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‘Operación Pitiusa’, como su propio nombre indica
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Matías Vallés

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‘Operación Pitiusa’, como su propio nombre indica

Una parte de los 'paparazzi' desplazados a Mallorca llevan tiempo rastreando los teléfonos móviles de sus presas, por lo que el escándalo de las escuchas telefónicas

Una parte de los 'paparazzi' desplazados a Mallorca llevan tiempo rastreando los teléfonos móviles de sus presas, por lo que el escándalo de las escuchas telefónicas de Rupert Murdoch fue recibido en los corrillos veraniegos sin un excesivo tremendismo. En alguna ocasión, los espías de la prensa del corazón controlaban los mismos números que el Centro Nacional de Inteligencia. El solapamiento permitió confirmar el estatus de las amantes transalpinas de importantes figuras del Estado.

Cuesta defender el honor de quien lo vende, y seguir las conversaciones de las luminarias de la 'jet' es uno de los trabajos más duros que se me ocurren. Una vez más, procede rendirse a la profesionalidad de Isabel Preysler, que viajaba con su retén de periodistas a cuestas, a quienes informaba puntualmente en la isla de los compromisos que debía atender. Llegaba majestuosa, con su escolta fotográfica y saludaba con el formulismo "Hola, soy Isabel". Como si pudiera ser otra cosa.

Las escuchas telefónicas a famosos deberían ser castigadas con un agravante por la irrelevancia de la persona espiada. Esta fue mi primera reacción cuando el ministro y peritus peritorum Jorge Fernández Díaz anunció el desmantelamiento de la mayor red de traficantes de datos protegidos de la historia. En un festival de negritas, la nómina de vigilados se extendía al esposo de María Dolores de Cospedal, a Telma Ortiz -quienquiera que sea- o a Cristina de Borbón. Hasta 80 agencias de detectives se vieron salpicadas por la adquisición de datos, amén de centenares de imputados y de una denominación que, por fuerza, debía apelar al aldeano que todos llevamos dentro, 'Operación Pitiusa'.

Era una forma velada de aludir a la génesis ibicenca del descubrimiento de la red, un origen cuyo origen se mantiene entre visillos porque tal vez ofrece aristas deontológicas difíciles de limar.

Baleares ha sido tradicionalmente el núcleo de operaciones de espionaje, según corresponde a una isla en la que veraneó largamente Adnan Kashoggi, o desde la que el misterioso Tomás Harris efectuaba supuestamente los pagos a Kim Philby, el líder de los espías británicos que vendieron su país a la Unión Soviética

'Operación Pitiusa' surge de la trampa tendida en Ibiza a uno de los protagonistas más conocidos de la trama, Sergio Córcoles. Este policía local del municipio barcelonés de Santa Maria de Palautordera había ejercido como detective privado y, presuntamente, seguía operando a gran escala desde su cargo oficial. Es propietario de un apartamento en un complejo de cala Portinatx, en la costa ibicenca. Preocupados por la competencia que creían que suponía para sus intereses, profesionales de la investigación privada le plantaron un falso cliente con cámara oculta. La conversación que mantuvo en Ibiza con el agente sería el detonante del escándalo.

¿Cómo llegó el vídeo comprometedor a la Policía? Los vínculos familiares son los más difíciles de traicionar y, para redondear la femineidad de la 'Operación Pitiusa', fueron  dos mujeres las que trasladaron la pieza electrónica que abriría la gigantesca investigación. La conexión de la sangre, reforzada por el vínculo policial. De ahí que la Policía mostrara una notable discreción al solicitar del juez las intervenciones telefónicas. Se menciona una denuncia solvente, pero se disimula inteligentemente su autoría.

Baleares ha sido tradicionalmente el núcleo de operaciones de espionaje, según corresponde a una isla en la que veraneó largamente Adnan Kashoggi, o desde la que el misterioso Tomás Harris efectuaba supuestamente los pagos a Kim Philby, el líder de los espías británicos que vendieron su país a la Unión Soviética. En el marco de 'Operación Pitiusa', ha tenido que dar explicaciones un agente del CNI con mando en territorios mallorquines. Su alias oficial se inscribe en la mitología, con la inicial H.

La conexión de 'Operación Pitiusa' con la isla en cuestión no se completaría de no mediar una ramificación política. En efecto, una de las agencias implicadas espió al presidente de uno de los consells insulares, equivalentes a las diputaciones. En concreto, se trazó un perfil detallado de su esposa. El trabajo fue encargado por un empresario que se consideraba postergado en las adjudicaciones públicas. El informe detalla cuentas suizas y adjunta la vida laboral y el documento de la Seguridad Social, que constituía una de las esencias del tráfico de la trama.

Una parte de los 'paparazzi' desplazados a Mallorca llevan tiempo rastreando los teléfonos móviles de sus presas, por lo que el escándalo de las escuchas telefónicas de Rupert Murdoch fue recibido en los corrillos veraniegos sin un excesivo tremendismo. En alguna ocasión, los espías de la prensa del corazón controlaban los mismos números que el Centro Nacional de Inteligencia. El solapamiento permitió confirmar el estatus de las amantes transalpinas de importantes figuras del Estado.