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Pedro J. Ramírez, anfitrión en Mallorca del director del 'Wall Street Journal' y 'tercer hijo' de Murdoch
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Pedro J. Ramírez, anfitrión en Mallorca del director del 'Wall Street Journal' y 'tercer hijo' de Murdoch

La sintonía entre Rupert Murdoch y Robert J. Thomson llega al extremo de que nacieron el mismo día –11 de marzo– en el mismo país, Australia.

Foto: Pedro J. Ramírez, anfitrión en Mallorca del director del 'Wall Street Journal' y 'tercer hijo' de Murdoch
Pedro J. Ramírez, anfitrión en Mallorca del director del 'Wall Street Journal' y 'tercer hijo' de Murdoch

La sintonía entre Rupert Murdoch y Robert J. Thomson llega al extremo de que nacieron el mismo día –11 de marzo– en el mismo país, Australia. Lo hicieron con treinta años de diferencia, y el primero acabó convirtiéndose no sólo en el patrono del segundo, sino en algo muy parecido a un padre adoptivo. La culminación de esa relación llegó cuando el magnate de medios de comunicación adquirió el Wall Street Journal, en una operación que estremeció al periodismo serio de todo el mundo, y puso a su 'tercer hijo' varón al mando del portaaviones de la prensa económica conservadora de Estados Unidos. Todo lo cual no pasaría de una mera reflexión 'erudipáusica', que diría Cela, si no fuera porque Thomson se ha convertido en huésped de Pedro J. Ramírez en Mallorca, durante este mes de agosto.

Alto, delgado y con una cierta tendencia a doblarse por el espinazo, Thomson responde al patrón del periodista inglés, aunque fue el primer extranjero que dirigió The Times, siempre en la escudería Murdoch. Su papel consistió en transformar el periódico más serio del mundo en un tabloide, y de ahí el miedo a que trivialice el Wall Street Journal. El todopoderoso lugarteniente de Murdoch llegó a Mallorca en compañía de su esposa y sus hijos de corta edad. Nos faltaba por relatar la enésima coincidencia entre empresario y empleado privilegiado.

El dueño de la Fox se casó con la china Wendi Deng, una 'trophy wife' a la que aventajaba en las décadas reglamentarias y que tiene mucho que ver en la expansión asiática del gigante mediático. Pues bien, Thomson se casó también con la hija de un general chino, llamada Wang Ping. La conexión entre las esposas, que se comunican en mandarín, refuerza los vínculos entre sus maridos.

El chalé con piscina de Pedro J. Ramírez sigue custodiado por la Guardia Civil, aunque ha amainado notablemente la polémica sobre el uso público de su pileta y a ningún miembro de las fuerzas del orden se le ha ocurrido sembrar erizos de mar para dificultar el acceso, como en un veraneo anterior. La familia Thomson no se habrá visto incomodada por los independentistas que reclamaban la porción de litoral afectada.

En una de las innumerables comidas veraniegas que convierten a Mallorca en un foco vacacional de contactos y negocios, coincidieron Pedro J., el director del Wall Street Journal, Ángel Acebes –consagrado a la actividad privada, aunque sin tarifa Zaplana–, Alfredo Sáenz –vicepresidente y consejero delegado del Santander– y Simón Pedro Barceló –copresidente del grupo turístico que lleva su apellido–. El ágape tuvo lugar precisamente en la joya del imperio hotelero del último de los citados, el hotel Formentor.

Thomson tiene fama de ser tan ambicioso como su jefe, aunque camufla sus aspiraciones bajo un porte flemático. Antes de llegar a la cima del 'Journal', estuvo a punto de lograr la dirección del Financial Times, cuya sección de ocio renovó integralmente. Y todo ello, con 47 años. Los paralelismos con Pedro J. quedan a la discreción del lector, porque estamos a punto de abordar una disgresión sobre el ascenso en el escalafón inmobiliario que se produce en el seno de Mallorca, conforme sus protagonistas veraniegos mejoran en su condición. Así, Alfredo Sáenz empezó como cliente de un hotel del Port de Pollença, el Illa d'Or. De ahí ha evolucionado a propietario de una mansión en el paraje privilegiado de Formentor, porque en ese entorno la palabra 'casa' carece de sentido.

Para acabar con el dúo Murdoch/Thomson, el Sunday Times de esa marca se deshizo recientemente en elogios a Zapatero, pese a la asesoría de Aznar. El dominical celebraba con entusiasmo el Gobierno feminista del presidente español –en Londres desconocen a Bibiana–. En opinión de esa publicación, y a diferencia de Sarkozy, Brown o Berlusconi, "Zapatero no sólo se llama un feminista, sino que se comporta como uno". También elogiaba su actitud contra la violencia de género, porque "ha hecho más que cualquier otro líder europeo para frenar la vergüenza de los malos tratos".

Habrá que tomar medidas. Murdoch enriquece su currículum con alguna visita a Mallorca en yate, desde donde efectúa la mayor parte de sus negocios. En cambio, el desaparecido y olvidado Robert Maxwell era un habitual del Club de Mar palmesano, donde atracaba el 'Lady Ghislaine' en el que murió en extrañas circunstancias. La singladura letal partió precisamente de Mallorca.

La sintonía entre Rupert Murdoch y Robert J. Thomson llega al extremo de que nacieron el mismo día –11 de marzo– en el mismo país, Australia. Lo hicieron con treinta años de diferencia, y el primero acabó convirtiéndose no sólo en el patrono del segundo, sino en algo muy parecido a un padre adoptivo. La culminación de esa relación llegó cuando el magnate de medios de comunicación adquirió el Wall Street Journal, en una operación que estremeció al periodismo serio de todo el mundo, y puso a su 'tercer hijo' varón al mando del portaaviones de la prensa económica conservadora de Estados Unidos. Todo lo cual no pasaría de una mera reflexión 'erudipáusica', que diría Cela, si no fuera porque Thomson se ha convertido en huésped de Pedro J. Ramírez en Mallorca, durante este mes de agosto.

Pedro J. Ramírez Wall Street Journal