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Los Nadal, la 'Sagrada Familia' de Mallorca
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Matías Vallés

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Los Nadal, la 'Sagrada Familia' de Mallorca

Un respeto para el último español que consiguió entrar en el top cien de las personas más influyentes del planeta según la revista ‘Time’ en 2009.

Foto: Rafa Nadal, con su cuarto Madrid Open (EFE)
Rafa Nadal, con su cuarto Madrid Open (EFE)

Un respeto para el último español que consiguió colarse en la prestigiosa lista de las cien personas más influyentes del planeta según la revista TIME en 2009, aunque el semanario estadounidense le ha adjuntado en ocasiones el epígrafe condescendiente de “la excitable estrella española”.Después de Rafael Nadal, el estrepitoso vacío de la Marca España en individuales. Lo siento, Messi no cuenta como representante ibérico. El núcleo de esta aportación esencial a la carrera del tenista pretende explicar por qué el ganador de todos los Roland Garros menos uno es más celebrado en el mundo entero que en Mallorca.

El tenista más laureado de España es el miembro de un clan que deja pequeños a los Sánchez Vicario. Si los Kennedy son la familia real de Estados Unidos aunque cuenten con un único monarca en su árbol genealógico, los Nadal son la Sagrada Familia de Mallorca. Pensaba ceñir el título sacro a Manacor, pero la grandilocuencia nunca amilanó a un periodista. La presencia del clan es tan asfixiante que la única derrota de Nadal en París ante Soderling se produjo coincidiendo con la separación temporal de sus padres, Sebastián Nadal y Ana María Parera. Se disfrazó de lesiones físicas una crisis emocional que el tenista acabaría por confesar como detonante de sus zigzagueos temporales.

Nadie es tenista en su tierra. El escepticismo que nuclea el patrimonio genético de los mallorquines ha permitido que Nadal sólo pueda pasear tranquilamente por la isla, por lo menos antes de los selfies. Si queremos refugiar la frialdad de los nativos hacia su paisano en la idolatría comparada, recuerden que Cataluña tampoco vibra con Gasol con la fuerza de otras geografías. En amboscasos, se les reprocharía su exceso de abanderamiento, en especial en sectores nacionalistas que lamentan su escoramiento hacia el PP.

A propósito, tampoco España rinde a Almodóvar el tratamiento de mito planetario, que lo convierte en el español vivo más famoso en todo el mundo y en uno de los 50 más famosos de toda la historia, en una clasificación encabezada por Picasso y que firma el proyecto Pantheon del acreditado MIT. El cineasta es demasiado problemático, aunque cabe recordar que Franco es el primer político de esa lista, en el puesto once la última vez que la consulté.Y si quieren escapar a la trampa ideológica, el progresista Miquel Barceló también es uno más en Mallorca, pese a tratarse del único artista español contemporáneo con una cotización digna de tal nombre.

En el fondo, Mallorca no fabricó a Nadal, dotado de unas virtudes en la pista que no siempre coinciden con los valores de sus paisanos. Demasiado esforzado. Antes que descubrir una cosa hay que inventarla, y el inventor de Rafa Nadal se llama Antoni Nadal o ‘tío Toni’. Un carácter menos conservador que su sobrino. El patriarca Rafael Nadal Nadal, abuelo del jugador y padre de su entrenador, recuerda que “Toni lo machacaba y Rafael lloró muchas veces”. No hubo concesiones en la gestación de un genio del deporte mundial. ‘Tío Toni’ habla como entrena. Durante una recepción en la Moncloa, le recitó a Rajoy sin ambages los motivos de la impopularidad de su Gobierno. El presidente le dio la razón, como hace con todo el mundo.

Al hablar del tenista Nadal hay que vencer la tentación de concentrarse en ‘tío Toni’, una personalidad tan fascinante que ya es el protagonista encubierto de una novela superventas,The vacationers, de la escritora neoyorquina Emma Straub. De repente, la Universitat de les Illes Balears, que no figura entre las 500 más importantes del mundo según la reciente clasificación Shangai’2014, propuso al tenista como doctor ‘honoris causa’. La cátedra es muy aburrida, salvo que puedas compatibilizarla marcándote un selfie con el atleta del momento. Lo lógico hubiera sido ofrecer el doctorado al entrenador, pues acredita unas dotes pedagógicas y de gestión que lo capacitarían para la Moncloa, si este cargo no estuviera tan devaluado. El campeonísimo se desmarcó de la polémica renunciando al dudoso honor. Los catedráticos proponentes insisten en que “no hay una sola forma de inteligencia”, aunque curiosamente nunca reconocían que la inteligencia del tenista les superaba con creces, tal vez por la obviedad de esta comparación. Tampoco estaban dispuestos a renunciar a su remuneración para ofrecer su cátedra al deportista, pese a las evidentes ventajas del trueque para la institución académica.

Nadal ha puesto en el mapa del mundo a Manacor, pero no a Mallorca. Al contrario, los comentaristas planetarios resaltan su isla de nacimiento antes que su españolidad, por la fama internacional de la isla. Lo mismo ocurre por cierto con la Familia Real. Y si no, ¿de qué ciudad es Roger Federer? Suizo, sin más. El tenista ha mostrado una adicción patológica hacia la isla de la que no sabe vivir alejado. No se ha llevado sus finanzas al extranjero, si descontamos Euskadi, donde Bildu le abrió una investigación para averiguar si su entramado societario se quiso aprovechar del régimen fiscal vasco. Sin embargo, el domicilio fiscal en Ginebra no le ha restado ni un átomo de popularidad a Carlos Moyá, otro número uno del mundo más próximo a los mallorquines.

Mallorca ya tuvo una Sagrada Familia. Se apellidaba March, y la tercera generación de magnates se esfuerza hoy para demostrar que no son los empleados de un Florentino Pérez envuelto en una embarazosa situación a cuenta de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción sobre su hospital palmesano de Son Espases. El presidente madridista es un buen amigo del tenista, que aprovechó para interceder por los intereses familiares ante el presidente de ACS. Coincidieron por última vez en el palco el pasado martes. El tenista cantaba el gol madridista frente al Atleti, mientras en Mallorca se tuiteaba este entusiasmo como una traición al Real Mallorca, del que los Nadal fueron accionistas sin demasiado provecho social.

Nadal se contagia de las vicisitudes de su clan, pero su gloria individual lo dispara a la estratosfera. Es un icono mundial, el segundo del clan desde que el también madridista Miguel Ángel Nadal triunfara en el Barça y en la selección española. Es muy probable que Rafael Nadal sea un auténtico mallorquín con diez años y diez kilos más. Ha mejorado su inglés con mayor competencia que la familia Aznar, y algunas de sus recientes respuestas periodísticas apuntan a pretensiones doctrinales. De hecho, la biografía canónica del tenista a cargo de John Carlin desvela la tensión creciente con su fabricante. El monstruo desea liberarse del científico que le infundió la vida, matar al tío que un día le dijo que se buscara otro entrenador. En boca del segundo mejor palmarés de la historia del tenis, “una disputa con Toni hizo estallar las tensiones largamente acumuladas entre nosotros. A veces no mide sus palabras, ya no necesito estas lecciones de humildad”.

¿Es imprescindible un clan para gestar un campeón mundial? Jorge Lorenzo sirve como contraejemplo mallorquíny barcelonista de Nadal. Los vaivenes familiares del motociclista no le impidieron encaramarse a la cima del mundo y acabar volviendo al padre, como hizo el sobrino pródigo Nadal al reengancharse a su tío Toni para cumplir en 2013 el mejor retorno a la actividad entre los deportistas mundiales. Como de costumbre, solo lo añoraremos cuando no lo tengamos en pista.

Un respeto para el último español que consiguió colarse en la prestigiosa lista de las cien personas más influyentes del planeta según la revista TIME en 2009, aunque el semanario estadounidense le ha adjuntado en ocasiones el epígrafe condescendiente de “la excitable estrella española”.Después de Rafael Nadal, el estrepitoso vacío de la Marca España en individuales. Lo siento, Messi no cuenta como representante ibérico. El núcleo de esta aportación esencial a la carrera del tenista pretende explicar por qué el ganador de todos los Roland Garros menos uno es más celebrado en el mundo entero que en Mallorca.

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