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Dos tontos muy tontos, desventuras en Wasinton
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Dos tontos muy tontos, desventuras en Wasinton

“¡Sonsoles, Sonsoles! Prepara las maletas que nos vamos a Wasintón. Lo he conseguido. He doblegado a Nicolás y Bush ha mordido el polvo. ¡Voy a estar

“¡Sonsoles, Sonsoles! Prepara las maletas que nos vamos a Wasintón. Lo he conseguido. He doblegado a Nicolás y Bush ha mordido el polvo. ¡Voy a estar en la cumbre! Es más, ya no hay cumbre sin mí. ¡Haz las maletas, que nos vamos! Y no te olvides de meter la crema protectora que no tengo ni idea del tiempo que hace allí”. El viernes por la tarde en el Palacio de La Moncloa reinaba la satisfacción. Qué digo reinaba… ¡bullía enfervorecida! Sarko había confirmado que España ocuparía una de las dos sillas que Francia tenía asignadas en la cumbre del próximo día 15 en Washington y eso, dadas las circunstancias y el empeño personal que Rodríguez había puesto en el asunto, no podía considerarse sino como un éxito sin precedentes. El teléfono móvil de Rodríguez no paraba de sonar y los sms de felicitación se agolpaban en su buzón. No habrá habido un dirigente socialista en edad -política- de merecer que no le haya felicitado por el éxito de su gestión, pero ayer había uno al que se le podía ver cómo le caía la baba entre las comisuras de sus labios: José Blanco no podía ocultar la rabia contenida que tenía guardada para escupirla de golpe contra el PP. Seguro que le habrá pedido a Rodríguez acompañarle, para ver si, de paso, se puede colar en la foto.

 

La película, si fuera eso, se podría llamar Tontiño y Marmolillo cruzan el charco o Dos tontos muy tontos, desventuras en Wasintón pero por desgracia para este país, los dos son personajes muy reales y si ya era triste ver a Rodríguez cabecear y sestear en las cumbres europeas mientras el resto de líderes charlan amigablemente -problemas del desconocimiento de idiomas y de no tener más de dos ideas seguidas sobre las que departir-, no quiero ni contarles cuando aparezca por la cumbre con esa sonrisita típica de no haber roto nunca un plato y le diga a Bush: “Gelou, jav a nais dei, tudei… Al dei bonsáis, je, je”, y el jefe de Gobierno de la primera potencia del mundo le mire arrepintiéndose de haberle hecho caso al pesado de Sarkozy. Por cierto, ¿qué factura nos va a pasar Francia a cambio de la gestión y de habernos cedido un sitio que era suyo? Item más, ¿qué va a decir ahora Rodríguez después de que haya conseguido un sitio en el G-20 gracias a las gestiones del conservador presidente francés y del gesto amistoso del peligroso delincuente de la Casa Blanca? Y, lo peor para nosotros y para nuestro prestigio como país… ¿qué narices va a decir este tío en Washington, qué va a defender, qué ideas de marmolillo lleva en la cabeza?

Porque si lo que va a hacer, como decía ayer Tontiño en rueda de prensa, es acudir a Washington a una cumbre para hablar del sistema financiero internacional y de cómo salir de la crisis que lo atenaza, para soltarles a los allí reunidos un rollo de esos suyos sobre la paz universal, el amor a los humildes y la Alianza de Civilizaciones, estamos listos: no vuelven a invitarnos ni cuando se inventen el G-500. Y como le acompañe Tontiño y se dedique a explicarles a los líderes mundiales el conceto, entonces nos invitan, sí, pero para hacer de conserjes en la puerta de la sala. Rodríguez se reunió ayer con los principales banqueros del país, los mismos a cuyo rescate ha acudido pese a formar parte del sistema financiero más sólido y saneado del universo. Se reunió con los empresarios liderados por un presidente que le hace la ola cada vez que se le acerca, y los sindicatos que le tienen más miedo que al Ku Kus Klan. Y hoy se reúne con Rajoy que, francamente, no sé ni para qué va. ¿Creen que de todo esto va a sacar algo en claro? Ni en cien años. Ni en mil. Tanta reunión que nunca ha servido para nada, no iba a cambiar ahora la solemne bobez del personaje. Seguirá instalado en su discurso ghandiano y hortera. Pero, eso sí, por fin habrá conocido Wasintón y su suegra le estará eternamente agradecida por comprarle de recuerdo un pin de Obama.

“¡Sonsoles, Sonsoles! Prepara las maletas que nos vamos a Wasintón. Lo he conseguido. He doblegado a Nicolás y Bush ha mordido el polvo. ¡Voy a estar en la cumbre! Es más, ya no hay cumbre sin mí. ¡Haz las maletas, que nos vamos! Y no te olvides de meter la crema protectora que no tengo ni idea del tiempo que hace allí”. El viernes por la tarde en el Palacio de La Moncloa reinaba la satisfacción. Qué digo reinaba… ¡bullía enfervorecida! Sarko había confirmado que España ocuparía una de las dos sillas que Francia tenía asignadas en la cumbre del próximo día 15 en Washington y eso, dadas las circunstancias y el empeño personal que Rodríguez había puesto en el asunto, no podía considerarse sino como un éxito sin precedentes. El teléfono móvil de Rodríguez no paraba de sonar y los sms de felicitación se agolpaban en su buzón. No habrá habido un dirigente socialista en edad -política- de merecer que no le haya felicitado por el éxito de su gestión, pero ayer había uno al que se le podía ver cómo le caía la baba entre las comisuras de sus labios: José Blanco no podía ocultar la rabia contenida que tenía guardada para escupirla de golpe contra el PP. Seguro que le habrá pedido a Rodríguez acompañarle, para ver si, de paso, se puede colar en la foto.

Belinda Washington