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Matas y Munar, el veraneo de los corruptos
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Matías Vallés

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Matas y Munar, el veraneo de los corruptos

La Colònia de Sant Jordi pertenece a la franja de costa mallorquina asociada al veraneo tradicional de los nativos. Nos referimos a indígenas a veces tan

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La Colònia de Sant Jordi pertenece a la franja de costa mallorquina asociada al veraneo tradicional de los nativos. Nos referimos a indígenas a veces tan reputados como Rosario Nadal y su ex esposo Kyryl de Bulgaria. O a seminativos como Juan Carlos de Borbón, que fondeaba el Fortuna en las proximidades para agasajar a Lady Di. En fin, mejor no desviemos el foco. En el rincón más apartado de la playa citada se baña Jaume Matas, expresidente de Baleares y exministro de Aznar. No todos los condenados a seis años de cárcel por una Audiencia Provincial disfrutan de un veraneo tan relajado, aunque la confianza radical del político en su absolución por parte de la sala Garzón del Tribunal Supremo puede disculpar su placentero bregar con las olas.

Tras bracear con insistencia por aguas mediterráneas, el ex ministro y defraudador fiscal confeso de 300.000 euros se aletarga sobre la toalla en compañía de su esposa. Una vez finalizada la jornada playera, se refugia en los apartamentos que forman parte de su impresionante escudería inmobiliaria, tan difícil de justificar con las cantidades que declaraba a Hacienda. Los toldos hunden la terraza en una penumbra conventual, porque el ex ministro ha vivido más de un incidente a cargo de contribuyentes que le reprochaban de viva voz su gestión del único Gobierno autonómico de la historia en que todas las consejerías han protagonizado escándalos de corrupción. Y a quienes ya se están solazando con la estampa de una Mallorca corrupta por excelencia, quiero corregirles que, muy al contrario, es la región que más ha combatido la mala praxis de sus políticos, gracias a la actuación de policías, jueces y fiscales. Ahora mismo, tres altos cargos del PP cumplen pena en la cárcel, además de uno de Unión Mallorquina. Por su parte, Matas y la singular Maria Antònia Munar están virtualmente empatados a seis años de condena por la Audiencia de Palma. No todos los condenados a seis años de cárcel por una Audiencia Provincial disfrutan de un veraneo tan relajado, aunque la confianza radical del político en su absolución por parte de la sala Garzón del Tribunal Supremo puede disculpar su placentero bregar con las olas

El pueblo mallorquín es pacífico hasta la exasperación, pero algunos vecinos de Matas en la Colònia deseaban amenizarle el veraneo mediante un comité de bienvenida a base de instrumentos musicales típicos y de productos de la cerámica local. Se ha impuesto la cordura de mirar a otra parte, pero el alejamiento de la política y los problemas penales no han rebajado la perspicacia política del ex ministro. En una visita a la panadería para comprar la tradicional ensaimada, el expresidente se deshizo en comentarios sobre la difícil situación que atraviesa España. "Va fatal, esto es un desastre". En efecto, aquí nadie asume responsabilidades.

Los fanáticos de la equidistancia están calculando ahora mismo cuántas líneas vamos a dedicarle a Maria Antònia Munar, también condenada por corrupción en la sentencia que acredita su condición de dueña en la sombra de una productora televisiva a la que regó de subvenciones desde su cargo público. Con todos los respetos a la suspicacia de los lectores, así como a la carrera política y a los delitos que pueda haber cometido la propietaria de Unión Mallorquina, ¿cuántos presidentes de diputación sería usted capaz de nombrar? En efecto, Munar presidió el equivalente insular o Consell de los organismos provinciales. Al igual que sucede con Matas, tampoco ella entenderá jamás que se vulnerara la impunidad a la que creía tener derecho por la condición cuasi divina que le adjudicaban sus vasallos. De ahí que, en unas declaraciones a medios seleccionados que tuvo que corregir de inmediato, afirmara sin rebozo que nadie debería ir a la cárcel por asuntos económicos.

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La Colònia de Sant Jordi pertenece a la franja de costa mallorquina asociada al veraneo tradicional de los nativos. Nos referimos a indígenas a veces tan reputados como Rosario Nadal y su ex esposo Kyryl de Bulgaria. O a seminativos como Juan Carlos de Borbón, que fondeaba el Fortuna en las proximidades para agasajar a Lady Di. En fin, mejor no desviemos el foco. En el rincón más apartado de la playa citada se baña Jaume Matas, expresidente de Baleares y exministro de Aznar. No todos los condenados a seis años de cárcel por una Audiencia Provincial disfrutan de un veraneo tan relajado, aunque la confianza radical del político en su absolución por parte de la sala Garzón del Tribunal Supremo puede disculpar su placentero bregar con las olas.