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Rajoy aparca sus tres reformas más polémicas
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Federico Quevedo

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Rajoy aparca sus tres reformas más polémicas

Mariano Rajoy no se la quiere jugar. A ocho meses de las elecciones municipales y autonómicas y a poco más de un año de las generales,

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), saluda al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), saluda al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. (EFE)

Mariano Rajoy no se la quiere jugar. A ocho meses de las elecciones municipales y autonómicas y a poco más de un año de las generales, el presidente del Gobierno no está dispuesto a quemar sus naves a cambio de nada, porque nada –es decir, ningún rédito electoral– espera el PP obtener a cambio de seguir adelante con tres de las reformas anunciadas por el Gobierno y por el propio presidente y que, sin embargo, a día de hoy duermen el sueño de los justos aparcadas en el tintero del olvido.

Dos de esas reformas afectan directamente al controvertido ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón: la tantas veces anunciada reforma de la ley del aborto de Zapatero, y la reforma del Código Penal, que incluía la prisión perpetua revisable. La tercera no le afecta a él, y sí al propio presidente del Gobierno, que se comprometía este mismo verano a sacarla adelante: la de la ley electoral para facilitar que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada. Pero eso era este verano, y ahora sin embargo las cosas han cambiado.

El PP es consciente de que ninguna de esas tres reformas le va a aportar más votos de los que ya tiene y, sin embargo, “son un avispero que nos puede llevar a perder otros muchos votos”, señalan fuentes del Ejecutivo. Eso no significa que no se vaya a seguir hablando y, en el caso de conseguir consenso, seguir adelante con esas reformas, “pero somos conscientes de que ese consenso, hoy por hoy, es casi imposible”. Respecto de las dos primeras, el PP prefiere jugársela con su propio electorado, que ya amenaza con campañas en contra como las manifestaciones de este fin de semana

“El problema es que ese ya no es nuestro principal granero de voto, con ser importante… Y aunque perdamos algo de voto por ese lado, al final podrá más el miedo a la llegada de partidos de izquierda radical como Podemos, que acabarán con muchos derechos que ahora tienen los ciudadanos y que nosotros garantizamos (como la elección de centro educativo), y aunque sea a regañadientes ese electorado volverá a votarnos”, aseguran estas fuentes. Y, sin embargo, las campañas contra el PP por la reforma del aborto o la del Código Penal pueden hacerle mucho más daño y retraer a un electorado que de otra forma se acercaría al PP por ser el partido que “ha sacado a España de la crisis y ha bajado los impuestos”, la única promesa electoral que parece dispuesto a cumplir el Gobierno al final de una legislatura muy difícil.

El propio Gobierno se ha ocupado de enfriar también el debate sobre la reforma electoral. En principio, la propuesta para ser negociada con las demás fuerzas políticas tendría que haberse presentado este mes de septiembre, pero ha sido tal el rechazo generado que el partido y el Gobierno han ido posponiendo el asunto hasta que ha dejado de ser tema de portada de los medios informativos. Hay dos razones fundamentales que explican el cambio de opinión: la primera, que el propio Rajoy no quiere sacar adelante una reforma de tanto calado sin el concurso del principal partido de la oposición. “Es verdad que al principio creímos que sería posible el acuerdo, porque el PSOE lo llevaba en su programa… Incluso pensamos que el rechazo inicial de Pedro Sánchez era más bien una pose pero que, una vez abierta la negociación, se prestaría a alcanzar algún grado de acuerdo”.

Lo cierto, sin embargo, es que el rechazo del socialista es casi frontal y no parece posible que ese acuerdo se materialice. La segunda razón es que el PP, que antes del verano y tras las elecciones europeas tenía cierto temor a la pérdida de algunos de sus bastiones municipales y autonómicos, ahora tiene bastante menos, “porque el grado de fragmentación del voto de la izquierda es tal que nos beneficia”. Y, además, el PP no cree que el PSOE pueda llegar a grandes acuerdos con Podemos: “En algunos sitios es posible, pero no en lugares de gran trascendencia como Madrid… Y, sin embargo, a nosotros nos viene bien que Podemos siga creciendo porque fragmenta el voto de la izquierda y moviliza nuestro electorado”, señalan estas fuentes.

“Nuestro adversario político es el PSOE, no Podemos. Sin embargo, el adversario político del PSOE ya no somos nosotros, es Podemos”, concluyen. Estas fuentes recuerdan, además, que cuando el PSOE todavía tenía mayoría absoluta en tiempos de Felipe González y el PP empezó a arrebatarle alcaldías importantes como la de Madrid, “pudiendo hacerla, no hicieron la reforma electoral, y entonces también la llevaban en su programa”.

Mariano Rajoy no se la quiere jugar. A ocho meses de las elecciones municipales y autonómicas y a poco más de un año de las generales, el presidente del Gobierno no está dispuesto a quemar sus naves a cambio de nada, porque nada –es decir, ningún rédito electoral– espera el PP obtener a cambio de seguir adelante con tres de las reformas anunciadas por el Gobierno y por el propio presidente y que, sin embargo, a día de hoy duermen el sueño de los justos aparcadas en el tintero del olvido.

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