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Las infantas ‘contraprograman’ a la princesa Letizia
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Matías Vallés

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Las infantas ‘contraprograman’ a la princesa Letizia

En la Familia Real también hay tendencias, que en instituciones más afines al radicalismo llamaríamos bandos. A estas alturas ya ha quedado suficientemente claro que unir

Foto: Las infantas ‘contraprograman’ a la princesa Letizia
Las infantas ‘contraprograman’ a la princesa Letizia

En la Familia Real también hay tendencias, que en instituciones más afines al radicalismo llamaríamos bandos. A estas alturas ya ha quedado suficientemente claro que unir a las cuñadas Letizia y Cristina/Elena en buena armonía sólo puede lograrse con el Rey de por medio, y no ejerciendo su rol de suegro y padre respectivamente, sino investido de la 'potestas' que confiere y da coherencia a la jefatura del Estado. Con esta excepción, las dos hermanas del Príncipe y la ex periodista se profesan una frialdad que, sin el pacto tácito sobre la monarquía y el acecho indeclinable de la fiscalía, podríamos calificar abiertamente de desdén. Se han multiplicado los esfuerzos para amortiguar el distanciamiento, pero la publicación de un extenso reportaje de las Infantas en bañadores y biquinis –una semana después de que la princesa de Asturias paralizara al país en dos piezas–, bate todas las marcas de la contraprogramación regia.

En la foto oficial del veraneo de la Familia Real, se podía trazar una línea nítida entre el tronco hereditario y las ramas del árbol genealógico que van perdiendo protagonismo en beneficio de los príncipes de Asturias y sus hijas. Para colmo, Letizia ha supuesto una conmoción tan importante en España como Cecilia Sarkozy en Francia. Ambas mujeres tasan a la perfección sus apariciones y desapariciones, siempre están donde no se las espera y no están donde se las espera. El espléndido biquini ha sido el remate, por lo que Cristina/Elena se han desplazado a las playas meridionales de Mallorca para competir en anatomías refulgentes. Por supuesto, el despliegue físico ha sido entronizado en ¡Hola!, que ha adjuntado a la exhibición el plebeyo "como unos veraneantes más". La identificación con la masa es democrática, pero al mismo tiempo peca de hiriente, porque nadie diría de la princesa de Asturias que es "una veraneante más".

Llegados a este punto, se impone un inciso cartográfico. Los baños "como unos veraneantes más" de las familias de Cristina/Elena han sido inmortalizados en las playas adyacentes a la extensa finca de los hermanos Juan y Carlos March, el predio de s'Avall. Suavizando la tensión, las Infantas parecían más felices cuando se decía que su hermano no se casaría nunca. El año pasado veranearon ostensiblemente en Canarias, un desafío en toda regla a al autoridad paterna. Este verano se han decidido a combatir por su papel simbólico, jugando además con las vísceras del populismo, al compartir baño en una playa pública en lugar de aislarse en Cabrera. La vencedora indiscutible de la rivalidad es ¡Hola! –la Familia Real española va a ser proclamada la más atlética y despojada de ropa de Europa– aunque la revista se ve al mismo tiempos en un aprieto. Tiene que hacer equilibrios para no desatender a la divina Letizia, por lo que en su portada compensa con un mayestático "La reina y la princesa de Asturias, protagonistas del verano". En esta ocasión, ambas aparecen vestidas.

El gran perdedor de la riña es Jaime de Marichalar, que parece estar suspirando por un veraneo en Finlandia. No existen fotos que lo muestren sonriente en Mallorca, y viste camisas de manga más larga que su cara. Siempre parece que acaba de llegar a la isla en patera. No sería de extrañar la intervención de una ONG, para acusar a la Familia Real de violar los Derechos Humanos en la persona del primero de los yernos de Juan Carlos de Borbón. Sin embargo, sorprende que el duque de Lugo contemple a su lugar de veraneo con tanto escepticismo, porque su familia tenía una residencia próxima a Marivent desde antes de que se iniciara su romance con Elena de Borbón. Allí se reunían los novios, con las persianas bajadas y rodeados de escoltas. En fin, sería curioso saber qué piensan exactamente Cristina/Elena de la portada de El Jueves.

En la Familia Real también hay tendencias, que en instituciones más afines al radicalismo llamaríamos bandos. A estas alturas ya ha quedado suficientemente claro que unir a las cuñadas Letizia y Cristina/Elena en buena armonía sólo puede lograrse con el Rey de por medio, y no ejerciendo su rol de suegro y padre respectivamente, sino investido de la 'potestas' que confiere y da coherencia a la jefatura del Estado. Con esta excepción, las dos hermanas del Príncipe y la ex periodista se profesan una frialdad que, sin el pacto tácito sobre la monarquía y el acecho indeclinable de la fiscalía, podríamos calificar abiertamente de desdén. Se han multiplicado los esfuerzos para amortiguar el distanciamiento, pero la publicación de un extenso reportaje de las Infantas en bañadores y biquinis –una semana después de que la princesa de Asturias paralizara al país en dos piezas–, bate todas las marcas de la contraprogramación regia.

Infanta Cristina Infanta Elena