prieto

Diario de la pandemia

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Día 7. Proyecto Simio: al rey Felipe le va a salir caro el coronavirus

Cómo una novela sobre una pandemia en España anticipó el discurso real sobre el virus. Cuando la realidad imita a la parodia. Zarzuela: tenemos un problema. ¿Hay alternativa mona?

Foto: Mensaje del rey Felipe por la crisis del Covid-19. (EFE)
Mensaje del rey Felipe por la crisis del Covid-19. (EFE)

Hola. Yo soy Gorila Maguila, y usted no lo es. Grrrrrrr.

Mi mujer ha visto hoy una escena escalofriante en el economato. Un jubilado llevándose una bolsa gigante de Cheetos. Sí, nuestros mayores no deberían salir de casa. Sí, los Cheetos no son un producto de primera necesidad (en principio). Sí, esto es como volver a Chernóbil porque se te han olvidado los Doritos dentro.

Pero la imagen de un jubilado que quiere tanto a sus nietos que se la juega para darles Cheetos quizá sea un signo de esperanza, de que saldremos adelante, de que el virus no acabará con nuestros fraternales vínculos afectivos, aunque quizá sí con alguna de nuestras instituciones. Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

El discurso que emocionó a Spielberg

El primero de los españoles se ha dirigido a la nación con cacerolada de fondo. En casa nos ha emocionado mucho el discurso real. No nos afectaba tanto un 'speech' desde que ('invent') mi cuñado destruyó nuestra boda cantando “TENGO UN TRACTOR AMARILLO” con una corbata en la cabeza y dando estremecedores alaridos. Inolvidable, como lo del Borbón.

Felipe VI: ''Es una crisis que estamos combatiendo y que vamos a vencer y superar''

Pero bajemos el volumen de las cacerolas para escuchar algo de lo que dijo el rey Felipe:

“A lo largo de los años, hemos pasado por situaciones muy difíciles, muy graves; pero, como las anteriores, esta también la superaremos. Porque España es un gran país; un gran pueblo que no se rinde ante las dificultades… Ahora debemos dejar de lado nuestras diferencias. Debemos unirnos en torno a un mismo objetivo: superar esta grave situación. Y tenemos que hacerlo juntos, entre todos, con serenidad y confianza, pero también con decisión y energía”.

placeholder 'Las palmeras'.
'Las palmeras'.

La escritora Jimina Sabadú tiene una puntería increíble: acaba de publicar una novela sobre una pandemia en España, ‘Las palmeras’, que incluye una escena del Rey dirigiéndose a la nación para decir: “Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos... Debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación… Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza”.

Pregunta tonta: ¿se ha inspirado la Casa Real en ‘Las palmeras’ para el discurso del coronavirus? Absolutamente no. Lo que ha ocurrido es peor: que el monarca se ha autoplagiado/autoparodiado. Y que cuando la realidad imita a la parodia, malo.

Jimina Sabadú lo ha explicado en un hilo de Twitter: “Los discursos son muy parecidos (todos) y es fácil saber lo que dirá, porque viene a contar siempre lo mismo. LA COINCIDENCIA está en que en ‘Las palmeras’ una infección nueva provoca una desestabilización social y el Rey habla, pero habla tarde... Cuando ya todo está enmerdado por el Gobierno y la oposición, que ni se ponen de acuerdo ni hacen otra cosa que discutir, mientras que la gente se comporta de manera egoísta... El discurso que puse es prácticamente el que dio en octubre de 2017 tras lo de Cataluña. El editor quitó un párrafo por el tema de propiedad intelectual. Es un guiño, una cita”.

Fragmento del discurso del Rey sobre Cataluña: “Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza… Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos”. En efecto, el día de la marmota.

Cacerolada a la monarquía

Si el discurso real sobre el coronavirus ha sonado acartonado, es porque lo mismo vale para la independencia de Cataluña, para una pandemia mundial o para un concurso de chotis posnuclear. Llegados a este punto: ¿No sería más sencillo poner a un mono vestido de botones de jefe del Estado? (ustedes me perdonen por estos pensamientos impuros: comprendan que llevo una semana confinado en casa con varios menores y empiezo a delirar y a tener visiones disparatadas). Una república mona. Suena descerebrado, sí, pero al menos el padre del mico no estaría acorralado por un gigantesco escándalo de comisiones, que es la otra cosa relevante que ha hecho el Rey estos días: apagar un fuego descontrolado/sacar un comunicado admitiendo que Juan Carlos I tiene las manos largas, pero negando toda relación con él y con su herencia, como si en vez de su padre, fuera un estanquero que conoció una vez en Cuenca. Ese señor del que usted me habla.

Que es la tesis defendida por la prensa cortesana: el achicharre de Juan Carlos I nada tiene que ver con la Corona. ¡Claro que no! ¡Ni que Juan Carlos I hubiera sido Rey durante 39 años y cobrado presuntas comisiones utilizando su cargo! ¿Juan Carlos? ¿Qué Juan Carlos? ¡Aquí no hay ningún Juan Carlos! ¡Esto es la Carnicería Sanzot, señora!

Los discursos son muy parecidos y es fácil saber lo que dirá, porque viene a contar siempre lo mismo

Consenso entre primates

Pero volvamos a la cretina idea del simio. En estos momentos difíciles y graves, que superaremos porque creemos en nuestro país y estamos orgullosos de lo que somos, debemos dejar de lado nuestras diferencias y unirnos en torno a un mismo objetivo: poner un mono al frente de la jefatura del Estado. La propuesta quizá no genere consenso parlamentario de primeras, pero hagamos un giro carrillista: renunciamos a la república en favor del entendimiento entre españoles. Aceptamos monarquía parlamentaria, pero encabezada por un macaco. ¿Tampoco les vale? Oferta de mínimos: renunciamos a todos nuestros principios en favor de una monarquía dura liderada por un simio asiático (ideaca, ahora que está todo dios entusiasmado con la mano dura china contra el coronavirus).

En estos momentos difíciles y complejos, en los que la especie está en peligro, alianza entre primates para garantizar la vida en la Tierra. La madre de todos los consensos. Y tenemos que hacerlo juntos; entre todos; hombres y micos, con serenidad y confianza, pero también con decisión y energía. Ahora bien: si luego el Rey Mono resulta ser un campechano que, tras frenar un golpe de Estado a cargo de gorilas armados, se relaja, empieza a ligar con vedetes y a recibir regalos turbios de Arabia Saudí (un millón de bananas), entonces igual sí que habría que proclamar la república.

Profecía: en estos momentos difíciles y graves en los que los jubilados se juegan la vida para comprar gusanitos a sus nietos, alguna pata rentabilizada del Estado podría acabar pagando los platos rotos del malestar, la crisis (y la regeneración) que viene. Vienen tiempos difíciles, pero mientras haya Cheetos, habrá esperanza. Firmado: Gorila Maguila. Grrrrrr.

Hola. Yo soy Gorila Maguila, y usted no lo es. Grrrrrrr.