Es noticia
El testigo, el amigo y el gerente del partido
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

El testigo, el amigo y el gerente del partido

Unos pocos días antes de Navidad, un destacado dirigente del Partido Popular me llamó para invitarme a tomar un café y comentar algunas cosas de actualidad.

Unos pocos días antes de Navidad, un destacado dirigente del Partido Popular me llamó para invitarme a tomar un café y comentar algunas cosas de actualidad. En la conversación hablamos de todo: de economía, del Gobierno, de Cataluña, de terrorismo… No hubo un tema que no abordáramos y expresáramos cada uno nuestra opinión. Sin embargo, la razón real por la que este dirigente del PP quería hablar conmigo era para transmitirme su preocupación por la situación interna del partido.

Todavía no había surgido el debate sobre la reforma del aborto de Gallardón, y lo que realmente preocupaba a mi interlocutor era “la losa que el PP de Mariano Rajoy tiene que soportar, heredada de una etapa anterior de la que los actuales dirigentes no son responsables y en la que cada vez es más evidente que se cometieron irregularidades de las que todavía nadie ha dado las explicaciones necesarias”. Obviamente apuntaba a la época de Aznar siendo éste presidente del PP. En los días en los que se producía este encuentro los medios de comunicación publicaban algunos de los correos electrónicos cruzados entre el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y el hijo del propio Aznar a cuenta de la compra de unas obras de arte muy por encima de su precio de mercado cuyo autor era amigo de la familia Aznar-Botella.

Hay una organización en la que todavía no se ha afrontado ese proceso de renovación y eso nos está costando un enorme desgaste en términos electorales, según dicen las encuestas: Madrid, que se ha convertido en una especie de aldea gala en la que resiste una explosiva combinación de aznarismo y el ala más conservadora del PP

El problema, según me explicaba mi interlocutor, “es que toda aquella época empieza a estar bajo sospecha. Todos los que están implicados de una u otra manera en distintos casos de corrupción están siendo investigados por otro tipo de supuestos delitos;  o eran amigos del propio Aznar -como es el caso de Miguel Blesa-; o tenían una relación muy estrecha con la familia -como es el caso de Francisco Correa que fue nada menos que testigo de la boda de la hija de Aznar-; o el del propio Bárcenas, que fue gerente del partido por decisión de Aznar, entonces presidente del PP… Y a Aznar no había nadie que le tosiera o le pusiera una pega”.

Es más, este dirigente del PP hacía una reflexión que puede explicar algunas de las cosas que pasen en el futuro: “La mayor parte del partido, es decir, sus organizaciones regionales, han hecho ya una importante renovación interna y a nivel nacional esa renovación –con algún fleco que puede quedar pero que es de importancia menor- se hizo después de ganar el Congreso de Valencia de 2008. Pero hay una organización en la que todavía no se ha afrontado ese proceso de renovación y eso nos está costando un enorme desgaste en términos electorales, según dicen las encuestas: Madrid, que se ha convertido en una especie de aldea gala en la que resiste una explosiva combinación de aznarismo y el ala más conservadora del PP y en la que se han refugiado personajes como Santiago Abascal que se da de baja del PP pero sigue cobrando de la Comunidad de Madrid. Es necesario hacer una limpia en Madrid, porque en el PP de Madrid sigue oliendo demasiado a Gürtel y a Blesa y es difícil encontrar a alguien que no esté relacionado de una u otra manera con todo lo que ha significado una época que ahora está siendo sometida a instrucción judicial”.

Rajoy tiene que hacer esa limpia, necesita desprenderse de la losa que todavía pesa sobre el PP como una herencia envenenada del pasado, tiene que romper con cualquier vestigio del aznarismo y renovar el partido por completo

Una reflexión así lleva a una conclusión inevitable: ni Ana Botella, esposa de José María Aznar, puede ser candidata del PP a la Alcaldía de Madrid, ni Ignacio González -a quien Esperanza Aguirre quiso colocar al frente de la Caja madrileña- puede ser el candidato a la Comunidad. Es más, yendo un poco más lejos, lo lógico sería que el PP convocara un Congreso Extraordinario que provocara una catarsis en la organización madrileña desde la presidencia del partido hasta el último conserje y eligiera unos candidatos/as limpios de polvo y paja respecto de lo dicho anteriormente.

“Rajoy tiene que hacer esa limpia, necesita desprenderse de la losa que todavía pesa sobre el PP como una herencia envenenada del pasado, tiene que romper con cualquier vestigio del aznarismo y renovar el partido por completo, porque lo que no puede ser es que los errores del pasado le estén pasando factura a Rajoy mientras que los verdaderos responsables de aquello se lavan las manos”. Tan lejos como el pasado jueves, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, insistía en su demanda contra Bárcenas por su derecho al honor y al de su partido “mientras otros callan”.

Cospedal, que nada tiene que ver con una historia del PP que tiene su lado oscuro, sin embargo, es la única que, como se dice popularmente, se está comiendo el marrón enfrentándose a la corrupción dentro de sus propias filas. Pero ni Correa fue testigo de la boda de un hijo de Cospedal o de Rajoy, ni Miguel Blesa era el amigo de la infancia de ninguno de ellos, y no era Rajoy el presidente del PP ni Cospedal la secretaria general mientras el gerente Bárcenas acumulaba millones en sus cuentas en Suiza y financiaba irregularmente al partido con donaciones irregulares. Y todavía de esa percha cuelgan demasiados flecos con los que es necesario acabar.

Unos pocos días antes de Navidad, un destacado dirigente del Partido Popular me llamó para invitarme a tomar un café y comentar algunas cosas de actualidad. En la conversación hablamos de todo: de economía, del Gobierno, de Cataluña, de terrorismo… No hubo un tema que no abordáramos y expresáramos cada uno nuestra opinión. Sin embargo, la razón real por la que este dirigente del PP quería hablar conmigo era para transmitirme su preocupación por la situación interna del partido.

Madrid Miguel Blesa Herencia Esperanza Aguirre Mariano Rajoy Caja Madrid José María Aznar