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Mallorca, pionera en el intercambio industrial de parejas
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Matías Vallés

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Mallorca, pionera en el intercambio industrial de parejas

Mientras en otras geografías era invierno cerrado, Mallorca ha ensayado durante el último año una modalidad de turismo que posee tantos atractivos como contraindicaciones: el intercambio

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Mallorca, pionera en el intercambio industrial de parejas

Mientras en otras geografías era invierno cerrado, Mallorca ha ensayado durante el último año una modalidad de turismo que posee tantos atractivos como contraindicaciones: el intercambio industrial de parejas. A saber, un hotel de lujo de la isla fue cerrado durante cinco días para los clientes habituales. Durante esas fechas, sus 150 habitaciones fueron ocupadas por otras tantas parejas de 'swingers' o practicantes del intercambio sexual. Con esta cantidad de participantes, y en un establecimiento situado en plena zona turística, se trata de una experiencia pionera. La convocatoria se llevó a cabo por internet y sólo puede hablarse de éxito, dado que se agotaran las plazas.

Por supuesto, la actividad crucial en una reunión de tres centenares de 'swingers' es el sexo, y lo hubo en todas sus variedades en el hotel mallorquín. La exigente actividad física no tenía lugar únicamente en las habitaciones, entre los adultos que consintieran a sus ricas variaciones. También se acondicionaron zonas comunes, con las colchonetas y los cojines que facilitan un intercambio en condiciones. El ambiente intentaba replicar la ingenuidad de la colonia de vacaciones, con las "parejas sexy" –una denominación inofensiva para el jaleo que vendría a continuación– identificadas por las pulseras que se utilizan en los complejos hoteleros "todo incluido".

Para el hotel y su marca, la experiencia supuso un negocio notable. Las parejas pagaban 600 euros por persona y noche. Entre los empleados se registró una división de opiniones. Había quienes consideraban que el monocultivo sexual es indigno de un hotel mallorquín de prosapia, y otros que se mostraban agradecidos por las propinas, además de destacar que la empresa les dio libertad para trabajar durante los días en cuestión, a la vista de las actividades que iban a desarrollarse. El apretado programa –que no tenía nada que envidiar a las reuniones de empresa o diplomáticas– se ampliaba con la entrada en funcionamiento de las salas sadomaso o fetichistas, donde se podían practicar con acomodo estas disciplinas. No faltaron las 'playrooms' o salas de juegos, para la actividad grupal.

Aparte del negocio, la cumbre del 'swinging' supuso una promoción internacional de Mallorca. Los tres centenares de participantes se desplazaron a Palma desde los países más diversos. Sólo una pareja residía en la isla. La mayor parte de los 'swingers' eran holandeses, con una presencia considerable de ingleses y norteamericanos. No faltaban las parejas a intercambiar desde Chile o Jordania. Para romper el hielo, a su llegada se organizó una "erótica barbacoa topless". Otra de las atracciones fue 'La noche de la jungla'. Dado que el establecimiento hotelero estaba rodeado de bloques de apartamentos, los inquilinos de estos pisos disfrutaron de unas amenas veladas, mientras los participantes correteaban por los jardines.

La obligada fiesta de disfraces fue colocada bajo el epígrafe 'Eyes wide shut', en un sentido homenaje a la escena orgiástica de la película de Kubrick. Para la despedida en la piscina, la convocatoria llevaba por título 'Tini bikini'. Se proponía que "saltemos todos juntos a la piscina" y se apuntaba que la organización "no será responsable de las prendas desaparecidas una vez terminada la noche". La iniciativa originó una controversia notable en la empresa hotelera, por lo que su repetición deberá elegir otras marcas. Desde la perspectiva del aprovechamiento del espacio, una de las ventajas innegables del 'swinging' es que permite amontonar a cuatro o más personas en habitaciones inicialmente previstas para dos, con los consiguientes beneficios.

Mientras en otras geografías era invierno cerrado, Mallorca ha ensayado durante el último año una modalidad de turismo que posee tantos atractivos como contraindicaciones: el intercambio industrial de parejas. A saber, un hotel de lujo de la isla fue cerrado durante cinco días para los clientes habituales. Durante esas fechas, sus 150 habitaciones fueron ocupadas por otras tantas parejas de 'swingers' o practicantes del intercambio sexual. Con esta cantidad de participantes, y en un establecimiento situado en plena zona turística, se trata de una experiencia pionera. La convocatoria se llevó a cabo por internet y sólo puede hablarse de éxito, dado que se agotaran las plazas.