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Barceló, el artista que declinó una comida con el Rey
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Barceló, el artista que declinó una comida con el Rey

Si a Catherine Deneuve le preguntan cuál es su artista favorito, responde de inmediato con el nombre de Miquel Barceló. Si le piden a Dominique de

Foto: Barceló, el artista que declinó una comida con el Rey
Barceló, el artista que declinó una comida con el Rey

Si a Catherine Deneuve le preguntan cuál es su artista favorito, responde de inmediato con el nombre de Miquel Barceló. Si le piden a Dominique de Villepin que explique su idea de Europa, remite a sus interrogadores a la forma en que el pintor mallorquín trabaja la materia. Con patrocinios de tal entidad, a nadie le extrañará que el creador seleccione según su arbitrio las numerosas invitaciones que recibe. Así ocurrió en la penúltima visita de los Reyes a Mallorca, con motivo de la inauguración de la capilla que decoró con un mural espectacular. El acto ocurrió el viernes, y la Casa del Rey le propuso un almuerzo. Barceló había convocado un ágape con sus amigos, y así se lo hizo saber a los intermediarios.

Entre los comensales que compartieron cubiertos con Barceló se hallaba en aquella ocasión el poeta polaco Adam Zagajewski, que ganará el Nobel un año de éstos por lo que excusaremos las introducciones. El artista declinó pero no desairó, según lo muestra la estrecha relación que ha mantenido con los miembros de la Familia Real que han visitado su estudio o santuario, situado en las montañas de Artá al otro extremo de la isla. Durante la inauguración de la capilla departió dilatadamente con la Reina, asombrada por la hercúlea labor desarrollada en un mural de cerámica. En compañía de sus amigos, a quienes quiso mostrar personalmente la obra, el artista de Felanitx encabezaba la marcha hacia su capilla al grito de “ahora diré la misa yo”.

Imaginar a Barceló trabajando para la Iglesia equivale a pensar en Carmen Martínez-Bordiu bailando en público. Abundaron los desencuentros, hasta el punto de que el obispo Teodoro Ubeda, principal auspiciador del proyecto, tuvo que hacerse enterrar a los pies del altar de la capilla para asegurar con su voluntad póstuma que el proyecto llegara a buen puerto. El choque frontal aconteció con la imagen del Cristo, un derrame blanco en el que se advierte el contorno de una silueta humana, que el autor identifica con su propia figura. Al igual que Miguel Angel, tropezó con sus genitales. Con la debida amplificación, se le indicó al artista que su representación de la figura humana era in-to-le-ra-ble en esa parte de la anatomía. A continuación, se le conminó a cambiarla.

Así fue como Barceló entró en contacto con las maravillas del 'photoshop', que tanto ha hecho por la estética de las celebridades en las que su juventud y su cuerpo tienen direcciones diferentes. En la pantalla, se efectuó una reducción de la zona aparatosa con el pincel electrónico. Esa versión fue remitida al cabildo catedralicio, que la consideró suficientemente recatada. Por supuesto, la versión original sobre la cerámica permaneció intacta. De este modo, todos los sectores involucrados vieron respetados sus códigos deontológicos.

La relación de Barceló con el Rey, que de eso hablábamos, ha conocido más de un vaivén. Un antiguo consejero de Turismo le prometió al jefe del Estado el obsequio de un óleo barceloniano en los lejanos años ochenta. Como el presente se retrasara, la Casa del Rey remitió un escrito al Govern autónomo, agradeciendo el regalo que no se había producido. Al recordar su olvido, el ejecutivo regional se apresuró a enviar el cuadro. Poco después, el lienzo era obsequiado a su vez por Su Majestad al Guggenheim bilbaíno. Debe haberse arrepentido de su largueza, porque hoy tiene al artista mallorquín en un pedestal.

Si a Catherine Deneuve le preguntan cuál es su artista favorito, responde de inmediato con el nombre de Miquel Barceló. Si le piden a Dominique de Villepin que explique su idea de Europa, remite a sus interrogadores a la forma en que el pintor mallorquín trabaja la materia. Con patrocinios de tal entidad, a nadie le extrañará que el creador seleccione según su arbitrio las numerosas invitaciones que recibe. Así ocurrió en la penúltima visita de los Reyes a Mallorca, con motivo de la inauguración de la capilla que decoró con un mural espectacular. El acto ocurrió el viernes, y la Casa del Rey le propuso un almuerzo. Barceló había convocado un ágape con sus amigos, y así se lo hizo saber a los intermediarios.