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Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes comparten el veraneo mallorquín
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Matías Vallés

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Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes comparten el veraneo mallorquín

Mallorca no es un nombre, es un verbo, como dijo John Kennedy de Nueva York. Entre quienes han 'mallorquineado' este verano se cuentan Mario Vargas Llosa

Mallorca no es un nombre, es un verbo, como dijo John Kennedy de Nueva York. Entre quienes han 'mallorquineado' este verano se cuentan Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, dos premios Cervantes que compaginan la solitaria tarea literaria con la dimensión de intelectuales públicos. La isla ya había dado suerte al escritor peruano ahora repetidor, porque el año pasado disfrutó de varias semanas en el hotel Formentor, donde antaño puso a punto su Pantaleón y las visitadoras, poco antes de recibir la noticia del Nobel. El novelista mexicano se desplaza desde hace dos décadas al mismo establecimiento hotelero, en busca de un remanso de paz en su vida a caballo entre Londres y Nueva York. 

Para redondear este juego de las similitudes, Vargas Llosa ha  aprovechado su periplo mallorquín para leer a Borges, en tanto que Fuentes ganaba la recuperación del 'Premio Formentor' que hace medio siglo lanzó mundialmente al visionario ciego de El Aleph.

Vamos con la política, que la crónica nos está quedando demasiado novelada. Si les digo que en Mallorca se ha sustanciado el futuro político de Obama, creerán que vuelvo a exagerar. Vamos con los datos. El octogenario Rupert Murdoch también ha 'mallorquineado' este verano por vía marítima y, en su reuniones con políticos, periodistas y empresarios, ha manifestado que hay un 80% de posibilidades de que Obama sea un presidente de un solo mandato. O sea, que perderá su reelección ante un candidato republicano. En labios de un catedrático de Harvard, hablaríamos de una hipótesis más o menos fundada. Cuando se pronuncia el dueño de la Fox y del 'Wall Street Journal', la Casa Blanca puede empezar a temblar. El magnate australobritániconorteamericano apunta a un candidato concreto -Murdoch no hubiera apoyado jamás al débil Rajoy-, que sólo desvelaremos si finalmente sale nominado.

Este poderoso inciso viene a cuento de que Murdoch se enfrentará también al juicio razonado que Fuentes ha emitido en Palma. Según el escritor, "Obama no tiene más remedio que ganar la reelección a pesar de los pesares, porque los republicanos han sido sellados por el Tea Party. La hipoteca se expresa en aspirantes espantosos como Rick Perry. Ojalá el gobernador de Texas sea candidato, porque Obama lo derrotará con facilidad en un debate".

Frente al discurso elaborado que justificaría la continuidad del inquilino de la Casa Blanca, el escritor mexicano se declara simpatizante del PSOE pero no encuentra argumentos de la misma enjundia para pronosticar una victoria de Rubalcaba. Se limita a un escueto "vamos a ver". Si conviene escucharlo es porque también fue en Mallorca donde auguró la victoria de un desconocido Bill Clinton sobre el entonces presidente George Bush padre.

Vargas Llosa ha visitado Mallorca en barco. En la expedición figuraba la croata Mara Ucovich, viuda del arquitecto peruano Alfredo Montagne, que construyó la vivienda madrileña del escritor y su esposa Patricia. Los navegantes de estirpe marbellí se desplazaron a la Cartuja de Valldemossa, donde Chopin y George Sand disfrutaron -es un decir- de su invierno en Mallorca. Se ha desatado una pugna judicial para averiguar cuál es la auténtica celda que albergó al compositor. Siento comunicar a los miles de lectores que han visitado este recinto que fueron conducidos a los aposentos equivocados, según una sentencia. El escritor peruano visitó la residencia del conde de Fontanar, una selección que provocó los celos de otros propietarios postergados. Corrió el champagne, un aperitivo antes de la comida en la Deià de Robert Graves y de Julio Cortázar. La alta cultura también 'mallorquinea'.

Mallorca no es un nombre, es un verbo, como dijo John Kennedy de Nueva York. Entre quienes han 'mallorquineado' este verano se cuentan Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, dos premios Cervantes que compaginan la solitaria tarea literaria con la dimensión de intelectuales públicos. La isla ya había dado suerte al escritor peruano ahora repetidor, porque el año pasado disfrutó de varias semanas en el hotel Formentor, donde antaño puso a punto su Pantaleón y las visitadoras, poco antes de recibir la noticia del Nobel. El novelista mexicano se desplaza desde hace dos décadas al mismo establecimiento hotelero, en busca de un remanso de paz en su vida a caballo entre Londres y Nueva York. 

Verano Mario Vargas Llosa