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La huella de Madoff sigue viva en Mallorca
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Matías Vallés

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La huella de Madoff sigue viva en Mallorca

Si usted no conoce al multimillonario de origen libanés Michael de Picciotto, tampoco estará familiarizado con la Union Bancaire Privée de Ginebra. En tal caso, a

Si usted no conoce al multimillonario de origen libanés Michael de Picciotto, tampoco estará familiarizado con la Union Bancaire Privée de Ginebra. En tal caso, a buen seguro que usted también carece de unos millones de euros para invertir, lo cual no le convierte en el lector óptimo de una sección consagrada al "glamour". Si le sirve de consuelo, nadie en Mallorca conoce a este fondista de inversiones, pese a ser el propietario de casi un 1% de la superficie de la isla, terreno concretado en un valle próximo a Palma donde cuenta entre sus vecinas con Annie Lennox.

¿De cuánto dinero estamos hablando? Maneja unos 70.000 millones de euros y ni siquiera le dañó en exceso su vinculación con Bernard Madoff, inquilino a perpetuidad del sistema penitenciario estadounidense. Y aquí se establece la conexión con otro residente mallorquín, Andrés Piedrahita. Este colombiano se afincó en la misma zona de la isla y representaba en Europa al grupo económico Fairfield, desde donde canalizó una parte considerable del dinero que acabó en manos del estafador neoyorquino. Nos apresuramos a recordar que Picciotto y Piedrahita se consideran víctimas del creador de la pirámide financiera. La prensa internacional no ha sido tan condescendiente.

Picciotto y Piedrahita conquistaron el verano mallorquín con sus mansiones, sus yates y sus fiestas. En Can Simonet, finca del colombiano, los cuadros de Botero formaban parte del paisaje. Pablo de Grecia -por poner un modesto ejemplo– reinaba en el bar de estilo marroquí. Cortina era un apellido común en la lista de invitados, por no hablar de fotos junto a los Príncipes de Asturias. En fin, uno de los hijos de Aznar participaba en las celebraciones. Lo siento, pero ningún hijo de presidentes de gobiernos socialistas se contaba entre los invitados. El estallido del escándalo Madoff dinamitó los oropeles, pero no impidió que el arrollador Piedrahita siguiera frecuentando Mallorca, aunque había cambiado el tono de las miradas que le dedicaban los asistentes. ¿Cuántas de las personas citadas en este párrafo invirtieron su dinero en el esquema fraudulento? La mayoría lo oculta, para evitar la humillación de confesar la pérdida y, sobre todo, de haber sido engañados en el terreno que, en teoría, dominan.

La UBP ginebrina de Picciotto sigue boyante, en especial con el franco suizo destacado en la vanguardia de las divisas mundiales. De ahí la felicidad que luce en Mallorca este verano el financiero, con Madoff reducido a la condición de espectro distante. Junto a su deslumbrante esposa Sophie, fueron las estrellas de la fiesta estival organizada por Manolo March, nieto del patriarca Juan March por la rama bohemia. Aunque convocaba el heredero mallorquín, los invitados no fueron agasajados en su predio de Son Galcerán, sacado a la venta. La cita fue en una propiedad de Juan Carvajal, miembro de la ilustre dinastía aristocrática, y frente al peñasco agujereado de Na Foradada que no sólo identifican todos los visitantes de Mallorca, sino quienes han recibido una postal desde la isla. Una fiesta compartida hubiera sido una "rara avis" en tiempos menos críticos: las exhibiciones mundanas pasan desapercibidas en tiempos de austeridad.

Mallorca perdona fácilmente, porque la afiliación con Madoff era un señuelo infalible antes de que se destapara el fraude. Durante el mes de agosto, las grandes fortunas se aproximaban a los intermediarios del estafador, y, si eran rechazados, se sumergían en una profunda melancolía. La captación de capitales en las grandes fiestas demuestra el aburrimiento inherente a los saraos, que obliga a convertirlos en ramificaciones del casino bursátil. Y este mundo peligra porque demasiados contribuyentes no conocen a los Picciotto que lo están construyendo.

Si usted no conoce al multimillonario de origen libanés Michael de Picciotto, tampoco estará familiarizado con la Union Bancaire Privée de Ginebra. En tal caso, a buen seguro que usted también carece de unos millones de euros para invertir, lo cual no le convierte en el lector óptimo de una sección consagrada al "glamour". Si le sirve de consuelo, nadie en Mallorca conoce a este fondista de inversiones, pese a ser el propietario de casi un 1% de la superficie de la isla, terreno concretado en un valle próximo a Palma donde cuenta entre sus vecinas con Annie Lennox.